Embutidos Rioseras (https://morcillasrioseras.com/) es una empresa tradicional burgalesa que se ha reinventado recientemente de la mano de Ana María Díez Sedano, perteneciente a la segunda generación de la familia al frente del negocio.
Ante la jubilación de sus padres, Ana María tomó la decisión en 2016 de dejar su trabajo en un banco y ocuparse de la fábrica. Tal y como nos cuenta, en estos años al frente de Embutidos Rioseras han sido muchos los logros obtenidos: “Hemos ganado el Primer Premio en la cata a ciegas de morcilla en Burgos; y hemos crecido a todos los niveles: en productividad, ventas, clientes, expansión... Comenzamos con cinco productos y a día de hoy ya elaboramos 10, y hemos abierto un nuevo establecimiento, con el correspondiente aumento de personal. En definitiva, hemos conseguido que Rioseras sea una marca referente en cuanto a la calidad de sus productos”.
Este viaje de crecimiento y aprendizaje empresarial ha ido acompañado de otro paralelo a nivel personal: durante este tiempo ha vivido su segunda maternidad; la pandemia; un accidente de tráfico cuyas secuelas han sido complicadas de superar… “Todos estos acontecimientos me han marcado y cambiado”, —asegura—: “Ya me veo como una mujer valiente y luchadora, y me han hecho más consciente de que debemos buscarle el lado positivo a todo, y de que somos capaces de más de lo que creemos. Todos los límites que tenemos son mentales”.
En este sentido, destaca la importancia de compaginar todas sus facetas: mujer, madre, emprendedora y mundo rural. Este esfuerzo se ha visto reflejado en varios reconocimientos al mérito al trabajo y excelencia profesional, como quedar finalista en el Premio Joven Empresario 2021, y ser ponente en una mesa redonda de emprendimiento en la Universidad de Burgos y en varias charlas inspiradoras sobre motivación y emprendimiento, “temas que me apasionan”, comenta Además, ha sido la primera mujer emprendedora en acceder a POLO positivo, aceleradora ligada a la industria cuyo objetivo es el apoyo a proyectos de emprendedoras/es y pymes en el sector industrial de la provincia de Burgos.
Se trata de una iniciativa privada y sin ánimo de lucro en la que los cinco socios promotores (Grupo Antolin, Aciturri, Gonvarri, Pascual y Fundación Caja de Burgos) aportan financiación, infraestructura y mentoring a los proyectos seleccionados que entran a formar parte de los distintos programas.
Para Ana María Díez Sedano, “el acompañamiento de POLO positivo está siendo perfecto. Todo aquel que tenga claro que quiere emprender debería hacerlo con el apoyo de Fundación Caja de Burgos y POLO positivo”. En concreto, su proyecto fue seleccionado en el programa IMÁN de ideas (https://polopositivo.es/iman-de-ideas), gracias al cual ha recibido mentorización, así como la colaboración de Pascual, uno de los cinco socios promotores. El programa también ha permitido a la compañía aplicar una novedosa plataforma para la gestión de la contabilidad, recibir propuestas de promoción y marketing y contar con asesoramiento permanente ante cualquier duda.
Con esta experiencia, la responsable de Embutidos Rioseras anima a probar a todas las personas que no se atreven a dar el paso de emprender: “Es cuestión de confiar en ti mismo y decirte “¿por qué no?”.
MORCILLAS Y EMBUTIDOS 100% NATURALES
Como decíamos al comienzo, Embutidos Rioseras ha aumentado su gama, aunque su producto estrella sigue siendo la morcilla artesana de arroz, que elaboran de manera artesanal desde 1972 con ingredientes naturales de tripa de vacuno y de cerdo.
Junto a esto, también fabrica y distribuye picadillo extra, chorizo fresco artesano, lomo adobado fresco extra y chorizo curado extra.
Desde el punto de vista medioambiental, además de seleccionar proveedores locales, como hemos visto, trabajan en la gestión de residuos y están estudiando la colocación de placas solares y la compra de una furgoneta menos contaminante.
Por otro lado, para Ana María el equipo humano es fundamental. Además de hacer todo lo posible para mantener un buen ambiente de trabajo, destaca que han puesto en marcha medidas que permiten la conciliación.
Y es que, para la emprendedora, la presencia de las mujeres en el sector agroalimentario todavía es escasa. Aunque considera que “va creciendo progresivamente”. Añade que “estamos ya en una época en la que comprendemos que no hay que responsabilizar a los hombres de que esto no sea posible, sino que vamos avanzando. Nos ha tocado vivir en una sociedad donde, aunque a veces cuesta acostumbrarse a ver el papel de la mujer en muchos ámbitos, lo aceptamos mucho mejor. El paso que creo que falta en general, y ese está en nuestra mano, es el empoderamiento de la mujer, que hará que avancemos igual que cualquier hombre, y nos complementemos perfectamente”.
“Aunque hayamos integrado prácticamente la igualdad, las mujeres aún solemos cargar más con el cuidado de los hijos, y compaginarlo con un negocio requiere un esfuerzo considerable”, afirma Ana María. Para ella, “se necesita un cambio muy grande en muchos aspectos que aún veo complicado. Y en el mundo rural, aún más. Una idea es ofrecer ayudas a la contratación, para que nos permita dedicar unas horas a nuestros hijos, como poder ocuparnos de horarios de colegio y complementarlo con el trabajo; para dejar de vivir en un estrés constante como ocurre hoy en día, donde finalmente duplicas jornada laboral a lo largo del día, mezclando tiempos, sin poder diferenciar perfectamente el tiempo que se merece la familia por un lado y por el otro el trabajo”.