Marino Bravo Sierra
Director de calidad en Carpisa Foods S.L.
En el contexto actual, las empresas de alimentación observamos cómo crece la exigencia por parte de los agentes reguladores, pero, sobre todo, por parte de los consumidores, que reclaman cada vez más a las marcas el máximo nivel de calidad y de seguridad en los productos alimentarios. La transparencia en este ámbito no se premia, pero la opacidad se penaliza cada vez más.
Es el gran reto para las empresas del sector, adaptar los procesos de producción de forma ágil para dar respuesta a las exigencias de nuestros distintos públicos, sean profesionales o consumidores finales. Sin embargo, abordar este desafío con éxito, apoyándose en la innovación y en los avances tecnológicos, sin lugar a duda impulsa el crecimiento de las compañías de alimentación y, sobre todo, consolida la confianza de los clientes.
Cuando hablamos de calidad alimentaria no solo nos referimos a productos que garanticen estándares y regulaciones o productos seguros para el consumo. Nos referimos también a productos que satisfagan a las personas gracias a sus características organolépticas, como el sabor, la textura, la apariencia, o sus valores nutricionales. Ampliar el portfolio de productos de forma sostenible, adaptándose a las tendencias, va a permitir a las empresas tener una mayor ventaja competitiva.
En esta estrategia, la apuesta de las compañías por la innovación y la tecnología desempeña un papel fundamental. Y para consolidar este crecimiento sostenible, el departamento de Calidad resulta crucial.
LA GARANTÍA DE LOS SISTEMAS DE DOBLE CONTROL
El sector cárnico se percibe como uno de los más tradicionales, pero el avance en los sistemas de automatización, la trazabilidad, monitoreo en tiempo real y analítica de datos son herramientas tecnológicas que permiten a las empresas identificar y abordar problemas potenciales de manera más eficiente. Implementar sistemas de doble control, internos y externos, es un paso más para garantizar la excelencia.
En Carpisa Foods contamos con un departamento específico de Calidad formado por 17 profesionales con el que aseguramos que todos nuestros productos cumplen con la legislación vigente, requerimientos de las normas BRC-IFS, así como con las especificaciones de nuestros clientes.
Además de someternos a auditorías de clientes externos, cada trimestre llevamos a cabo a una auditoría interna con el objetivo de garantizar que todos nuestros procesos mantienen la excelencia en higiene, seguridad alimentaria y calidad. De esta forma, renovamos con éxito cada año las certificaciones BRC e IFS. La exigencia a nivel de seguridad alimentaria es cada día mayor.
Así, a través de nuestro doble proceso de control de calidad conseguimos que, tanto a nivel de proveedores, materia prima, procesos y producto se detecten posibles fallos antes de entregar el producto al cliente. Nos enfocamos en un proceso de mejora continua con la que detectamos los posibles fallos e implementamos mejoras para evitarlos.
Para complementar esta apuesta, en 2019 inauguramos The Beef Kitchen Lab, un completo centro de innovación ubicado dentro de nuestra planta de producción en Griñón. Este laboratorio propio cuenta con tres áreas: una de producción con un obrador propio; una cocina-laboratorio para el l+D+i de productos alimentarios, y una zona para pruebas de calidad y catas. Cada mes realizamos más de 3.500 analíticas en nuestro laboratorio, tanto de materia prima como de producto final. Sabemos que para poder tomar las mejores decisiones es necesario realizar un análisis constante de la información.
CALIDAD Y SOSTENIBILIDAD, DOS PROCESOS INTERDEPENDIENTES
La conciencia medioambiental crece entre los consumidores que manifiestan una mayor preocupación por la compra de productos comprometidos con el medio ambiente y la comunidad local. La calidad, cada vez más, estará relacionada con mejorar los procesos para reducir el impacto medioambiental y generar valor. Sin duda, el desarrollo sostenible de la compañía será la hoja de ruta en torno a la que articular nuestra estrategia de negocio. Si se quiere ser competitivo en el mercado y contar con una buena reputación corporativa es necesario que el proceso de calidad esté intrínsecamente ligado a la búsqueda de la sostenibilidad.