^{Beatriz Jacoste}

^{Directora de KM ZERO Food Innovation Hub}

Como cada final de año, lanzamos nuestro informe “Fooduristic” donde recopilamos tendencias, reflexiones y los casos de éxito de personas, compañías y startups que están replanteándose el sistema alimentario tal y como lo conocemos.

Nuestro hub se está convirtiendo en el ecosistema de innovación abierta de referencia para la industria agroalimentaria, con la intención de dibujar un futuro de la alimentación más sostenible, más saludable y más accesible, sin perder de vista que sea una experiencia deliciosa. Porque cuando hablamos de alimentación, hablamos de una industria extraordinariamente innovadora, pero también de la cultura y los hábitos que nos definen.

Con iniciativas como Fooduristic, compartimos con nuestra comunidad conocimiento acerca de desafíos y oportunidades a los que se enfrenta el sistema alimentario, y destacamos a personas y soluciones en las que nos podemos apoyar e inspirar para hacer los cambios oportunos a la velocidad necesaria.

“Alimentando soluciones para un mundo complejo”, es el título que destaca en la portada de su última edición, tras la que comienzo a recorrer páginas recordando cómo empezamos a diseñarlo y el momento en el que seleccionamos los ejes temáticos y los desafíos más apremiantes para el sector: salud y bienestar; tecnología y digitalización, las proteínas de nueva generación y, cómo no, la sostenibilidad.

Grandes retos con una pregunta en común: ¿Qué podemos esperar de la industria alimentaria en 2023?

La publicación arranca haciendo un repaso a la innovación abierta e inversión corporativa como instrumentos que posibilitarán a la gran industria a sobreponerse a los desafíos y a las startups a escalar su producción y empezar a comercializar para llegar a ser relevantes en el mercado. Estos ámbitos, fundamentales para impulsar la industria alimentaria del futuro, están pasando de ser una tendencia a consolidarse.  En 2020, en torno a 3.200 millones de dólares (USD) fueron invertidos por fondos de corporate venturing, lo que supuso un 8% del total de la inversión ese año. Se estima que en 2021 y 2022 este porcentaje ha aumentado. Programas de innovación abierta e inversión estratégica como KM ZERO Venturing, que en 2023 contará con una segunda edición, están permitiendo a empresas consolidadas colaborar con startups foodtech especializadas en los principales retos del sector, a través de pilotos, pruebas industriales, joint ventures y otras formas de generar sinergias y codesarrollos.

Con relación a la salud y el bienestar, veremos cada vez más desarrollos que se adaptarán a las necesidades particulares de cada individuo, teniendo en cuenta su entorno y hábitos, convirtiéndose en una “medicina” que garantice una longevidad de calidad. Se abre un abanico amplísimo de oportunidades para la industria de cara a adaptar su oferta a cada cliente, haciendo que éste reciba, por ejemplo, un kit personalizado de probióticos o un conjunto de ingredientes híper-personalizado en su propia casa, listo para cocinar sólo aquello que le conviene y así alcanzar su máximo bienestar. Según afirma la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (AECOC) en Fooduristic’23, veremos cada vez más como los retailers tradicionales integran la restauración y nuevos acuerdos entre distribuidores y plataformas de delivery.

En el ámbito de las nuevas proteínas, veremos en 2023 aún más interés en la fermentación de precisión. El sabor seguirá guiando la demanda, por lo que muchos ingredientes naturales, como los hongos y algas, llevan la promesa de potenciar el sabor y mejorar la textura en productos de base vegetal. Por otra parte, los productos híbridos, es decir, elaborados tanto con proteína vegetal como animal, se presentan como una buena opción para la transición proteica. Estos tienen el potencial de generar un impacto en el cambio de hábitos del consumidor, fomentando la transición hacia alimentos innovadores de origen vegetal respetuosos con el entorno y desde la familiaridad del sabor de siempre.

El desperdicio alimentario será uno de los principales retos relacionados con la sostenibilidad. Según la FAO, si se aprovechase la comida que acaba siendo desperdiciada, se podría alimentar a más de dos mil millones de personas y se podría solventar la subalimentación a nivel mundial. En España esperamos con expectación el Proyecto de Ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, cuya entrada en vigor está prevista para enero de 2023 y que pretende promover la economía circular y la sostenibilidad con acciones reales. En este sentido, muchos proyectos se consolidarán y escalarán el próximo año, como la plataforma NARIA, que está empezando a testear en industria su solución de Inteligencia Artificial para ayuda a evitar el desperdicio alimentario.

Además, por primera vez en el informe Fooduristic, hemos abordado la disciplina del Food Design, o cómo el diseño puede ayudarnos a crear un mejor futuro de la alimentación. Sin duda, esta área será más relevante, y destacamos como impulsoras de referencia las figuras de Francesca Zampollo y en nuestro país a Elsa Yranzo.

Hasta aquí este recorrido, con los pies en el presente y la vista en el futuro. Me gustaría invitaros a ver lo que nos depara la industria de la alimentación con vuestros propios ojos, a través de las páginas de Fooduristic’23, cuya descarga es libre y gratuita en este enlace.

¡Feliz 2023!