^{José Costoya / Coordinador Institucional de Intereco}

La producción ecológica proporciona valores muy elevados en relación con la calidad, la diversidad de los cultivos, la ausencia de sustancias químicas, la sostenibilidad de explotaciones desde el punto de vista ambiental y social y el bienestar animal. Al estar regulada por el Reglamento Europeo 2018/848 y demás normativa de desarrollo, establece un marco común y ampliamente consensuado, para todos los agentes dentro del territorio europeo, así como aquéllos que quieran importar sus productos desde otros países. La certificación de los productos ecológicos a través de toda la cadena de valor pone de manifiesto el cumplimiento de todos los objetivos recogidos en la producción ecológica.

Desde Intereco pensamos que la certificación de la producción ecológica, cuyo logo es la Eurohoja, hace que el consumidor pueda reconocer y confiar en este sistema de producción. Dentro de la certificación ecológica se encuentran recogidos de manera simultánea otros conceptos, presentes en otros sellos y apoyados por las políticas europeas que fomentan la producción de alimentos saludables y respetuosos con el medio ambiente.

En España las competencias para la aplicación y el control del Reglamento de producción ecológico están transferidas a las Comunidades Autónomas, que son las que definen y dotan de atribuciones a los distintos agentes implicados. En catorce comunidades el control y la certificación de la producción se hace exclusivamente a través de organismos públicos. Tres: Cantabria, Canarias y Extremadura, las tiene asignadas directamente a organismos pertenecientes a su Administración Autonómica. Otro grupo amplio: Galicia, Asturias, Euskadi, Navarra, La Rioja, Aragón, Comunitat Valenciana, Catalunya, Islas Baleares, Murcia y Madrid, las ha asignado a los consejos o comités, que adoptan la forma jurídica de corporación de derecho público con autonomía económica y plena capacidad de obrar para el cumplimiento de sus fines. Castilla y León ha optado por una fórmula mixta con un organismo público de certificación y con entidades privadas autorizadas para realizar dichas actividades. Andalucía y Castilla-La Mancha han elegido el modelo de certificación privada.

INTERECO agrupa la mayoría de las entidades públicas de certificación y ha trabajado mucho en su coordinación, estableciendo criterios comunes y asegurando una intensidad satisfactoria y equiparable en la aplicación del sistema de control en las distintas Comunidades Autónomas. Se han establecido grupos de trabajo en los que se revisan e identifican los requisitos de aplicación de los Reglamentos de referencia en aras de establecer procedimientos y criterios de actuación comunes.

El éxito de la certificación ecológica en España ha hecho que los Comités/Consejos hayan crecido y que se enfrenten a nuevos retos para poder dar un servicio público de calidad, eficiente y transparente. Además, es necesario potenciar el consumo interno del producto ecológico, sobre todo en algunas comunidades autónomas, ya que supondrá el estímulo definitivo para hacer que esta forma de producir alimentos sea la mayoritaria.

Por otra parte, toda esta actividad requiere de ayudas y estímulos por parte de la administración pública que hace más necesaria que nunca una presencia y postura común en los foros de debate y toma de decisiones.