Jorge Edwards
Director creativo de Edwards Visual Branding & Packaging Design EDWARDS.ES
Hay quienes dicen que el arte es una expresión creativa de los sentimientos y pensamientos de quien crea; y, en efecto, lo es. Es decir, nace de lo subjetivo. Se podría decir que un artista plasma una idea en función de lo que ha vivido y registrado en su memoria a lo largo del tiempo. Sin embargo, el diseño de packaging, va más allá: el análisis es un ejercicio fundamental, independientemente de cómo el observador lo perciba.
Cuando era pequeño, mi padre, un publicista de la vieja escuela, me decía que los humanos éramos seres “re-creativos” por excelencia; porque desarrollábamos nuestras ideas a partir de elementos que están en el universo, ya existentes; y que ni siquiera la fantasía como concepto utópico podía reflejar situaciones inimaginables, porque partían de elementos reales. Hoy en día lo comprendo mejor y creo que no le falta razón. Y ahí está la gracia;en resultar originales e inventar algo nuevo, mediante algo ya presente.
En el diseño de empaques, como en el resto de sectores, cada año se generan nuevas y distintas tendencias. Sin embargo, en este último lustro, hay una que ha crecido y destacado por encima de otras: la que trabaja con conceptos relacionados con la sostenibilidad y la economía circular. Los fabricantes de distintos productos cada vez son más conscientes de que el respeto y la protección de nuestro entorno es un movimiento en alza, incluso, para muchos, una filosofía de vida. Por eso, se ha convertido en una demanda y, en ocasiones, en exigencia por parte del consumidor. Así, los envases que siguen esta línea resultan más atractivos para los usuarios que buscan productos cuyas marcas estén comprometidas con estos fines. En consecuencia, la estrategia de marketing también pasa por presentar, por ejemplo, los productos menos envasados, sin tantas capas, y, al mismo tiempo, reducir el plástico de esos envoltorios.
También las nuevas tecnologías han ayudado a que los empaques ganen en diseños minimalistas. Por ejemplo, las explicaciones relativas al producto pueden ofrecerse a través de códigos QR; un método sencillo de información al alcance de la mayoría de quienes dispongan de un teléfono móvil, y que facilita el conocimiento, la comprensión y las virtudes del artículo en cuestión (como la información nutricional, el modo de empleo o posibles recetas, por ejemplo). De esta manera, se simplifica visualmente el diseño del envase, sin recargarlo con letra pequeña.
En este contexto, las agencias de diseño y diseñadores de packaging han adquirido un rol fundamental para trasladar esas ideas y hacerlas visibles en el lineal, destacando el valor de las marcas y posicionando sus productos.
Arcapack, Liderpack, Anuaria, Fooda, Nort… Son algunos de los referentes en los premios al diseño de empaques del sector de la alimentación en España.
En los distintos certámenes donde he tenido la ocasión de participar como jurado, he podido constatar el gran nivel del diseño de packaging español.
Las propuestas que vemos en los retails no solo han elevado el valor añadido de los productos, sino también han creado una atmósfera de confianza y seguridad en el consumidor. La razón es sencilla: un producto con un buen empaque, con la información precisa, hace que el usuario sienta tranquilidad al llevárselo a casa. En otras palabras, el diseño de un empaquetado puede ser decisivo para convencer al consumidor de que lo compre o, todo lo contrario, de que lo deje en la estantería del establecimiento.
Pero el resultado final de un buen diseño de packaging surge del equilibrio y la armonía de diversos aspectos en conjunto. La combinación del diseño gráfico, la ilustración, el lettering, la fotografía, la publicidad y el neuromarketing son cada vez más utilizados en las propuestas de diseño que he podido analizar y, precisamente, reconozco que han sido determinantes en mis valoraciones.