Julia Pinedo Gil
Coordinador del proyecto (CARTIF)
El objetivo principal del proyecto FUSILLI es facilitar la transformación de los sistemas alimentarios urbanos hacia modelos más sostenibles, saludables, resilientes y equitativos. Y esto se logra a través de la implementación de “Living Labs”, o laboratorios, en 12 ciudades europeas, donde se desarrollan y prueban soluciones o acciones innovadoras que buscan mejorar el sistema alimentario completo, desde la producción y distribución de alimentos hasta el consumo y la gestión de residuos, pasando por la gobernanza.
Siendo un poco más específicos, estas acciones innovadoras van destinadas a (1) Reducir el impacto ambiental de la producción y el consumo de alimentos, adoptando prácticas que minimicen el uso de recursos naturales, la contaminación y el desperdicio; (2) Fomentar dietas saludables promoviendo el acceso a alimentos frescos, locales y saludables; (3) Implementar soluciones que minimicen el desperdicio en todas las etapas del sistema alimentario, desde la producción hasta el consumo; (4) Experimentar con tecnologías emergentes que apoyen la gestión sostenible del sistema alimentario, como la plataforma de monitorización o la plataforma comunitaria de conocimiento, y tecnologías agrícolas avanzadas, como agricultura de precisión, sensores IoT, agricultura vertical y sistemas hidropónicos; (5) Crear resiliencia alimentaria, es decir, aumentar la capacidad de las ciudades para afrontar desafíos como el cambio climático y las crisis económicas, garantizando que los sistemas alimentarios sean flexibles y puedan adaptarse a cambios imprevistos; (6) Pero sobre todo se ha trabajado mucho en fomentar la participación ciudadana, involucrando a los ciudadanos y a las partes interesadas en la co- creación de soluciones alimentarias, asegurando que las propuestas sean inclusivas y reflejen las necesidades y prioridades de la comunidad.
Podríamos considerar los “Living Labs” como la propia ciudad: son espacios de co-creación y experimentación donde sus habitantes pueden probar, implementar y desarrollar soluciones innovadoras para transformar sus sistemas alimentarios urbanos. Promueven la colaboración entre gobiernos locales, ciudadanos, empresas, universidades y ONGs, con el objetivo de lograr sistemas alimentarios más sostenibles, saludables y equitativos.
En cada ciudad participante, los laboratorios permiten experimentar soluciones adaptadas al contexto local. Esto incluye el diseño de políticas, la adopción de tecnologías innovadoras, la promoción de dietas saludables, la reducción del desperdicio de alimentos y la implementación de modelos circulares que favorecen la economía local.
El enfoque participativo de los laboratorios busca garantizar que las soluciones desarrolladas sean prácticas y escalables, alineándose con los objetivos de sostenibilidad y bienestar establecidos por la Unión Europea en su estrategia alimentaria, como el Pacto Verde Europeo y la Estrategia de la Granja a la Mesa.
Este proceso de co-creación también genera un aprendizaje compartido entre las ciudades que participan, lo que fomenta la replicabilidad de las iniciativas exitosas y la creación de redes de colaboración entre ellas.
Si observamos el mapa del proyecto, se puede ver que hacemos un viaje desde el norte de Europa o Tampere, en Finlandia, hasta el sur de Roma o Atenas, y desde el oeste y pequeño Castelo Branco, en Portugal, hasta el este de Bursa en Turquía (devastado por los terremotos del año pasado) o Kharkiv, en Ucrania, donde la seguridad alimentaria y la seguridad en general se han convertido más que nunca en una prioridad.
LA EXPERIENCIA DE SAN SEBASTIÁN
San Sebastián, como parte del proyecto FUSILLI, ha involucrado a la comunidad y fomentado prácticas alimentarias más saludables y responsables. Desde la promoción de una alimentación saludable en los niños hasta el apoyo a los agricultores locales, con un enfoque en la conexión entre la producción alimentaria y el bienestar de los ciudadanos.
Uno de los pilares del proyecto en la ciudad son los talleres EmoZion, que trabajan el bienestar emocional y la promoción de dietas saludables en niños de entre 5 y 11 años donde aprenden, a través de actividades lúdicas, sobre la importancia de alimentarse de manera equilibrada. Además, el ayuntamiento de San Sebastián ha establecido lazos con EROSKI para llevar a cabo actividades de educación alimentaria. EROSKI cuenta con un programa en el que enseñan a los niños y sus familias a comprar y cocinar de manera saludable, al mismo tiempo que se mide el índice de obesidad infantil para fomentar hábitos más sanos desde una edad temprana.
La agricultura urbana y periurbana también juega un papel crucial. En el barrio de Altza, el acceso a la tierra y la formación para nuevos agricultores orgánicos permite el cultivo y la venta directa de productos frescos y locales. Este proyecto no solo mejora el acceso a alimentos de calidad, sino que también fortalece los lazos comunitarios, ya que los vecinos pueden visitar las granjas, participar en actividades, y fomentar una relación más cercana con los productores.
San Sebastián también destaca por su apoyo a los emprendedores del sector alimentario. A través del Cluster Guztiona, que agrupa a más de 100 agentes del sector, se promueven productos locales mediante exposiciones y campañas. Además, el clúster ofrece formación y asesoramiento a empresarios, y cuenta con una incubadora culinaria que impulsa el emprendimiento en gastronomía.
El compromiso de la ciudad con los productos de kilómetro cero queda reflejado en eventos como el Donostia Urban Lur Festival y el Día del Producto Local, que llevan los mercados de agricultores directamente a los barrios y al corazón de la ciudad. Además, el municipio otorga un premio a los restaurantes y hoteles que integran ingredientes locales en sus menús, incentivando a que cada vez más negocios apuesten por la sostenibilidad alimentaria.
Y, por último, dentro de las actividades de residuos alimentarios, la ciudad ha empezado un proyecto de compostaje comunitario y doméstico, permitiendo a los ciudadanos gestionar sus propios residuos orgánicos de forma sostenible.
PRINCIPALES CONCLUSIONES EXTRAÍDAS DE FUSILLI
El proyecto FUSILLI ha arrojado conclusiones inspiradoras que subrayan la importancia de transformar el sistema alimentario desde una perspectiva local, sostenible y profundamente conectada con las comunidades. Lo que está claro es que hay que transformar el sistema alimentario, pero no existe una solución única para todas las ciudades, cada una debe adaptar sus iniciativas según sus características culturales, geográficas y sociales. FUSILLI ha demostrado que la sostenibilidad alimentaria debe estar profundamente arraigada en el entorno local, respetando las tradiciones y aprovechando los recursos disponibles.
Durante FUSILLI el rol de la gobernanza y la participación de los diferentes ayuntamientos ha sido un aspecto fundamental para dar pequeños pasos en este proceso de transformación. La colaboración activa entre administraciones locales, ciudadanos, empresas y ONGs ha demostrado que solo con un liderazgo fuerte y compartido se pueden impulsar cambios duraderos. Los municipios han jugado un papel esencial como facilitadores y promotores de políticas alimentarias que puedan perdurar más allá del proyecto.
Durante la implementación de acciones o soluciones innovadoras, uno de los aprendizajes más valiosos ha sido el poder de la co-creación y la participación ciudadana. Cuando los ciudadanos se involucran activamente en el diseño de soluciones alimentarias, estas no solo se adaptan mejor a las necesidades locales, sino que generan un sentido de pertenencia y responsabilidad colectiva.
La educación ha sido fundamental en este proceso. Sensibilizar a las personas, desde los más pequeños hasta los mayores, sobre la importancia de una alimentación responsable ha generado cambios tangibles en los hábitos de consumo y en la relación con los alimentos. FUSILLI ha permitido que muchas ciudades prioricen la enseñanza de una cultura alimentaria más saludable y consciente, donde las decisiones cotidianas tienen un impacto directo en el bienestar individual y colectivo.
En paralelo, el apoyo a los agricultores locales se ha revelado como una pieza clave. No solo en términos de incentivar la producción de alimentos de proximidad, sino también para reforzar los vínculos entre los productores y los consumidores. La visibilidad de los productos locales y la creación de redes directas entre agricultores y ciudadanos ha fomentado una mayor confianza y una mejor comprensión de la importancia de la soberanía alimentaria.
La reducción del desperdicio alimentario también se ha consolidado como una prioridad indiscutible. FUSILLI ha mostrado cómo pequeñas acciones, como el compostaje comunitario o la redistribución de excedentes, pueden tener un impacto significativo en la minimización de los residuos y en el aprovechamiento integral de los recursos.
El uso de tecnologías emergentes ha aportado una dimensión innovadora al proyecto, abriendo nuevas posibilidades para gestionar y monitorizar de manera más eficiente el sistema alimentario.
Desde plataformas digitales para la educación hasta herramientas para la gestión de residuos, la tecnología ha sido un aliado crucial en esta transformación.
Finalmente, la necesidad de replicabilidad y escabilidad de las iniciativas ha quedado clara. Las experiencias exitosas pueden y deben ser adaptadas a otras ciudades, permitiendo que más comunidades se beneficien de los aprendizajes de FUSILLI. Este proceso de compartir conocimientos y buenas prácticas refuerza la idea de que la transformación del sistema alimentario es un reto global que requiere soluciones colaborativas y locales. Por ello el proyecto ha creado una plataforma de comunidad de conocimiento donde las ciudades comparten sus experiencias y lecciones aprendidas a lo largo del proyecto (https://fusilli.wings-ict-solutions.eu/).
EL PAPEL DE CARTIF
CARTIF, además de ser el coordinador del proyecto, ha tenido también un papel técnico importante para garantizar la coherencia y eficacia de las soluciones implementadas. Como coordinador, se está encargando de la gestión financiera y administrativa del proyecto. Un proyecto que involucra 34 socios, 13 países y está financiado con más de 12 millones de euros. Además de encargarse de la relación con la Comisión Europea.
Desde el punto de vista técnico, hemos sido responsables de llevar a cabo la monitorización de todas las soluciones innovadoras llevadas a cabo en los 12 laboratorios urbanos. Hemos desarrollado una metodología más o menos homogénea para evaluar el impacto de estas acciones en la transformación del sistema alimentario. Esta metodología ha permitido medir de manera precisa y comparativa cómo cada ciudad ha avanzado hacia un modelo alimentario más sostenible y equitativo. Con el fin de asegurar que la monitorización fuera accesible y eficiente, hemos integrado esta metodología en una plataforma tecnológica abierta: https://fusilli.wings-ict-solutions.eu/. Permite monitorizar a lo largo del tiempo los progresos de cada laboratorio, así como explorar los resultados y entender el impacto de las acciones en cada ciudad participante.
SIGUIENTES PASOS DEL PROYECTO
Aunque el proyecto FUSILLI está entrando en su fase final, aún quedan momentos clave como la Final Conference, que se celebrará el 19 de noviembre en Nilüfer, Turquía, uno de los Living Labs del proyecto. Este evento será el gran escaparate donde compartiremos los logros y aprendizajes acumulados a lo largo del proyecto. Será una oportunidad para reflexionar sobre cómo las soluciones desarrolladas han impactado en los sistemas alimentarios de las ciudades participantes. Además, la conferencia contará con una modalidad híbrida, lo que permitirá que participantes de todo el mundo se unan tanto de forma presencial como virtual, asegurando que nadie se quede fuera de esta experiencia transformadora y conectará con otros proyectos.
Este es el link para poder registrarse al evento: https://eveeno.com/fusilli_final_ conference.
Tras este evento, se llevará a cabo la última reunión del consorcio en la misma ciudad. Esta fase es crucial, ya que se trata de preparar los informes finales y cerrar los últimos entregables antes de presentar el proyecto de manera oficial ante la Comisión Europea.
Mirando hacia adelante, aunque diciembre marcará el cierre oficial del proyecto, habrá un último reto: la defensa del proyecto ante la Comisión, prevista para mediados de marzo de 2025. Este será el momento en el que FUSILLI, tras cuatro años de trabajo, mostrará sus frutos y defenderá la transformación alimentaria que ha impulsado en toda Europa. Todo esto ha sido posible gracia a la financiación del Programa Horizonte 2020 de la Comisión Europea, European Union’s Horizon 2020 research and innovation programme under grant agreement No. 101000717.