Gregorio Martínez: “Jeromín, bodega familiar con alma y sentimientos”

Madrid Alimenta se ha desplazado hasta las bodegas de Vinos Jeromín, las cuales elaboran un vino de calidad desde hace más de 60 años. Su objetivo es estar a la cabeza en innovación e investigación, incorporar nuevos procesos de elaboración del vino, pero sin olvidar la tradición y el origen de una empresa familiar.

Gregorio Martínez, quien se dedica a la parte comercial, comparte que son la cuarta generación de un negocio familiar iniciado por su abuelo en 1956.

A partir de 1988, su padre, Félix Martínez, hizo un cambio en la empresa pasando de la elaboración de vinos a granel al embotellado. “Decidí montar una embotelladora y empezar a vender. Antes vendíamos 50 millones de litros a granel, pero nadie nos conocía, una vez contamos con nuestro etiquetado y la Denominación de Origen Vinos de Madrid, se empezaron a visualizar más”, señala Félix.

A pesar de contar con la D.O. Vinos de Madrid, Gregorio Martínez destaca que, actualmente, su vino representa solo el 1% del consumido por los madrileños.

“Como no consigamos crecer en volumen de ventas tendremos un problema de abandono y arranque de viñedo importante porque son viñas muy viejas y casi todo el viñedo madrileño es de secano”, expresa Gregorio ante la preocupación de perder el patrimonio vitivinícola de la capital.

“Nuestra bodega madre es el alma de vinos Jeromín, contamos con tinajas de hormigón que aportan una especialidad y personalidad que no todas las bodegas pueden tener. Los vinos tienen más alma y originalidad”, indica Martínez.

También pudimos conocer los vinos más significativos de la bodega: Puerta de Alcalá, la marca madre en la que reflejan los diseños de la puerta de Alcalá antes de su construcción y que se puede encontrar en todas las grandes superficies de Madrid. De igual manera cuentan con los vinos de familia, mediante los cuales pretenden transmitir el gusto y la personalidad de cada miembro. Entre ellos están: Félix Martínez, un vino realizado como homenaje a su padre; Manu, un vino especial que varía cada año; Grego, un vino más comercial e internacional, que busca un público más jóven y moderno; Dulce María, un vino inspirado en una de sus hermanas, que ha tenido una buena aceptación por parte del público; y por último Purificación, el cual lleva el nombre de su madre, y mediante este vino han querido transmitir la elegancia, dulzura y familiaridad de una madre.

“Aunque somos de los más grandes de la Denominación de Origen, no dejamos de ser una bodega familiar con alma, con cara y sentimientos”, afirma Gregorio.