^{Lorenzo Delgado Alarcón, presidente de la Asociación de Industrias Vitivinícolas Europeas (AIVE)}
 
Prácticamente a diario consumimos productos como vinagre o bebidas azucaradas (refrescos) de los que desconocemos su elaboración, simplemente, la imaginamos.

En el caso del vinagre, la propia palabra conlleva a pensar que su origen es el vino. Y así debería ser, pero no, al menos en muchas de sus elaboraciones.

El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) define el vinagre como: “Líquido agrio y astringente, producido por la fermentación ácida del vino y compuesto principalmente de ácido acético y agua, que se usa especialmente como condimento”. Es decir, el origen es el vino.

Desde la Asociación de Industrias Vitivinícolas Europeas (AIVE) defendemos que solo se pueda considerar vinagre cuando esté elaborado con vino o con alcohol de vino. Y así se lo hemos demandado en reiteradas ocasiones a las administraciones (europea, nacional y regional).

La última ocasión, al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en las aportaciones al proyecto de real decreto por el que se modifican y derogan varias disposiciones reglamentarias en materia de calidad alimentaria.

Muchos de los vinagres disponibles en el mercado actual están elaborados con un producto alimentario denominado ‘acético 260 de síntesis’, procedente de elaborados industriales y vinagres de alcohol que no se extraen del vino.

Ante esta situación, proponemos la prohibición de fabricación de vinagre de uso de boca para consumo alimentario humano cuya composición sea industrial y no de origen vínico.

Asimismo, solicitamos que se especifique claramente en las etiquetas de los productos su origen.

Bebidas azucaradas

Respecto a las bebidas azucaradas, pedimos que se endulcen con zumo de uva, que es el único edulcorante natural, en vez de añadir azúcares industriales.

Igualmente, en el etiquetado de estas bebidas se debe indicar el origen y procedencia de todas las materias primas y, por tanto, de esos azúcares que incorporan.

La adopción de estas medidas redundaría en una mejor salud de todos y en la bajada de los índices de repercusión de enfermedades como la diabetes o la obesidad, entre otras muchas, que tanto están aumentando entre la sociedad, incluso, desde la edad infantil.

Y es que el alcohol de procedencia vínica es de mayor calidad que el de origen industrial, además de extraerse con un mínimo coste energético y contar con menos residuos contaminantes que el industrial, con un impacto más perjudicial para el consumo humano y el medio ambiente.

Las administraciones competentes no deben consentir que para uso alimentario se utilicen alcoholes de origen industrial.

En la sociedad actual, donde debería primar una apuesta estatal por una alimentación sana y de calidad, máxime en un país referente de la Dieta Mediterránea como es España, no puede haber en el mercado miles de productos de los que el consumidor desconoce su procedencia real.

Son productos que se consumen, de una u otra manera, todos los días, y muchos de ellos entre niños y jóvenes.

Es decisión personal lo que cada uno consume, pero siempre que se conozca perfectamente su procedencia, especialmente, en productos alimentarios.

Por ello, desde la Asociación de Industrias Vitivinícolas Europeas (AIVE) vamos a seguir demandando máxima transparencia de cara al consumidor para que conozca de una forma directa, rápida y sencilla todo lo que ingiere y pueda elegir los alimentos que desee comer o beber.