Luis Suárez de Lezo; "La nueva movida en Madrid, la Gastronómica"

La gran mayoría de los madrileños ha vivido de alguna manera la Movida Madrileña de los 80. Y, los más jóvenes, sin haberla vivido directamente, han leído sobre ella o les han contado multitud de historias al respecto. Fue un momento muy importante para la ciudad en la que, prácticamente, todos los ámbitos culturales, sufrieron una revolución importante. La música fue uno de los emblemas de la Movida, sus grupos y los programas de radio y televisión que difundieron lo que estaba pasando, así como los locales que se pusieron de moda en la época. También, el cine, la literatura, la prensa, la fotografía y la pintura se vieron sacudidos por este movimiento, que participó activamente en el tránsito hacia la modernidad de la capital de España.
 
Pero hubo un ámbito cultural que se mantuvo invariable y al margen de esta “revolución”. La gastronomía madrileña mantuvo sus grandes mesas burguesas, muy pocos restaurantes “de autor” con cierta autenticidad, los restaurantes centenarios y los bares. No cambió nada. Ni una carta, ni un servicio, nada. Ha tardado, pero esa revolución pendiente se ha desarrollado en los últimos años y ha convertido Madrid en una de las referencias gastronómicas del mundo.
 
La Movida Gastronómica Madrileña viene sustentada en dos aspectos muy importantes. Por un lado, en el incremento de la calidad de todos los tipos de restauración, la mejora de sus productos y en la incorporación del buen servicio de sala como elemento importante, no sólo en los grandes restaurantes. Por otro lado, en la diversidad de cocinas y establecimientos que tenemos en la actualidad en Madrid.
 
Tener la opción de conocer diferentes cocinas internacionales de altísimo nivel, restaurantes chinos elegantes y restaurantes chinos para chinos, una variedad de cocinas japonesas de mucho nivel, los mejores mexicanos de Europa, peruanos, argentinos, italianos y una nueva hornada de franceses muy interesante. Pero, también, podemos elegir ir a un bar a tomar una cerveza, un vino o un vermú, ir a los mejores restaurantes de cocina elaborada, a un local de moda, a las mesas burguesas madrileñas, un centenario o a un grupo importante de restaurantes con buen producto, buen servicio y precio razonable.
 
Además, no podemos dejar lado la visibilidad que tiene el producto madrileño. Es cierto que, al tener una producción limitada, no es muy accesible. Pero, al tener una calidad importante, empieza a tener su sitio en grandes restaurantes y en las casas de los aficionados a la cocina. El vino madrileño, por ejemplo, es la mejor prueba de ello. También las verduras, los quesos, la carne y hasta el aceite de oliva, vuelven a tener el reconocimiento que tuvieron hace muchos años. En ese mismo sentido, los mercados madrileños han recuperado su esplendor y, de la mano de los establecimientos de ocio, han recuperado a muchos clientes y se han convertido en espacios gastronómicos de mucho interés.
 
Es evidente que estamos viviendo un momento extraordinario. En 2019, el 21% de nuestros visitantes afirmaba que la primera razón para visitar la ciudad era nuestra gastronomía. Estoy seguro de que ese porcentaje aumentará notablemente cuando volvamos a esos niveles de turismo. No sólo por el posicionamiento actual de la ciudad, también por la mejora de la oferta turística con la apertura de hoteles como Mandarín, Four Seasons o Rosewood, que no estaban todavía en Madrid y que, con sus restaurantes y propuestas gastronómicas, van a atraer a comensales de alto poder adquisitivo que disfrutarán de nuestros restaurantes y mercados.
 
En definitiva, la revolución gastronómica de los últimos años, ha posicionado del tal manera a la ciudad, que los próximos años se antojan excelentes para productores, hosteleros, mercados y demás familia de la gastronomía. Es una suerte poder disfrutar de una gastronomía diversa, de calidad y accesible para todo tipo de públicos, que además, va a favorecer el empleo y el desarrollo económico de muchos otros sectores que participan en la cadena: distribución, menaje, tintorería, transporte, hoteles, espectáculos, etc.
 
¡Qué bien se come en Madrid!