Jorge Sauma, Gerente General de CORBANA
Actualmente, con más de 2 millones de toneladas al año, Costa Rica es uno de los cinco mayores exportadores mundiales de banano. En este hecho tiene mucho que ver la actuación de la Corporación Bananera Nacional (CORBANA), que se creó en 1971 como ente público no estatal para promover el desarrollo del sector bananero nacional. Pero más allá de las cifras de exportación, Costa Rica ocupa una posición de relevancia internacional por haber creado el primer ecosistema productor de banano completamente sostenible y por su contribución permanente a la investigación sobre esta fruta que, aunque parece omnipresente e inagotable, está expuesta a serias amenazas, como el cambio climático, las fluctuaciones de precios en el mercado internacional y enfermedades. No en vano, CORBANA destina a investigación científica casi el 50% de su presupuesto anual.
Una grave amenaza sigue siendo la raza tropical 4 de Fusarium (TR4), una enfermedad fúngica del suelo que afecta a las plantas de bananos con alta virulencia, hasta el grado de devastación. Una vez que se contamina un terreno de cultivo, la gestión de la enfermedad resulta muy difícil y costosa. Históricamente, es la enfermedad más destructiva de las musáceas y está considerada entre las diez enfermedades más importantes en la historia de la agricultura. En colaboración con MUSALAC y Bioversity International, CORBANA ha diseñado estrictos protocolos de bioseguridad para los profesionales y la ciudadanía que viajen fuera del país, para evitar a toda costa la entrada de esta y otras enfermedades.
Esta labor de prevención está respaldada por su rigor científico y su esfuerzo en la investigación integral en temas fitopatológicos, de control biológico de plagas y enfermedades y de desarrollo de biofertilizantes. Tras 45 años de líneas de estudio ininterrumpidas, el Centro de Investigaciones Científicas del banano de CORBANA es actualmente uno de los más importantes de Latinoamérica y El Caribe y todas sus investigaciones son puestas al servicio de los productores costarricenses, así como de la comunidad científica y académica internacional. Desde CORBANA no se concibe hacerlo de otra manera. El conocimiento ha de ser compartido para que redunde en valor real para todos. Esta investigación colaborativa se materializa a través de convenios como los que mantiene con la Universidad de Wageningen en Holanda, el Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CIRAD) en Francia, la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica o la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (EMBRAPA), entre otras destacadas instituciones internacionales.
El área de fitopatológica tiene entre sus líneas de acción la identificación de los agentes causantes de las enfermedades en el banano, el estudio de la biología, ecología y epidemiología de las afecciones, así como la evaluación de su impacto sobre la cantidad de la producción y calidad de los frutos. Igualmente, realiza el seguimiento de indicadores de resistencia a fungicidas e implementa técnicas moleculares para identificar y monitorizar a los agentes causantes y analizar la diversidad microbiana. El resultado es el desarrollo de conocimiento y tecnología que permite un mayor control de las plagas y enfermedades con una menor carga química de los agentes controladores convencionales en combinación con agentes biocontroladores.
INVESTIGACIÓN INTERDISCIPLINARIA
Aunque vencer al Fusarium TR4 y ahondar en estudios fitopatológicos es una prioridad, la actividad de I+D de CORBANA conduce de toda una serie de disciplinas de investigación —a nivel de laboratorio, de invernadero y de campo— para identificar formas de mejorar la calidad y resistencia del banano a plagas, enfermedades y condiciones adversas del clima, incrementar la productividad de las fincas, adoptar buenas prácticas agrícolas, controlar las enfermedades de forma integral y, en definitiva, contribuir a un cultivo de banano sostenible y a una industria nacional cada vez más competitiva a nivel mundial.
Así, desde el área de suelos se abordan técnicas de gestión, recuperación y conservación de los terrenos probando el uso de coberturas vegetales. Además, se analiza el suelo como recurso a través de prácticas para corregir la acidez y los desequilibrios en los indicadores de la calidad y salud de los terrenos y para reducir el uso de fertilizantes convencionales con fuentes alternativas de nutrientes, como fuentes de materia orgánica como compost, bocashi, abonos verdes y biofermentos o el mismo aporte de nutrientes de las coberturas del suelo repelentes a plagas insectiles.
El área entomológica investiga sobre el uso de fundas protectoras del racimo con fungicidas de baja carga química y el uso de controladores biológicos (depredadores naturales) de plagas insectiles. El área de control biológico se focaliza en el desarrollo de productos biológicos como alternativas al uso de agroquímicos en todos los aspectos del manejo del cultivo donde es requerido.
Bajo el prisma de nematología se investiga para combatir los nemátodos, gusanos microscópicos que dañan el sistema radicular de la planta y que baja su producción. Esto se realiza, por ejemplo, haciendo un seguimiento constante de la sanidad de las raíces en las fincas y probando métodos sustitutivos de los agentes químicos convencionales. Por su parte, desde las áreas de agrofisiología, clima y producción, se busca incrementar la producción mediante la planificación, desarrollo e interpretación de los estudios que se realizan en botánica, agronomía y fisiología. También se monitoriza la respuesta agronómica del cultivo a las condiciones del clima y se facilita al productor información sobre predicciones climáticas para la toma de decisiones y proyecciones de producción. Igualmente, se ha creado un banco de germoplasma en una plantación de 1,5 hectáreas (con 150 variedades de bananos) para estudiar la resistencia del banano a plagas, enfermedades y adversidades climáticas.
El Centro de Control Biológico y Biología Molecular, con laboratorios de última generación para el estudio avanzado de la interacción entre el banano, el medioambiente y los biocontroladores, es una de las unidades de mayor relevancia teniendo en cuenta las nuevas exigencias del mercado en cuanto a una producción de frutos más sostenible. Esto integra la búsqueda de soluciones a afecciones del banano como los nematodos de las raíces, la sigatoka negra y plagas insectiles y pudriciones causadas por bacterias patógenas del suelo.
INVESTIGACIÓN PARA EL PROGRESO
Lo que es claro es que la actividad bananera es cada vez más competitiva, lo que hace necesario investigar para proteger los cultivos, mejorar la eficiencia y productividad y garantizar la sostenibilidad, en su más amplio sentido. Con esta visión de futuro, CORBANA ya ha logrado reducir en casi un 50% el uso de plaguicidas y, con tan solo poco menos del 1% del territorio del país dedicado al cultivo de esta fruta, año a año aumenta la productividad de las fincas de manera natural y sostenida. Con todo, una muestra clara de cómo el fortalecimiento de la investigación científica y la innovación agrícola sientan las bases del progreso.