_{Teresa López López, presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR)}

Hace poco en FADEMUR concluimos un proyecto cultural con el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. En él mostramos la figura de una gran pintora norteamericana, Georgia O’Keeffe, a mujeres rurales de toda España. Pero el proyecto, que duró meses, iba mucho más allá: les enseñamos a ver por sí mismas su entorno.

Al término de esta iniciativa, una de las participantes decía que “Esta experiencia nos ha ayudado a meternos no solo en los cuadros de Georgia sino en nuestros propios pueblos, ahora los caminamos de una manera diferente”. Eso, precisamente, es lo que siempre hemos sentido en nuestra organización, que cada mujer es diferente y, por eso, a menudo pienso que en España tenemos tantos pueblos como vecinas hay en ellos: casi siete millones.

Por eso desde el principio en FADEMUR nos hemos negado a celebrar el Día Internacional de la Mujer Rural, para nosotros lo es de las Mujeres Rurales. Rechazamos que nos simplifiquen, somos millones y, aunque tenemos problemas y reivindicaciones comunes por los que luchamos unidas, cada una tiene su propia historia: agricultoras, artesanas, maltratadas, ganaderas, trabajadoras por cuenta ajena, jubiladas, divorciadas, estudiantes, desempleadas, viudas…

Nuestras diferentes historias están marcadas por el aislamiento y la falta de servicios y oportunidades en nuestros pueblos. Esto deriva en problemas comunes. Cuando no disponemos de líneas de transporte público, un cuartel de la Guardia Civil, un centro de día para nuestras mayores, un instituto para nuestros jóvenes, un centro de salud… Cuando no tenemos esto, las mujeres rurales asumimos una sobrecarga de trabajo de cuidados, somos más vulnerables a la violencia de género y tenemos menos acceso a oportunidades laborales.

Es por eso que en FADEMUR hemos venido centrando nuestros esfuerzos en estas tres áreas, siempre desde diversos ángulos. Por poner solo un ejemplo, trabajando el envejecimiento saludable de las personas mayores del medio rural reducimos las situaciones de dependencia en este grupo poblacional y, así, aliviamos la sobrecarga que pueden acarrear a las mujeres a su alrededor.

Esta forma de abordar nuestras problemáticas está demostrando ser un éxito para conseguir nuestros objetivos en cuanto a cuidados, en contra de la violencia y en pro de la empleabilidad. Por ello, en 2022 desde FADEMUR continuaremos desarrollando nuestros programas. Eso sí, las mujeres rurales esperamos con entusiasmo ver algunos cambios que este nuevo año nos aguarda.

Con especial esperanza contemplamos la llegada de los fondos Next Generation, la inclusión definitiva de la perspectiva de género en la PAC, y la aprobación del Pacto Verde. Además de estos acontecimientos concretos, también esperamos avances en la digitalización y la economía circular, así como en cuanto a la situación originada por la pandemia. Y no solo estamos expectantes a todos ellos sino también vigilantes: la línea entre la oportunidad y la amenaza es fina, pero no vamos a consentir que sea atravesada.

Por eso, para obtener de todo ello los frutos que necesitamos en los pueblos, no podemos despistarnos. Como decía Picasso, “Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando”. Este es el espíritu que mueve a las mujeres de FADEMUR, también en 2022.