El Clúster de Agroalimentación MadriFood reúne unos 200 profesionales
Más de 60 profesionales del Clúster impulsan, en sus mesas de trabajo, la innovación en el sector agroalimentario madrileño.
Madrid Alimenta
19 de marzo, 2022
La historia de esta familia Vallecana se gesta en 2010, cuando Daniel de Julian propietario de la actual compañía de cervezas “Valle del Kash”, decide sumergirse en el mundo de esta bebida haciendo un curso de producción artesanal.
Daniel nos cuenta los motivos que lo llevan a adentrarse en el mundo de la empresa, y es que la sangre tiene mucho que ver en este entramado. El bisabuelo de Daniel ya compuso parte de su actual fábrica, que por aquel entonces se destinaba a hacer lejía.
“Es tradición que llevas en los genes oculta y que de repente un dia se hace latente”
Para Daniel, ya tenían algo ganado; el espacio, que además cohesiona directamente con sus raíces familiares. Con ese sueño, y dejando atrás la editorial en la que trabaja, se encontró firmando el acta de constitución de una sociedad. Apoyado por su madre, su tía y su mujer, se embarcaron en un proyecto con poco presupuesto, pero con un plan de negocio ya diseñado, la primera función de la lista; la necesidad de inversión. La familia restante y amigos creyeron en su idea y participaron con lo que podían, completando así, un tercio de lo que necesitaban para empezar a producir.
Daniel se referenció en los países cerveceros por excelencia (Alemania, Austria, Inglaterra). Hasta que en su camino se cruzaron unos cerveceros de Toledo, que además de hacer cerveza, proveían de maquinaria con un control totalmente automático del proceso.
Daniel difiere del imaginario típico de un artesano, “parece que los artesanos tenemos que estar con un palo moviendo el caldero”. Asegura que el concepto de “Craft beer”, tiene más que ver con independencia de multinacionales, estructuras estables de i+d y por supuesto, “algo más que tener que estar haciendo las cosas con las manos”. Y es que Daniel y su familia consiguen utilizar la tecnología sin perder el encanto de ser artesanos y diferenciarse de lo industrial.
“A los que somos artesanos nos gusta hacer cerveza, y a los que son industriales les gusta hacer cerveza”.
Esto lo demuestran en su producción; de los 70,000 mil litros que elaboraron el año anterior, obtuvieron 36 tipos de cerveza diferentes. Aunque siempre tengan a disposición 6 bebidas fijas para su clientela, siguen investigando cada día para generar nuevas variedades.
"Intentamos tener una diversidad importante de estilos, pero lo que nos gusta es hacer cerveza", reitera Daniel.
Daniel nos introduce en el mundo de la producción artesanal, contándonos un poco más en qué consiste hacer esta “sopa de cereales”. Según De Julian, la cerveza es un producto muy delicado que se contamina muy rápido por la interacción de bacterias. “Un error significa tirar 1,000 litros de cerveza al desagüe”.
La maquinaria con la que está provista la fábrica les permite subsanar estos puntos críticos de producción. Entre ella se encuentra una llenadora de botellas hecha a medida, fermentadores y un equipo de frío muy profesional.
Su fábrica abre a las siete de la mañana para cubrir las operaciones de producción, y a partir de las siete de la tarde abre al público para ofrecer la posibilidad de degustar su cerveza. Este espacio está pensado para probar el producto pero está lejos de ser un bar al uso, de ahí que solo se ofrezca cerveza, bandejas de degustación y hasta 14 grifos para su cata.
Además en la fábrica, apuestan por trabajar con terceros, concretamente con “nómadas”. Término que se acuñó para definir a aquellos que tienen recetas pero no quieren invertir en una fábrica. De esta manera, alquilan las instalaciones y ellos les devuelven su cerveza terminada. Una línea de negocio, que según nos cuenta Daniel, es un gran escaparate de reclamo.
Reclamo que también crea el equipo de fútbol “CCVK Vallecas Rugby Union”. Daniel asegura que cuando intentaban darle salida a la partida invertida en marketing y publicidad, se cruzaron con el equipo. Así decidieron nacer juntos y dar visibilidad a su producto.
Esta empresa familiar es una forma idílica de entender el negocio; desde la pasión y la unidad. Daniel trabaja diariamente con su hijo Arturo, chef profesional que se introdujo en el sector desde muy joven. Hasta el día en el que su padre le propuso unirse a la empresa, con la frase que más representa a esta familia “Al final hacer cerveza es cocinar…”
Más de 60 profesionales del Clúster impulsan, en sus mesas de trabajo, la innovación en el sector agroalimentario madrileño.
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