^{David Codina. Presidente de la Asociación Nacional de Industrias Transformadoras de Grasas y Subproductos Animales (ANAGRASA)}

La industria del reciclaje del sector cárnico es clave para el buen funcionamiento de la cadena alimentaria animal de nuestro país. Pese a la crisis del COVID-19, desde el sector hemos dado la cara y hemos seguido funcionado con gran esfuerzo.

Pero ahora nos enfrentamos a un nuevo desafío con la situación del precio del gas. El peso de este coste sobre el de fabricación ha crecido exponencialmente en el último medio año, que en estos momentos se acerca ya a precios que rondan los 100 euros/MWh, cuando en enero en el mercado organizado ibérico el precio era de una media de 27,08 euros/MWh.

Y en este contexto, los diferentes suministradores de gas han decidido romper de forma unilateral los contratos que en su momento suscribieron con nuestra industria, en los que se mantenían los precios anteriores a la crisis durante largos periodos pactados con cada compañía. Esto nos va a llevar a todo el sector a números rojos, y nos consta que en otras industrias donde el uso de la energía es intensivo, también lo han realizado.

En concreto, esta ruptura efectuada de forma unilateral, insisto, por parte de los suministradores, supone un aumento de hasta 134 millones de euros estimados, ya que el coste energético de este sector pasará de representar entre el 15 % y el 25 % del gasto de transformación al 50 % y el 55 % del total.

Este fuerte incremento supone una verdadera amenaza para la continuidad de la actividad de la cadena alimentaria, ya que las empresas de transformación verán peligrar su viabilidad e incluso podrán verse abocadas a parar la producción hasta que los precios vuelvan a la normalidad. Por lo tendrá un impacto totalmente directo en el sector ganadero y en toda la industria cárnica.

Porque las instalaciones de transformación de subproductos animales constituyen una infraestructura crucial para garantizar una cadena de suministro de alimentos saludable e higiénica, y permiten mantener bajo control un importante número de enfermedades.

Si los subproductos animales no se gestionan de manera adecuada, este material podría presentar un riesgo grave para la salud y el medio ambiente, por lo que su transformación es vital para garantizar que los consumidores tengan productos animales totalmente seguros.

Por ello, desde la Asociación Nacional de Industrias Transformadoras de Grasas y Subproductos Animales (ANAGRASA) hemos solicitado al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Pesca (MAPA) que ponga solución a esta problemática con diferentes medidas, como una rebaja en el impuesto del IVA y en el de Hidrocarburos, así como una mayor flexibilidad al caudal contratado en las industrias.

Asimismo, hemos pedido a la CNMV una bajada en los peajes desde este mismo mes, sin esperar a octubre de 2022, ya se dan unas circunstancias excepcionales y debidamente justificadas para esta modificación de acuerdo con todo lo estipulado en la circular 6/2020.

Este descenso permitiría poder utilizar el superávit de ingresos regulados de 2020, donde se recaudaron 185 millones de euros en exceso por una estimación de la demanda conservadora.

Desde ANAGRASA confiamos en la voluntad de la Administración para resolver un tema que podría tener un impacto muy negativo en nuestra sociedad.