El proyecto Revoluzion se enmarca en el Plan Europeo Next Generation EU, del que ha recibido, junto con la Agencia Estatal de Investigación, casi un millón de euros de financiación. El consorcio está formado por distintas empresas y centros de investigación: Kompuestos, coordinador del proyecto, Aitiip Centro Tecnológico, la Universidad de Granada, el CIB Margarita Salas y el Instituto de Catálisis y Petroleoquímica del CSIC, y el propio CSIC.
El proyecto se ofrece como una solución integral al fin de vida de los plásticos, cuyo impacto ambiental es altamente negativo hoy en día, debido a la mala gestión de sus residuos (cerca de 500.000 t de esos desperdicios terminan contaminando océanos y suelos, o la atmósfera tras su incineración).
Empleando ingeniería enzimática avanzada, se desarrollarán hasta tres formulaciones de materiales bioplásticos innovadores de base biológica (mezclas de poliésteres como matriz y aditivos funcionales enzimáticos). Mediante evolución dirigida, se diseñarán enzimas “a medida” de alto potencial, que estarán capacitadas para una biodegradación y compostabilidad programada de una nueva gama de productos plásticos como envases y films para las industrias agrícolas y/o agroalimentarias.
La customización de estas enzimas se llevará a cabo, en primer lugar, mediante la reconstrucción de proteínas ancestrales (recuperando estructuras genéticas originales de las enzimas), cuyas altas propiedades favorecerán la capacidad de resistencia de la enzima ante condiciones extremas y la optimizarán para acelerar la biodegradación del que será el material- base de los productos prototipo que se desarrollarán en el marco del proyecto (el sector del packaging y aplicaciones agrícolas como el mulching). Previamente encapsulada, la integración de la enzima mejorada en el aditivo termoplástico se realizará mediante procesos de extrusión y compounding.
La tecnología de Revoluzion, que aumentará el potencial de reciclabilidad de bioplásticos, permitirá además reducir la huella de carbono derivada de la incineración de plásticos en un 70%, y minimizará en un 50% tanto los gases de efecto invernadero como la energía necesaria en los procesos de degradación de plásticos. Por otro lado, en las propias encimas se introducirán biomarcadores (proteínas fluorescentes) que favorecerán la identificación de los bioplásticos en las plantas de reciclaje.