^{Otilia Romero de Condés}

^{CEO de la World Olive Oil Exhibition}

La 10ª Edición de la World Olive Oil Exhibition (WOOE) surge en un contexto complejo y difícil en el que España, mayor productor mundial, hace frente a una cosecha corta que podría haberse mitigado en parte con las lluvias caídas los últimos días.

La cosecha a nivel mundial podría caer entre un 8% y un 9%, según algunos expertos internacionales como Juan Vilar, en una situación que se está ajustando ligeramente al alza y en el que parece saldrán bien librados países como Turquía o Grecia donde el tiempo ha sido más benigno.

No obstante, la Feria, en su edición más internacional, se presenta como la gran oportunidad de las almazaras de conquistar nuevos mercados, muchos de ellos tiendas gourmets, cadenas regionales de supermercados, servicios de restauración y catering y la apertura a nuevos países consumidores. Y es que nuestra feria es el encuentro de todo el sector del aceite de oliva, tanto en las operaciones comerciales, sin duda su principal razón de ser, como en las actividades paralelas que se lleven a cabo: catas, conferencias, demostraciones culinarias y concursos gastronómicos.

La realidad, crecimiento de costes aparte, es que a 31 de octubre el aceite almacenado en España es de 365.100 toneladas, con la campaña ya iniciada, 500 toneladas más que en el mismo mes del pasado año, con lo que habría aceite de oliva para exportar, vender en el mercado interior donde consumimos la campaña pasada 600.600 toneladas, 57.500 toneladas más que el pasado año, y realizar una importante exportación.

Pero el aceite es mucho más que eso. Presenta una capacidad de liderazgo que genera confianza en los mercados, ofrece sostenibilidad en el planeta con más de 2,7 millones de hectáreas de olivo y es la grasa más saludable como lo demuestran numerosos estudios científicos, muchos de ellos elaborados por países sin tradición cultural en el uso del oro líquido. Aporta, por otra parte, una amplia gama de cualidades organolépticas dignas de los paladares más exquisitos.

El aceite de oliva debe claramente pararse a pensar en su futuro, un futuro que pasa inexorablemente por la puesta en valor de su calidad y por el establecimiento de precios en función de esa calidad.

En España hay un total de 350.000 olivareros que aportan su producto a las 1.750 almazaras y a las 60 extractoras de orujo que se extienden por toda la geografía nacional, en un cultivo que cubre 13 de las 17 Comunidades Autónomas y que ofrece anualmente 46 millones de jornales.

El aceite de oliva supone algo menos del 3% del consumo de aceites vegetales en el mundo con alrededor de tres millones de toneladas de producción y compite con gigantes como el aceite de palma, de soja, de colza o girasol.

El sector se enfrenta a un problema de precios cuando escasea en el que debe hacer valer el argumento de la salud y la posibilidad de su reutilización en frituras (permite hacer alrededor de diez) frente a sus competidores (generalmente solo pueden hacer una).

La World Olive Oil Exhibition, cuya 10ª edición está en marcha, permite agilizar los intercambios comerciales, diversificar los mercados, dar a conocer el producto a los países de menor tradición consumidora y ofrecer calidad y variedad.

Para ello se han organizado numerosas actividades (conferencias, catas, showcookings…) para que todos los que se acerquen a la WOOE puedan conocer de primera mano todo lo que engloba y significa el aceite de oliva, no solo en nuestra cultura, sino a nivel mundial.