^{Carlos Reinoso, portavoz de la Alianza por la Competitividad de la Industria Española, constituida por ANFAC (automoción), AOP (refino), ASPAPEL (papel), FEIQUE (química y farmacia), FIAB (alimentación y bebidas), OFICEMEN (cemento), PRIMIGEA (materias primas minerales), SERNAUTO (componentes de automoción) y UNESID (siderurgia)}

Hace apenas un mes, el Ministerio de Industria y Turismo presentó el Anteproyecto de Ley de Industria y Autonomía Estratégica, una iniciativa que la Alianza por la Competitividad de la Industria Española llevaba tiempo reclamando.

Tras el análisis realizado por todas las industrias que conforman la Alianza, las cuales representan el 60% del Producto Industrial Bruto en España, consideramos que el marco propuesto es positivo. No obstante, creemos que es necesario que gane en ambición y concreción para que las intenciones del Gobierno de atraer y establecer grandes proyectos industriales en España sean factibles y realistas. Sin la debida concreción y los recursos necesarios, corremos el riesgo de que se quede en eso: intenciones.

Para ello, resulta imprescindible fijar plazos concretos para la implementación de medidas, así como que la futura ley se comprometa a destinar los recursos humanos y financieros necesarios.
Otro punto esencial que, a nuestro juicio, debería contemplar el nuevo marco legislativo es la simplificación de la burocracia administrativa. Es fundamental evitar que la nueva ley introduzca más cargas en este sentido. Asimismo, garantizar la seguridad jurídica para las empresas industriales es clave en este proceso. Solo así será posible impulsar una verdadera reindustrialización de España.

La reindustrialización de nuestro país depende del impulso a la competitividad de las empresas industriales. Por ello, desde la Alianza consideramos esencial que la ley incluya medidas más ambiciosas y concretas en ámbitos estratégicos como el energético, logístico, de transporte y de innovación.

En esta línea, es necesario que el Gobierno establezca una Comisión Delegada para Asuntos Industriales y que se realicen análisis de impacto de cualquier propuesta normativa futura sobre la competitividad de la industria.

Con todo ello, las industrias que conforman la Alianza aspiramos a que estas alegaciones sienten las bases para trabajar enmiendas específicas durante la tramitación parlamentaria, ya que una falta de ambición en el nuevo marco legislativo conllevaría la pérdida de una oportunidad única para la reindustrialización de España.

Lo que debería venir de Europa: menos ayudas, más política industrial común

Lo que haga la Unión Europea en materia de industria en los próximos años también será determinante para la competitividad de todos los Estados miembros.

Desde la Alianza consideramos que Europa debe superar el esquema de ayudas, como los Fondos Next Generation, que, aunque positivos, tienen un efecto limitado, lo que va en detrimento de países con menor capacidad fiscal y de financiación para poder desplegarlas. Esto afecta negativamente su capacidad para competir en igualdad de condiciones, y, en consecuencia, lastra la competitividad industrial y económica de la UE.

Europa debe impulsar una verdadera política industrial EUROPEA, con mayúsculas. COMÚN, también con mayúsculas. Para ello, desde la Alianza consideramos imprescindible la creación de un instrumento financiero comunitario que garantice el éxito de una auténtica política industrial europea.

Esta herramienta constituiría una garantía para una distribución eficaz orientada a incrementar la competitividad de la UE a escala global. Europa necesita, paralelamente a la transición hacia los objetivos innegociables del Green Deal, impulsar medidas que potencien su competitividad industrial en el contexto global a través de un Industry Deal.

Desde hace tiempo, la Alianza ha advertido sobre la necesidad de que la UE articule un modelo de financiación permanente que permita abordar las inversiones necesarias para continuar avanzando en la transición tecnológica y ambiental del tejido productivo europeo hacia la neutralidad climática en 2050. Independientemente del éxito de los Fondos Next Generation, estas inversiones están estimadas en 800.000 millones de euros anuales.