_{Joaquín Garrido Pardo}

_{Secretario general del Consello Regulador de la DOP Mexillón de Galicia}

Estratégico: “de importancia decisiva para el desarrollo de algo”... El diccionario de la Real Academia Española describe así una de las acepciones de ese adjetivo.

En Galicia, esa simple definición se convierte en certeza cuando está ligada al sector del mejillón. Nuestra Comunidad Autónoma tiene en el mar a una de sus principales industrias. El mar ha sido históricamente fuente de prosperidad para los gallegos, pero también un signo de identidad. En torno a las rías se ha ido tejiendo una sólida urdimbre socioeconómica ligada a nuestros excelentes productos, entre los que el mejillón brilla con luz propia hasta convertirse en el marisco por antonomasia de la variada y prestigiosa despensa marina gallega. Además, cuenta con el aval de un sello de calidad como el de Mexillon de Galicia, que garantiza a los consumidores un origen cien por cien gallego y una calidad superior.

La importancia del mejillón se ha mantenido a lo largo de generaciones, alcanzando su culmen durante la pandemia, cuando, a diferencia de otros, preservó su actividad y el empleo asociado, declarado como esencial. Fue entonces cuando demostró su sólida musculatura, adquiriendo un rol decisivo en el mantenimiento de la cadena de suministro alimentario. En esos meses, nuestro sector acrecentó aún más el carácter estratégico que siempre ha tenido por su importancia socioeconómica con otro aporte fundamental: ser garante de la soberanía alimentaria.

Esa fortaleza es la consecuencia de un saber hacer basado en la tradición pero que también ha sabido tomar el pulso de cada momento histórico para adaptarse a sus demandas.

Por eso, hoy asistimos con inquietud a los cambios que se están proponiendo en la gestión de la mejilla y que, de concretarse, condicionarían seriamente la viabilidad del sector.

La mejilla es el comienzo de todo. Es la cría del mejillón que los productores recogen en las rocas del litoral para luego disponerla en las cuerdas de las mejilloneras hasta su retirada como ejemplar adulto. Su recolección es un derecho histórico de los bateeiros, respaldado por la Ley, que ahora se puede ver muy limitado tras una resolución de la Xunta que impide el acceso a amplias zonas a las que hasta ahora sí se podía acudir en busca de esa semilla.

Es la respuesta a la acción de unos actores ajenos al sector del mejillón que desde hace tiempo insisten en extender su influencia y ejercer unos pretendidos derechos sobre el control de la mejilla. Son los mismos que no han podido o sabido mantener y fortalecer sus cultivos de moluscos como el berberecho, la almeja o la navaja, hasta el punto de que, según cifras oficiales, Galicia está perdiendo la hegemonía como proveedora del mercado nacional superada por Portugal e Italia.

Ante esta realidad, ¿va a ponerse en riesgo el futuro del sector mejillonero de Galicia dejando una parte estratégica de la gestión de ese recurso en manos de esos actores? ¿Se ha valorado lo que supondría esa medida? ¿Alguien ha analizado lo que significaría que sucediese con el mejillón lo que está pasando con otros mariscos de Galicia?

Nuestro sector actúa como un reloj de alta calidad, con un entramado de actividades que funcionó incluso en los meses más complicados de la crisis sanitaria. Ese entramado se pone en marcha en diciembre con la recolección de la mejilla. El suministro regular de mejilla mantiene vivo un sector con 20.000 empleos directos e indirectos.

Un conglomerado que se asienta con sólidas bases en nuestra comunidad desde hace más de 70 años. Hoy han decidido ponernos en riesgo, demasiado para permanecer impasibles.