Uno de cada cuatro pacientes con un tumor neuroendocrino presenta desnutrición relacionada con la enfermedad
Los endocrinólogos inciden en la importancia de que los pacientes se sometan a un cribado nutricional
Con motivo del Día Mundial de los Tumores Neuroendocrinos (TNE), que se celebra cada 10 de noviembre, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) destaca que es esencial concienciar a la sociedad sobre esta patología, ya que normalmente se diagnostica en etapas avanzadas ante la falta de síntomas específicos y la confusión con otras enfermedades más comunes. “Visibilizar esta enfermedad, fomentar la investigación e informar a la sociedad y a los profesionales sanitarios sobre los síntomas y la existencia de los tumores neuroendocrinos puede conllevar diagnósticos más tempranos, lo que mejora las opciones de tratamiento y los resultados en los pacientes”, ha manifestado la Dra. María Isabel del Olmo, miembro del Área de Neuroendocrinología de la SEEN.
Asimismo, en el marco de la Malnutrition Awareness Week, que se celebra del 11 al 15 de noviembre, la sociedad científica incide en la importancia de que los pacientes con un tumor neuroendocrino se sometan a un cribado nutricional para que, en caso de ser positivo, se realice una valoración completa de su estado nutricional.
En este sentido, el Dr. Francisco Botella, coordinador saliente del Área de Nutrición de la SEEN, ha declarado que la desnutrición relacionada con la enfermedad (DRE) ensombrece el pronóstico del paciente con un tumor neuroendocrino porque reduce la respuesta al tratamiento, incrementa los días de estancia en el hospital, el gasto sanitario del proceso asistencial y aumenta también la morbimortalidad.
Los tumores neuroendocrinos son un tipo de neoplasia poco frecuente que se origina en las células neuroendocrinas. Estas células se encuentran distribuidas por todo el organismo, pero con mayor frecuencia suelen desarrollarse en el aparato digestivo, el páncreas y los pulmones. “Además, los TNE presentan un comportamiento heterogéneo en cuanto a localización, la agresividad, la funcionalidad hormonal y el comportamiento, por lo que el abordaje de la enfermedad debe ser personalizado y llevarse a cabo en centros con experiencia”, ha explicado la médico especialista en Endocrinología y Nutrición.
Algunos de los síntomas son dolor abdominal, pérdida de peso, masa palpable, broncoconstricción, ictericia y/o por hiperproducción hormonal (diarrea, rubor facial, hipoglucemia, hiperglucemia, entre otros). “Sin embargo, en algunos casos, son asintomáticos hasta que alcanzan un tamaño considerable y la enfermedad está avanzada, diagnosticándose en estadios metastásicos”, ha especificado la Dra. del Olmo. En fases iniciales, es posible abordarlos con cirugía, sin embargo, en estadios avanzados, el tratamiento se centra en el control de la enfermedad, la sintomatología y mejorar la calidad de vida del paciente.
Además, esta patología se puede presentar de forma esporádica o asociada a síndromes hereditarios. Los TNE esporádicos suelen diagnosticarse con mayor frecuencia entre los 50 y 60 años sin distinción entre sexos, mientras que los que están vinculados con síndromes hereditarios se manifiestan en la infancia o en la juventud.
La detección de la DRE mejora el pronóstico de la enfermedad
En el momento del diagnóstico, uno de cada cuatro pacientes (25 %) presenta DRE, aunque esta cifra puede aumentar en función de la localización y la progresión de la enfermedad, pero especialmente por los efectos secundarios de los tratamientos empleados como quimio, radioterapia o antitumorales específicos que pueden provocar déficits vitamínicos o de algunos aminoácidos esenciales, alteraciones metabólicas en el control de la glucemia, diarrea, malabsorción de algunos nutrientes, etc.
La DRE en este tipo de tumores puede requerir tratamientos nutricionales complejos y diferentes a lo largo del curso de la enfermedad que, en ocasiones, es prolongado. Asimismo, algunas cirugías y antineoplásicos tienen efectos secundarios metabólico-nutricionales poco habituales: “Las Unidades de Nutrición Clínica de los Servicios de Endocrinología y Nutrición constituyen los lugares de referencia para abordar este tipo de situaciones, poco habituales y de alta complejidad”, ha puntualizado el Dr. Botella.
Sin embargo, enfatiza que existe inequidad en el acceso a la terapia médica nutricional en algunas situaciones para usos médicos especiales que no están recogidas en la ley de financiación de alimentos. Asimismo, incide en que una gran parte de los TNE están catalogados como “enfermedad rara” con las deficiencias asistenciales que conlleva, “por lo que es esencial la agilidad burocrática para poder recurrir a los Centros, Servicios y Unidades de Referencia del Sistema Nacional de Salud (CSUR) en función de cada patología”.
Por ello, la celebración de la Malnutrition Awareness Week es crucial para concienciar a los profesionales de la salud, a las instituciones y a la sociedad en general sobre la importancia de detectar y combatir la DRE, lo que mejoraría el pronóstico de muchas enfermedades graves, la calidad de vida de los pacientes y redundaría en un ahorro de costes para el Sistema Nacional de Salud (SNS).
El endocrinólogo desempeña un papel fundamental en el abordaje de los tumores neuroendocrinos desde el momento del diagnóstico hasta en el seguimiento a largo plazo. Asimismo, su función es esencial en la identificación de los signos y síntomas sugestivos de TNE, especialmente aquellos relacionados con la hipersecreción hormonal.
Además, la Dra. del Olmo hace hincapié también en la importancia del abordaje multidisciplinar con equipos conformados por oncólogos, médicos nucleares, cirujanos, radiólogos y patólogos en el desarrollo de planes de tratamiento individualizados. En este sentido, cabe destacar que la SEEN ha creado un Grupo de Trabajo con el Grupo Español de Tumores Neuroendocrinos (GETNE) para elaborar un documento en el que se homogenice la práctica clínica en el abordaje nutricional de estos pacientes.
En relación a los avances en el tratamiento de los TNE, han sido relevantes en los últimos años, lo que ha permitido opciones más efectivas y menos invasivas para los pacientes. “El empleo de terapias dirigidas ha posibilitado reducir el impacto en tejidos sanos, prolongando la supervivencia de los pacientes”, concluye la Dra. del Olmo.
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