Comer saludable, sostenible y social es posible
Hablamos con empresas que buscan lograr un modelo de alimentación con impacto positivo en la sociedad y el planeta
Los consumidores estamos cada vez más concienciados de la necesidad de mantener una alimentación saludable. Pero, más aún, también nos preocupamos por elegir productos y marcas que se preocupen por el planeta. Y no solo eso, también buscamos que las empresas de alimentación sean solidarias y contribuyan al desarrollo de las economías locales.
Son varias las empresas que ya trabajan para avanzar hacia este modelo de alimentación, y en este reportaje hemos podido hablar con varios de sus responsables, emprendedores que con sus proyectos consiguen un impacto positivo en el sistema de alimentación, en la sociedad y en el planeta.
Es el caso de FILANTRÓPICO, el café con valores. Como destacan desde esta empresa social, "más de 22 millones de españoles toman café a diario", y por eso se han propuesto convertir el consumo de esta bebida en un acto solidario y sostenible. Bajo el lema ‘Juntos dejamos poso’, la compañía ha creado su propia marca de café, que comercializa en bolsas de 60 cápsulas biodegradables compatibles con máquina Nespresso, o de 1 Kg de café molido o en grano. De cada paquete, todos ellos compostables, el 20% de su precio de venta se convierte en una donación directa que va destinada al proyecto social elegido por el consumidor. Además, el café se importa desde sus países de origen en grano verde, y es aquí donde se tuesta y envasa, generando puestos de trabajo e impulsando las economías locales en nuestro territorio.
Su fundador, Javier Sanz, defiende que "las empresas deben generar impacto social y ambiental positivo, además de rentabilidad económica. De otra forma, no estarán sirviendo a la sociedad, sino que simplemente serán herramientas al servicio de unos pocos".
Y es que, desde su punto de vista, "los modelos enfocados a un consumo responsable, aunque tengan menos margen o tengan que incrementar precios, tienen más recorrido a largo plazo, pues podrán establecer relaciones de confianza con sus clientes".
Pablo Alcolea, CEO de Vegan Food Club, se muestra de acuerdo: "En los próximos años, las empresas irán basando cada vez más su éxito en el impacto positivo que tienen con todos los agentes con los que se relacionan".
¿Valoramos realmente que las empresas sean éticas y sostenibles?
Javier Sanz, de FILANTRÓPICO, lo tiene claro: "Los consumidores prefieren los productos que sirven para hacer el bien y que están alineados con sus valores: si están informados, prefieren ayudar a los demás y cuidar del planeta".
Nos plantea esta reflexión: "¿Se disfruta igual una taza de café cuando proviene de cultivos que provocan deforestación que cuando sabes que proviene de plantaciones bajo sombra que respetan la biodiversidad y minimizan la huella de carbono? ¿Se disfruta igual una taza de café cuando sabes que para obtenerlo más barato estás sometiendo a los agricultores a condiciones deplorables que cuando sabes que, con cada taza, estás ayudando a que los caficultores y sus familias puedan prosperar? El consumidor tiene una respuesta clara ante esta dicotomía", asegura.
Octavio Guía, de NATRULY, matiza: "Mi impresión es que si hablamos del público en general, todavía no. Pero si nos centramos en aquellos que se preocupan por una alimentación saludable, diría que sí. Y cada vez más. La conciencia sobre una mejor salud no suele ser individualista. Uno quiere cuidarse y se preocupa por ello y normalmente también lo hace por los suyos, por la sociedad y por el planeta”.
En su caso, NATRULY destaca por desarrollar productos sin aditivos, sin azúcares añadidos, sin gluten y sin edulcorantes artificiales. "Nuestra filosofía es cambiar el mundo cambiando lo que comemos: si prestamos más atención al origen y la producción de los alimentos, necesariamente evolucionaremos hacia un consumo global más responsable, y una alimentación más natural, sostenible y responsable llevará a la sociedad a un estilo de vida más saludable".
Por su parte, Pablo Alcolea, CEO de Vegan Food Club, añade que "con la crisis climática y el Covid-19, el consumidor moderno está más concienciado que nunca sobre el impacto que lo que come tiene sobre el planeta y sobre su cuerpo".
VEGAN FOOD CLUB es una startup que elabora platos de comida vegana (recordemos que en Europa ya hay más de 75 millones de personas veganas y vegetarianas) y los entrega a domicilio en toda la España peninsular en envases reciclables mediante vehículos no contaminantes. Además, toda la energía que utiliza procede de fuentes renovables. En sus primeros seis meses de vida ha servido más de 15.000 platos.
¿Estamos dispuestos a pagar más por un producto alineado con nuestros valores?
Parece claro lo que buscamos al elegir nuestros alimentos y bebidas, pero no podemos olvidar un factor clave: el precio.
Para Antonio Espinosa de los Monteros, CEO y cofundador de AUARA, "depende mucho del mercado y del tipo de producto o servicio. Hay casos en los que introducir la sostenibilidad es un sobrecoste, pero hay otros en los que puede darse lo opuesto, y que ser más sostenible suponga un ahorro de costes o una mejora de la eficiencia y la rentabilidad", y añade que "si el sobrecoste es de un 5-10-20%, dependiendo del caso, y el valor añadido percibido es claro, la probabilidad de éxito es grande. El problema viene cuando el sobrecoste con respecto a otros productos se dispara, es necesario que la aportación de valor sea muy diferencial".
En su caso, no cabe duda de la diferenciación y el valor añadido que aporta el agua mineral embotellada de AUARA: desde su nacimiento en 2016, destina el 100% de sus dividendos a construir pozos, tanques de recogida de agua de lluvia y sistemas de saneamiento para contribuir a mejorar la vida de los 1.200 millones de personas de todo el mundo que, según estima la FAO, no disponen de acceso a agua potable. La compañía ha generado ya 86 millones de litros de agua potable que abastecen a más de 60.600 personas de 17 países en vías de desarrollo.
En este sentido, Octavio Laguía, cofundador y CEO de Natruly, destaca la importancia de que cada vez sean más las empresas y consumidores que apuesten por este modelo: "Es posible y es necesario que las empresas sean sostenibles a nivel medioambiental y social, y también sean rentables económicamente. Pero en estos momentos no es sencillo. Como en cada cambio importante, los pioneros son los que más sufrimos las consecuencias de abrir el camino, pero también tenemos la recompensa y la satisfacción de estar haciendo algo que sabemos es bueno para todos a corto y largo plazo. Va con nuestra filosofía".
"Afortunadamente, cada día son más las empresas que se suman a este reto y esto facilita la aparición y estandarización de nuevas soluciones que favorecen el cuidado del medio ambiente. Cuantas más empresas seamos, más se reducirán los costes de ofrecer estas soluciones sostenibles, más competitivos serán nuestros productos, más consumidores optarán por este tipo de opciones y vuelta empezar. Es un círculo virtuoso que esperamos sea ya imparable".
¿Tenemos información suficiente?
Para tomar decisiones conscientes, resulta crucial contar con información suficiente y veraz. Sin embargo, los entrevistados coinciden en que muchas veces nos enfrentamos a situaciones de desinformación, bien por el exceso de la misma, o bien por estrategias de "greenwashing", que, como nos recuerda Pablo Alcolea, de Vegan Food Club, son aquellos esfuerzos que realizan algunas empresas "por poner mucho foco en una pequeña parte de su impacto positivo, obviando el negativo". En su opinión, "los clientes tienen suficiente información para tomar decisiones conscientes y están cada vez más alerta ante este tipo de estrategias", aunque es cierto que "en el juego de la información, no siempre se tiene toda", advierte.
Javier Sanz, de Filantrópico, se muestra de acuerdo: "La falta de información es el motivo principal de que muchos consumidores no exijan lo suficiente a sus productos. A veces es por desinformación, a veces es por confusión. Muchas empresas utilizan poderosas herramientas de marketing para hacer lavados de cara y dar la impresión de que se preocupan por el planeta cuando solo se preocupan por su cuenta de resultados. El consumidor cada vez está más informado y cada vez es más escéptico con estas prácticas. Quiere saber qué impacto genera su producto y ya no le vale cualquier cosa".
Antonio Espinosa de los Monteros, de AUARA, opina igual: "Hay desinformación por la sobreacumulación de información, alguna veraz, otra cuestionable. Pero cuando tenemos que gestionar y contrastar tanta información y hay tantos estímulos externos, es difícil poner el foco en cada decisión y cada producto, y ahí es cuando el "greenwashing" tiene capacidad de hacer estragos".
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