Elena Bermejo
Coordinadora del grupo de trabajo ‘Mujer e Ingeniería Agronómica’ del Colegio de Agrónomos de Centro y Canarias
El Colegio de Ingenieros Agrónomos de Centro y Canarias, que abarca Ávila, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Las Palmas de Gran Canaria, Madrid, Santa Cruz de Tenerife, Segovia, Soria y Toledo, creó a finales de 2019 su grupo de trabajo ‘Mujer e Ingeniería Agronómica’, con el objetivo de visibilizar la presencia de las mujeres en esta profesión y favorecer su reconocimiento en el ámbito empresarial. Al frente del mismo (y también del grupo de trabajo ‘Jóvenes ingenieros, emprendimiento e innovación’, además de ser vocal de la Junta de Gobierno desde 2015) se encuentra Elena Bermejo, Ingeniera Agrónoma con más de 30 años de experiencia trabajando en el grupo Tragsa.
Su amor por el campo le viene de familia, tal y como relata, lo que sumado a su interés por las ciencias guio su camino hacia esta carrera que hoy trabaja por poner en valor: “Siempre me han gustado las asignaturas de ciencias: matemáticas, física, química, biología. Desde pequeña mis padres me llevaban al campo y me enseñaban cosas relacionadas con la profesión: los dos eran peritos agrícolas. Mi padre nos llevaba con él cuando hacía algún trabajo particular los fines de semana, y nos permitía sostener la mira, mirar por el teodolito o taquímetro, pintar líneas en los planos… En el campo, también iba siempre con él cuando había que recoger la cosecha, varear o podar los olivos, quitar los retallos… En cuanto a mi madre, creo que es la persona que conozco que más sabía de plantas. Cuando tuve que elegir la carrera me encantaba la tecnología y todo lo relacionado con el medio rural, maquinaria agrícola, presas, caminos, puestas en regadío, por lo que está claro que la carrera que cumplía todo era la de Ingeniería agronómica, y más concretamente la especialidad de rurales”.
Para Elena, lo más gratificante de su profesión es que “tenemos un papel fundamental en el desarrollo tecnológico y científico de la sociedad y del medio ambiente y en la mejora de la calidad de vida de las personas. La carrera de ingeniero agrónomo nos prepara de manera eficiente en muchas disciplinas, lo que permite un campo de actuación muy amplio. En mi caso concreto, en el grupo Tragsa me he dedicado principalmente a la gestión de proyectos que aplican los Sistemas de Información Geográfica para al inventario y gestión de la información rural. En concreto, he trabajado la obtención del Censo Agrario 2020, el SIG citrícola, el SIG Oleícola y SIG Vitícola, aunque también he trabajado en la realización de análisis de riesgos fitosanitarios, en la apertura de mercados y mejora de exportaciones entre países terceros, en la elaboración de informes técnicos en materia de sanidad vegetal exterior e interior, en la gestión comercial de clientes estratégicos y en el asesoramiento y apoyo técnico y administrativo y para la preparación de licitaciones internacionales”, explica.
Si nos centramos en el porcentaje de mujeres que forman parte del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Centro y Canarias, Elena Bermejo indica que suponen el 24%, aproximadamente 400 colegiadas de 1.600 colegiados totales. “Son unas cifras que para nada reflejan la realidad a nivel de egresados de nuestras escuelas. Por ejemplo, en la de Madrid el porcentaje de mujeres en los estudios de ingeniería agronómica se mantiene en valores bastantes estables, entre el 40 y el 50%”, apunta.
“En cuanto a la Junta de Gobierno, actualmente las mujeres representamos el 22%” –añade–. “Hemos sido el primer colegio en tener a una mujer como decana, María Cruz Díaz, que además ha sido la primera mujer presidenta de la Asociación Mundial de Ingenieros Agrónomos (AMIA), de la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos (ANIA), cargo que todavía ejerce. María Cruz Díaz ha sido y es un referente para todas las ingenieras agrónomas y sin duda ha contribuido y sigue contribuyendo a aumentar la visibilidad de la mujer en nuestra profesión”.
Además, cabe resaltar que, según un estudio del Observatorio de la Ingeniería, la ingeniería agrícola es la que cuenta con un mayor número de mujeres, un tercio del total.
Dentro del grupo de trabajo ‘Mujer e Ingeniería Agronómica’, Elena nos cuenta que en primer lugar han realizado varios estudios para conocer la situación actual de la mujer en la profesión, como punto de partida para tomar decisiones sobre el funcionamiento del Colegio y sobre las próximas acciones del grupo.
“Estamos identificando, por ejemplo, a las ingenieras agrónomas en nuestro sector que puedan servir de referente para otras ingenieras agrónomas y para las futuras estudiantes de ingeniería agronómica, así como la posibilidad de reconocer los méritos profesionales de las ingenieras agrónomas con acciones concretas que aún estamos estudiando”, asegura.
Según datos de FIAB, se ha registrado un ligero descenso del empleo femenino (38,5% en 2022, frente al 39,4% en 2021), lo que supone una pérdida de representatividad. Además, en España, solo el 30 % de los titulares de empresas y explotaciones agrarias es mujer.
“Nuestra formación, creatividad, visión y capacidad de gestión aportan buenos resultados a la sociedad en general y a las empresas e industrias en particular, haciendo posible alcanzar un desarrollo sostenible que permita satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras”, defiende la coordinadora del grupo de trabajo.
En cuanto a las medidas que se deberían tomar, la vocal del Colegio considera que hay que darle un impulso mayor a la Ley de Titularidad Compartida, especialmente desde los gobiernos autonómicos: “Tras 12 años de su entrada en vigor, no sé si podemos decir que los resultados estén siendo tan satisfactorios como se esperaba. En 2022, se dieron de alta en los registros de titularidad compartida 1.073 explotaciones.
Hay comunidades, como las de Madrid, en la que el contador está a cero. Creemos que el desconocimiento y la complejidad de la tramitación están detrás de esta escasa incidencia de la Ley. Es necesario hacer más publicidad y promoción, y facilitar la formación del personal técnico para ejecutarla y mejorar el conocimiento sobre la tramitación de los registros”.
Otra medida necesaria es “seguir trabajando para que las mujeres tengan mayor presencia en cargos de responsabilidad en las entidades, cooperativas y empresas del sector y, mejorar las oportunidades laborales, especialmente en las zonas rurales. Aunque la Política Agraria Común (PAC) viene incluyendo medidas con perspectiva de género, el reparto de las ayudas se sigue caracterizando por la brecha de género. Asimismo, con un sector cada vez más tecnificado y digitalizado, creemos que es necesario mejorar el acceso de la mujer a las nuevas tecnologías”.
Por otro lado, desde el grupo de trabajo ‘Jóvenes Ingenieros, Emprendimiento e Innovación’, explica que se están organizando jornadas de innovación en el medio rural con las que se pretende visibilizar la presencia de los ingenieros agrónomos y el servicio que realizan a la sociedad.
“También formo parte del grupo de trabajo que estudia la elaboración de un plan estratégico para el Colegio, a corto, medio y largo plazo –añade–; y del grupo de trabajo ‘Uso de Productos Fitosanitarios’, que está trabajando en el impulso de la figura del ‘prescriptor fitosanitario’ para reducir los riesgos de los efectos perjudiciales de su uso para la salud y el medio ambiente y para permitir la reducción de costes de materia prima al realizar los tratamientos en el momento adecuado y con el producto adecuado”, finaliza Elena Bermejo.