^{José Félix Liberal, presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Vegetales Congelados (ASEVEC)}

La realidad actual, amplia y compleja, puede ser abrumadora. Sin embargo, si ponemos el foco en una parte para diseccionarla, comienza a ser interesante, además de un desafío. En estas líneas acotaremos a un sector, el de las verduras congeladas, y una temática, su papel en el presente y su implicación en el futuro de la alimentación saludable. ¿El motivo? Conocer de primera mano esta área de la alimentación para destacar su aportación económica, nutritiva y humana. Y es que, pese a las dificultades, es un momento positivo.

Por un lado, el sector de las verduras congeladas sigue siendo una industria sólida dentro del panorama agroalimentario español por su contribución a la economía a través de la generación de empleo, principalmente en la agricultura, al desarrollo socioeconómico de zonas rurales y a la vertebración del territorio.

En este sentido, la agricultura española se mantiene como un agente esencial a nivel europeo, ya que tanto la superficie, los tratamientos de los cultivos y los métodos de procesamiento son ejemplares para ofrecer un producto de calidad como el que ofrecemos y consumimos. Solo como dato y por tener el mapa en mente: las empresas del sector cuentan con más de 90.000 hectáreas de tierras de cultivo distribuidas por todo el territorio, con especial presencia en Navarra, Aragón, Murcia, Castilla La Mancha y Andalucía.

Por otro lado, estamos viendo una tendencia al aumento del consumo de estos productos, tanto en los hogares como en la hostelería. La razón principal de este aumento, según el último estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) es su precio: las verduras congeladas, fuente de vitaminas, minerales y fibra, son un producto más económico que su versión fresca. En el contexto actual de inflación las congeladas son una solución más económica, asequible y estable durante todo el año.

Además de su precio, entran en juego sus propiedades nutricionales y su adaptación a los hábitos de vida. Gracias a su recolección, en el mejor momento de maduración, a su tratamiento y al proceso de ultracongelación, mantienen todos sus beneficios y nutrientes. Con respecto a los hábitos y rutinas, estos productos se vuelven grandes aliados de la alimentación saludable y contra el desperdicio de alimentos: cómoda preparación, fácil preservación y gran aporte nutricional.

Ante esta realidad actual y cambiante los fabricantes de vegetales congelados cuentan con la estructura y las herramientas necesarias. El mayor capital del sector es el capital humano, las personas formadas y trabajadoras con un objetivo en común: contribuir a una alimentación sana.

En conclusión, la industria convive y se enfrenta a unos retos variados, como la situación económica presente, que atraviesa una coyuntura compleja y una inflación notable, y la labor de responder a las necesidades de los consumidores actuales, más formados, informados y con un deseo profundo de mantener una alimentación cómoda, saludable y sabrosa.

Así, el futuro del sector de las verduras congeladas depende, no solo de adaptarse a las circunstancias actuales, sino también de innovar y anticipar las demandas y estilo de vida de los consumidores. La resiliencia y el trabajo por la calidad y la salud son una base sólida sobre la que construir y seguir prosperando en un mercado que valora cada vez más la elección consciente. Porque en esto no hay ninguna duda: el compromiso del sector es con la sociedad, con las personas.