Margarita Campos: El futuro pasa por la producción ecológica.

Dos años de pandemia, conflictos armados, calentamiento climático que se agrava año a año, ecosistemas cada vez más degradados y ciudades cada vez más pobladas. ¿Para cuándo el cambio?

Vivimos momentos de incertidumbre, sí, pero también de oportunidades. Estamos en un momento decisivo que puede cambiar el futuro. Por suerte, en Europa caminamos hacia un modelo sostenible, responsable y comprometido con el medio ambiente.

Los últimos datos mundiales del Instituto de Investigación de Agricultura Orgánica (FiBL) sobre producción ecológica son esperanzadores.

Durante la pandemia, el mercado mundial de alimentos ecológicos tuvo su mayor crecimiento histórico en 2020, superando los 120.000 millones de euros; un aumento total de 14.000 millones de euros. En 2020 se alcanzaron los 3,4 millones de productores ecológicos sumando casi 75 millones de hectáreas a finales de 2020.

Comenzamos 2021 con un 1,6 % de las tierras agrícolas del mundo en ecológico.

En la Comunidad de Madrid tenemos un escenario muy variado donde convive el medio urbano con el medio agrícola y dentro de él se abre camino la producción ecológica. La capitalidad ha influido claramente en la configuración de la actividad económica y la distribución urbana. Al pensar en Madrid solo vemos asfalto, pero sus 179 municipios reivindican cada día su protagonismo. Hay un sector primario que cada año gana más peso y es de vital importancia
para el mantenimiento y conservación de áreas rurales y forestales. La agricultura y la ganadería de la Comunidad de Madrid tiene un potencial evidente y una ventaja competitiva: la cercanía a la capital como gran mercado de consumo.

En este contexto se incluye la agricultura y ganadería ecológica que cerró 2021 con 11.919 hectáreas de superficie. En los últimos años este sector está viviendo una revolución; ha dejado de ser una moda para convertirse en una forma de vida donde productores y consumidores han comprendido la importancia del territorio y su futuro. Es por ello por lo que la región se ha colocado a la cabeza de comunidades donde más ha crecido la producción ecológica.

Es en la agricultura donde se encuentra el mayor número de operadores certificados siendo el olivar y el viñedo los cultivos predominantes, seguidos de proyectos hortícolas, frutícolas y de producción de legumbres. La ganadería, que engloba también los proyectos avícolas y apícolas, es el sector que cuenta con mayor superficie ecológica certificada donde destaca la carne de vacuno y las empresas lácteas. Las industrias de transformación y manipulación de alimentos,
como las actividades de panificación y envasado de grano, cuentan también con un gran número de empresas certificadas por el Comité de Agricultura Ecológica de la Comunidad de Madrid (CAEM).

La importación y comercialización de productos ecológicos también es un sector en expansión.

Esta actividad económica está ligada a las producciones locales, bodegas y almazaras principalmente, pero también a la buena situación logística y disponibilidad de servicios que permiten tener productos casi desde cualquier lugar del mundo.

Actualmente hay más de 500 operadores certificados por el CAEM en los registros de agricultura, ganadería, apicultura, elaboración, comercialización e importación y cerca de 7.500 referencias de productos certificados. El sector aún tiene muchos retos por delante: formación de profesionales, más recursos económicos o mejorar la cadena de distribución. Pero también plantea muchas oportunidades gracias al apoyo de la Administración europea y nacional, a una mayor concienciación de los productores, gracias también a las acciones de desarrollo rural y el interés creciente del consumidor, que es quien tiene al final la decisión de compra.

Gracias al esfuerzo de todos los agentes del sector se ha puesto de manifiesto que la producción ecológica es viable económicamente. Esto nos permite callar todas esas voces de nuestros detractores que opinan lo contrario y nos anima a seguir trabajando.

Ahora que vimos conectados y sobresaturados de información es cuando más desinformados estamos. “Sostenibilidad” fue una de las palabras más pronunciada en los dos últimos años y no siempre bien utilizada. La producción ecológica es el único medio de producción que garantiza el bienestar animal, la biodiversidad, la fertilidad del suelo y la calidad de nuestras aguas gracias al control al que se someten los operadores inscritos.

Desde los organismos oficiales tenemos por delante el reto de divulgar los beneficios a corto, medio y largo plazo que tiene cambiar nuestra forma de producir y consumir alimentos. Aún queda mucho trabajo por hacer ya que hay numerosas iniciativas que intentan ocupar el nicho del producto ecológico sin pasar por los controles oficiales, algo que no lleva a buen puerto. Hay que vigilar de cerca estos movimientos para no confundir al consumidor y evitar el fraude.

Es importante poner en valor la importancia del sello ecológico y las garantías que ofrece. Es una apuesta de futuro que tiene como meta y punto de inflexión el año 2030, ya que para entonces esperamos que se hayan cumplido los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030.

Si somos lo que comemos, pero no sabemos qué comemos, no sabemos quiénes somos.

¿Cuándo hemos perdido el vínculo y el respeto por la Tierra? O peor, ¿cuándo lo vamos a recuperar?

La producción ecológica es económicamente rentable y medioambientalmente necesaria. Ecolovers, es el momento de empezar por el principio e iniciar el cambio.