Cómo mantenerse hidratado en verano

Cuántas veces hemos oído, con la llegada del verano, la recomendación de hidratarse correctamente y consumir la cantidad adecuada de líquido que nuestro organismo necesita. Pero ¿sabemos realmente las necesidades de agua de nuestro cuerpo? ¿Conocemos cuántas raciones de líquidos al día debemos ingerir para una correcta hidratación? ¿Tenemos identificados los alimentos más adecuados para hidratarnos?

“Las necesidades diarias de agua dependen mucho de las circunstancias externas”, indican desde el Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Madrid (CODINMA). No obstante, “en condiciones normales, las necesidades de agua corresponden a unos 35 ml/kg de peso en adultos, es decir, para una persona de unos 70kg, la ingesta diaria sería de 2,5 litro de agua”, añaden. El agua supone en nuestro organismo una media del 60% del peso corporal aunque ese porcentaje puede variar según la edad, el sexo o la cantidad de tejido adiposo (grasa) del individuo.

Este suministro de agua proviene principalmente de la ingesta de líquidos, pero también una pequeña cantidad tiene su origen en el consumo de alimentos sólidos como las frutas y verduras, que tienen gran cantidad de agua. Los Dietistas-Nutricionistas también recomiendan el consumo de hortalizas, que son estupendas para preparar sopas frías, gazpachos y ensaladas.

Además del agua, se puede recurrir a batidos y zumos naturales a base de frutas, vegetales, o leche. No hay que olvidar que las frutas y verduras que tenemos a nuestra disposición en esta época del año, además de agua, contienen gran cantidad de nutrientes.

Los peligros de la deshidratación

Una advertencia importante es la de recordar que, en individuos sanos, el consumo de agua viene determinando por la sensación de sed. Sin embargo, hay que tener especial cuidado con las personas de más edad, los lactantes, los enfermos o aquellas personas que acaban de realizar ejercicio intenso, porque tienen, generalmente, reducida la sensación de sed y puede aparecer la deshidratación con facilidad, es decir, cuando la ingesta de agua es inferior a la eliminación. Esta situación puede provocar taquicardias, desorientación, sequedad de mucosas o flacidez de la piel”.