El proyecto de investigación Innozone desarrolla una alternativa sostenible al uso de productos fitosanitarios convencionales empleados en el control de oídio en vid, basada en el uso de agua ozonizada; garantizando que esta nueva estrategia de control no cause efectos adversos en la fisiología de las plantas ni en la vinificación de los mostos procedentes de las uvas tratadas.
En este proyecto están implicados la Universidad de La Rioja, Bodegas Campo Viejo (Pernod Ricard Winemakers Spain), Spectralgeo y el Servicio de Investigación Agraria y Sanidad Vegetal del Gobierno de La Rioja (Grupo Vitis Gestión). Está cofinanciado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la Consejería de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de la Rioja y FEADER, con un presupuesto total de 238.795,33 euros y una subvención total de 191.036,26 euros.
Los ensayos, con una duración de tres años, se llevan a cabo en una parcela comercial de Bodegas Campo Viejo, con dos variedades: Tempranillo y Graciano. Los investigadores de la Universidad de La Rioja proporcionan asesoría tanto técnica como científica y analizan los datos obtenidos de los ensayos y evalúan el desarrollo de las vinificaciones. Spectralgeo genera modelos agronómicos predictivos mediante teledetección e inteligencia artificial y el Servicio de Investigación Agraria y Sanidad Vegetal del Gobierno de La Rioja se encarga del seguimiento de la fisiología vegetal.
Los primeros resultados parecen indicar que el uso de ozono como único tratamiento antioídio es viable en variedades poco sensibles a la enfermedad, como Graciano. Además, dentro de una estrategia combinada con tratamientos fitosanitarios convencionales parece funcionar en variedades más vulnerables, como Tempranillo, permitiendo reducir el número de aplicaciones con productos fitosanitarios. No obstante, los responsables del proyecto consideran que es necesario seguir investigando para ajustar la frecuencia de las aplicaciones del agua ozonizada y optimizar las estrategias de tratamiento.
Por otra parte, sobre los avances técnicos en el modelo predictivo de la enfermedad, los resultados han sido favorables. La introducción de imágenes procedentes de satélite está permitiendo mejorar sustancialmente las predicciones basadas en información meteorológica, de forma que durante este primer año ha sido posible predecir, con ocho días de antelación, tanto la incidencia como la severidad de oídio, con unas precisiones del 88 y 94 % respectivamente.