El etiquetado de la carne ha evolucionado, pero se necesita más información sobre su huella ecológica
Los consumidores promueven acciones para conocer más los productos de la cesta de la compra mediante el etiquetado
Los consumidores somos cada vez más conscientes de lo que comemos y queremos saber más, contar con un etiquetado que nos informe con claridad de aspectos como origen, trazabilidad, sostenibilidad... Las empresas y las administraciones lo saben y existen iniciativas para cubrir esta demanda de información, pero también existen muchos puntos de mejora. Para saber más sobre este tema, preguntamos a Niklas Gustafson, co-fundador y chairman de Natruly, acerca del etiquetado de la carne y de qué manera aporta información al consumidor.
Sobre la situación actual del etiquetado cárnico, señala que ha habido una evolución, debido a la tendencia que se aprecia en la sociedad hacia querer y demandar información sobre temas cotidianos que nos preocupan, como la alimentación del hogar, entre otros: "Gracias a ello podemos ver cada vez más que en las etiquetas de los productos frescos como la carne ya aparece cierta información de valor que hasta hace poco era desconocida. Me refiero a datos como el origen y lugar de procedencia, además del resto de información común para todos los alimentos envasados (denominación de venta, fecha caducidad, lote, registro sanitario, ingredientes, información nutricional…). Es decir, podemos conocer dónde ha sido criado el animal, si ha pasado por varias instalaciones y dónde ha sido sacrificado, lo que se conoce como “trazabilidad”, que surgió debido a la crisis de las vacas locas y tiene gran valor sobre la seguridad alimentaria.
"Lo que aún no consta ni parece que sea algo que vaya a imponerse en el corto plazo es la información sobre cómo ha vivido el animal o la huella ecológica que implica la instalación donde ha vivido y se ha criado. Este es el motivo de la polémica que se está viviendo con el tema de la carne y las duras críticas a las macrogranjas y otras producciones de ganadería intensivas", añade.
Información para el consumidor
Otro aspecto importante sobre el etiquetado de la carne es que la información reflejada sea comprensible para el consumidor, para lo cual Gustafson señala que "este aspecto se podría mejorar". Referente al etiquetado obligatorio, indica que es más útil para el último eslabón de la cadena, aunque, por ende, esto también beneficia al consumidor. "La información de origen y procedencia le ayuda al tendero a localizar fácilmente al proveedor en caso de tener algún problema con la carne", apunta.
También hay otro aspecto importante, y es la información que aún no viene en el etiquetado, la cual podría realizarse de una manera más fácil y pensando en los consumidores. "Hay un claro y eficaz ejemplo con los huevos, con un sistema de números que categoriza cómo han sido criadas las gallinas; o el jamón, el lomo y la paleta ibérica, clasificados según haya vivido el cerdo", explica. Esta información debería ser de obligado cumplimiento para los consumidores, ya que deberían tener el derecho de saber al 100% de dónde procede la carne que comemos. "Pero es un proceso lento y tedioso, ya que depende en buena medida de decisiones políticas, y ya se sabe, las cosas de palacio, van despacio", añade Gustafson.
Sobre la información del sistema de producción extensivo o intensivo en la carne, de momento no hay una ley obligatoria para introducir esta información en el etiquetado; sí se puede saber la forma de cría de las gallinas (camperas, criadas en suelo, ecológicas…) y también si el pescado proviene de acuicultura o se ha pescado de manera tradicional, por eso el sentido lógico es que se conozca si el animal procede de una crianza de forma intensiva o extensiva. El problema adicional viene cuando un mismo animal ha sido criado de manera mixta, o la mayor parte de su vida de una manera y el final de otra. Eso es lo más complejo de reflejar en la etiqueta. Por otro lado, tiene gran relevancia que aparezca porque así el consumidor podría elegir libremente qué comprar.
Impacto medioambiental de la carne
Al igual que los datos sobre la crianza del animal, de momento tampoco es obligatorio poner nada sobre la contaminación que implica la instalación en la que se ha criado. En España existen muchísimos ganaderos que están haciendo un gran trabajo con la carne cuyas instalaciones no contaminan el agua o el suelo, tampoco hacen que todo el entorno huela mal y sus animales reciben un buen trato con unas condiciones de crianza muy óptimas y de bienestar. Por tanto, y para evitar que paguen justos por pecadores, el tema de la huella ambiental no es algo que reclame el consumidor final, también los propios ganaderos, que quieren que se reconozca su buen hacer. Por eso, señala Gustafson que se está trabajando a nivel europeo en una etiqueta donde tenga constancia la trazabilidad ecológica, al igual que la procedencia y el origen.
"Desde hace ya un tiempo, y debido a toda la polémica que se está generando por este tema y a la preocupación de los consumidores, están proliferando los sellos sobre impacto ecológico, pero es una iniciativa que parte de las empresas de manera voluntaria para dar confianza a sus distribuidores y clientes, así como también están creciendo las auditorías. Todo es complementario de momento, no obligatorio", comenta el responsable de Natruly.
Iniciativas del consumidor
La sociedad se está moviendo bastante a través de la recogida de firmas y otras acciones con el objetivo de esclarecer el etiquetado y conocer bien los productos de nuestra cesta de la compra y la alimentación de nuestra familia, quizá de las cosas más importantes de la vida para nuestra salud. También desde distintas asociaciones como la OCU o FACUA están exigiendo al gobierno que tome medidas.
"Si las empresas ganaderas quieren hacer las cosas bien, se puede. España tiene grandes extensiones de tierra no aptas para el cultivo donde los animales pueden pastar a sus anchas en libertad, comiendo y produciendo abono natural a partir de sus defecaciones. Quizá no sea tan rentable como las macrogranjas, pero el planeta parece no entender de planes de negocio ni cuenta de resultados y los recursos que nos ofrece son limitados".
“De momento y hasta que todo se establezca, invito a los consumidores a comprar carne en las carnicerías locales de confianza, a preguntar al carnicero todos los detalles que quiera saber sobre el producto porque, aunque no lo ponga en la etiqueta, si es un buen profesional lo deberá conocer”, concluye Gustafson.
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