Francisco Aranda Manzano: "La competitividad no puede esperar"
UNO, Organización Empresarial de Logística y Transporte de España
24 de abril, 2022
Tanto la logística, como el resto de sectores productivos, necesitamos que se apruebe una rebaja de los impuestos con carácter urgente
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Francisco Aranda Manzano
Presidente de UNO, Organización Empresarial de Logística y Transporte de España
España parece estar quedándose en el furgón de cola de la recuperación. El tijeretazo de un punto previsto por el FMI (Fondo Monetario Internacional) en su revisión de abril lo confirma. Creceremos a un ritmo del 4,8%. Cierto es que, como dicen algunos titulares, será la economía avanzada que más progresará. Pero, tan cierto como que no debemos olvidar de dónde venimos. De los 34 países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo) fuimos el país que sufrió la caída más importante, un 11%. Por tanto, era lógico que, a poco que recuperásemos, se reconquistase más terreno que nuestros homólogos europeos y mundiales.
Otro dato que se pasa por alto pero que, sin embargo, tiene un valor importante es que nuestro PIB nacional (1,2 billones de euros) es, en términos absolutos, bastante inferior al de países como Italia (1,7 billones de euros), Francia (2,5 billones de euros) o Alemania (3.5 billones de euros). La traducción de esto último es que, aunque el ritmo de avance sea mayor en términos porcentuales, el crecimiento real resultante es menor.
Hecha esta aclaración, toca analizar las causas. Aunque los datos de turismo de la pasada Semana Santa puedan llevar a confusión, la espiral inflacionista en la que nos encontramos inmersos desde el pasado verano -y no desde que estallase la guerra en Ucrania-, se ha trasladado de lleno al consumo. Se ha salido más a la calle, pero se ha gastado menos. El termómetro que supone la hostelería apunta a una caída de la facturación del 20%, o lo que es lo mismo, el ticket medio queda aún por debajo de las cifras de 2019.
¿A qué se debe esto? La respuesta la encontramos en que el nivel de inflación en España es superior a la media de la UE, lo que nos hace menos competitivos. España no se puede permitir perder más competitividad, si no queremos quedarnos en el furgón de cola de la recuperación, por eso pedimos que se tomen decisiones que ayuden a aumentar la liquidez de empresas y familias. Es decir, se hace necesario aflojar la presión fiscal, como han hecho la mayoría de países de nuestro entorno.
No podemos deslumbrarnos por un espejismo tras el que se oculta la flema de un Gobierno que sigue empeñado en incrementar el gasto público a costa del bolsillo de empresas y familias. Deflactar el IRFP supondría un alivio que se trasladaría a la economía de los hogares, lo cual mejoraría la renta disponible y tendría un impacto directo en el consumo.
Por otra parte, las empresas continúan sufriendo asfixia fiscal. Tanto la logística, como el resto de sectores productivos, necesitamos que se apruebe una rebaja de los impuestos con carácter urgente para compensar el daño que está provocando esta situación y que, más temprano que tarde, se trasladará a la creación de empleos. Los efectos podrían resultar devastadores y agravar los problemas estructurales del mercado laboral de España.
Aunque a muchos les disguste y se empeñen en negar la evidencia, rebajar impuestos es una palanca para incrementar la inversión y generar de empleo, ya contrastada en numerosas ocasiones. Y, además, sin tener que reducir lo más mínimo en los servicios de nuestro estado de bienestar. Hay margen suficiente para ello.
Además, ahora las empresas de logística están en pleno proceso de transformación digital para lo cual se requieren inversiones económicas y los recursos son limitados. La empresa no lo aguanta todo.
Al mismo tiempo, nos estamos retrasando en la gestión de los Fondos Europeos y son estratégicos para adaptar nuestro tejido productivo al nuevo entorno. No se concretan los proyectos y están inflados de burocracia y requisitos de acceso imposibles de alcanzar. El dinero que Bruselas nos confió, debe destinarse a proyectos que verdaderamente sean productivos y generen riqueza y empleo. Sería imperdonable que cometiésemos los mismos errores que se cometieron en la anterior crisis y que dejaron a España con un déficit superior al 11%.
Dicho esto, si queremos que la recuperación sea una realidad es imperativo actuar ya porque la competitividad en España no puede esperar.
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