La versicolorina A es un contaminante alimentario emergente poco conocido y no regulado hasta la fecha. Para evaluar su potencial impacto en la salud, científicos del laboratorio de Toxicología Alimentaria (Toxalim) del centro INRAE Occitanie-Toulouse y de la Universidad de Navarra están estudiando la toxicidad de esta micotoxina en bajas concentraciones.
La aflatoxina B1 (AFB1) es el carcinógeno natural más potente conocido hasta la fecha, cuya toxicidad surge de su estructura química única. Esta toxina es producida naturalmente por micotoxinas del género Aspergillus, que contaminan productos agrícolas y alimentarios como cereales, frutos secos, semillas oleaginosas y especias, principalmente en las regiones cálidas y húmedas de países de África, Asia y la India.
Por tanto, el cumplimiento de las buenas prácticas agrícolas y un seguimiento estricto mediante pruebas periódicas, desde el campo hasta el plato, son fundamentales para minimizar los riesgos de contaminación. En Europa, la exposición a las micotoxinas es baja debido a un seguimiento y control estrictos. La comercialización de productos alimenticios está regulada: no deben superar el nivel de 4 µg/kg de aflatoxinas totales.
Durante la biosíntesis de la aflatoxina B1 se producen otros compuestos orgánicos con estructura similar, incluida una toxina llamada versicolorina A. Aunque se ha identificado que esta molécula tiene potencial para comprometer la integridad de los genomas y se confirma su presencia en los alimentos, su toxicidad estaba mal documentada, particularmente en bajas concentraciones. Por ello, los científicos del laboratorio Toxalim han estudiado los riesgos que plantea esta micotoxina realizando diversas pruebas biológicas, como el test de Ames, en cultivos in vivo.
Los resultados muestran que esta toxina induce mutaciones puntuales y lesiones premutagénicas en el ADN, así como daño cromosómico en las células intestinales. Sin embargo, como las vías de reparación del ADN se activan durante la exposición a esta toxina, el daño inducido no afecta la viabilidad celular, incluso en concentraciones muy bajas.
Desde el punto de vista mecánico, su toxicidad comparte algunos aspectos con la de la aflatoxina B1, pero parece exhibir una toxicidad particular.
Los resultados de este estudio confirman que la versicolorina A es mutagénica y genotóxica (lo que induce daño en el ADN) en concentraciones muy bajas, diez veces inferiores a las esperadas. Al ser capaz de inducir mutaciones puntuales, aberraciones cromosómicas y lesiones premutagénicas en el ADN, esta toxina podría ser fuente de cáncer. Por lo tanto, se necesitan investigaciones adicionales para comprender mejor el impacto de la versicolorina A en la salud, caracterizando su genotoxicidad con más detalle y estudiando su potencial carcinógeno.
Referencia ______________________________________________________
Carine Al-Ayoubi, Maria Alonso-Jauregui, Amaya Azqueta, Julien Vignard, Gladys Mirey, Ophelie Rocher, Olivier Puel, Isabelle P. Oswald, Ariane Vettorazzi, Laura Soler, 2023. Mutagenicity and genotoxicity assessment of the emerging mycotoxin Versicolorin A, an Aflatoxin B1 precursor, Environmental Pollution, Volume 335, 122276 ; doi: 10.1016/j.envpol.2023.122276 ; ISSN 0269-7491