Consejos para consumir marisco sin riesgo durante el embarazo
Algunas de las claves son comprar en lugares de confianza o mantener una correcta higiene alimentaria
La alimentación a lo largo del embarazo es un factor fundamental tanto para la salud de la madre como para la del bebé en desarrollo. Sin embargo, entre las múltiples dudas que surgen, existe la de si es seguro consumir marisco. La respuesta es sí, aunque es preciso tener en cuenta una serie de pautas para garantizar una ingesta segura y equilibrada de este tipo de alimentos.
“Es una fuente valiosa de energía, proteínas y nutrientes esenciales como el yodo, selenio, calcio y vitaminas A y D, además de ácidos grasos Omega 3, por lo que tiene que estar presente en una dieta saludable. Sin embargo, durante el embarazo es remendable evitar el consumo de forma cruda debido al riesgo de contaminación que implica, el cual es superior a los posibles beneficios nutricionales”, detalla la Dra. Ana María Román Guindo, jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja.
Por otra parte, el pescado azul y blanco no conlleva perjuicio siempre y cuando esté bien cocinado y previamente congelado durante al menos tres días. “A pesar de que es seguro comer pescado cocido en el transcurso de la gestación, cocinarlo adecuadamente para eliminar cualquier bacteria o parásito potencialmente dañino es clave para prevenir riesgos como la salmonelosis, el anisakis y la toxoplasmosis”, explica Cristina Morillo, nutricionista de Blua de Sanitas.
Ante esta situación, los expertos de Sanitas han elaborado un listado con una serie de consejos para consumir marisco sin riesgo durante el embarazo:
- Comprar en lugares de confianza: es recomendable adquirir estos alimentos en tiendas y mercados locales de confianza y calidad. Asimismo, hay que tratar de buscar su frescura, así como un buen tratamiento del producto.
- Evitar el mercurio: este contaminante medioambiental, que se encuentra fácilmente en mejillones o berberechos, puede atravesar la placenta, perjudicar gravemente el cerebro y el sistema nervioso y crear dificultades posteriores en el aprendizaje del bebé.
- Mantener una correcta higiene alimentaria: lavarse bien las manos y limpiar los utensilios de cocina después de manipular mariscos crudos es imprescindible para no sufrir a causa de la contaminación cruzada.
- Almacenar los productos de manera segura: al tratarse de artículos delicados, es importante conservar los crustáceos a la temperatura adecuada para prevenir la proliferación de bacterias.
- Conocer la información nutricional: comprender el valor nutricional del molusco e incluirlo en su cantidad justa es primordial para mantener una dieta equilibrada.
- Moderar su consumo: como ocurre con cualquier comida, se aconseja ingerir alimentos marinos con cautela a fin de eludir excesos y evitar problemas con ciertos elementos que pueden resultar dañinos, como el ácido úrico.
Más allá de estos consejos, la Dra. Román puntualiza que las pautas para consumir pescado en el curso de la gestación difieren según la ubicación geográfica y las circunstancias individuales de cada mujer. “Por eso nuestro consejo es buscar orientación específica de un médico o profesional de la salud, ya sea de manera presencial o a través de videoconsulta. Dejarse asesorar por un experto asegura una decisión informada y adaptada a las necesidades y condiciones de cada gestante", concluye la Dra. Román.
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