José María Cobo: "El consumidor, el etiquetado nutricional y el futuro del Sector Agroalimentario"
tranXforma FOOD
14 de diciembre, 2025
España debería aspirar a liderar la armonización del etiquetado frontal para impulsar un sistema científicamente riguroso y culturalmente sensible
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José María Cobo, CEO de tranXforma FOOD
El sector agroalimentario experimenta una transformación profunda impulsada por un consumidor informado, exigente y multifactorial. Este nuevo perfil valora atributos que trascienden el precio y el sabor, priorizan la salud, la sostenibilidad, la ética y la transparencia. Estas demandas chocan con un panorama regulatorio, especialmente en la Unión Europea (UE), marcado por la fragmentación. La ausencia de un sistema de etiquetado nutricional frontal (FOPL: Front-of-Pack Nutrition Labelling) armonizado, genera confusión y debate.
Ejemplificado por la polarización en torno al FOPL Nutri-Score (adoptado voluntariamente por algunos países como Francia y Bélgica), el cual es criticado por países mediterráneos (como España e Italia) por penalizar injustamente productos esenciales de la Dieta Mediterránea, como el aceite de oliva y el jamón. Ante este vacío regulatorio de la UE, España debería aspirar a liderar la armonización del FOPL, aprovechando su solvencia técnica y científica, para impulsar un sistema que sea a la vez científicamente riguroso y culturalmente sensible. El objetivo de este liderazgo es defender el patrimonio agroalimentario nacional, evitar la discriminación de productos, incentivar la reformulación saludable de alimentos y dotar de predictibilidad normativa al sector, lo que se traduce en una ventaja competitiva.
El consumidor del siglo XXI: más allá de la nutrición
Las decisiones de compra responden a un conjunto de prioridades cuantificables que se agrupan en seis macrotendencias estructurales, segun un estudio realizado:
1. Accesibilidad (86 %): Demanda de alimentos de primera necesidad a precios razonables.
2. Reputación/Ética (80 %): La responsabilidad social corporativa (RSC) y el comportamiento ético de las marcas son factores decisivos en las preferencias de compra del consumidor.
3. Naturalidad (79 %): Fuerte preferencia por productos percibidos como menos procesados y con ingredientes "clean label".
4. Seguridad (78 %): Requisito no negociable que exige trazabilidad, control y comunicación proactiva.
5. Salud/Nutrición (70 %): El consumidor, hiperinformado y empoderado busca alinear su compra con estilos de vida saludables, y lamentablemente desconfia parcialmente de algunas campañas de comunicación y marketing.
6. Sostenibilidad (62 %): Expectativa generalizada de que la producción de determinados alimentos minimiza su impacto ambiental, influyendo en la elección entre productos similares.
Estas tendencias configuran un nuevo paradigma de valor donde la confianza, construida sobre la transparencia y la coherencia, se erige como la principal ventaja competitiva.
El FOPL: la batalla ideológica en el corazón de Europa
El FOPL es la encrucijada donde chocan las expectativas del consumidor, la ciencia, los intereses industriales y las políticas agroalimentarias. Existen diferentes perspectivas:
1. Por un lado, el etiquetado nutricional tiene un doble objetivo: Informar de forma rápida al consumidor, para permitir la elección de productos más saludables e incentivar a la industria, para reformular a productos mas sanos.
2. Por otro lado, existe un panorama europeo fragmentado: La UE carece de un modelo unificado. Coexisten:
- FOPL interpretativos (ej. Nutri-Score): Ofrecen una evaluación global (escala A-E/colores).
- FOPL semi-interpretativos (ej. semáforo UK): Señalan niveles de nutrientes específicos.
- No interpretativos (ej. GDA): Solo se muestran datos numéricos /porcentajes.
La polémica del Nutri-Score: Aunque defendido por asociaciones de consumidores (OCU, BEUC) por su simplicidad y base científica, genera una fuerte oposición. La crítica central es que su algoritmo, calculado por 100g/ml, penaliza productos emblemáticos (aceite de oliva, quesos, jamón), perjudicando a las pymes y a la dieta mediterránea.
Esta batalla regulatoria evidencia un conflicto de intereses entre grandes corporaciones, sectores tradicionales, gobiernos y defensores del consumidor, dejando a este último en medio de una infoxicación que erosiona la confianza en el sistema y confunde a la Industria Alimentaria.
iCare: una vía estratégica hacia la transparencia
Frente a la simplificación excesiva de algunos FOPL y la saturación informativa, se está trabajando en colaboración con diferentes instituciones, una nueva iniciativa en España, denominada iCare (indice de Consumo alimentación responsable), que representa un cambio de paradigma en la comunicación, y alineado directamente con las macrotendencias del consumidor.
iCare propone un modelo de evaluación integral que supera el enfoque exclusivo en la nutrición. Es un índice algorítmico que pondera cinco atributos priorizados por los consumidores españoles:
1. Responsabilidad Social Corporativa (RSC).
2. Naturalidad.
3. Nutrición-Salud.
4. Origen (trazabilidad).
5. Sostenibilidad (impacto ambiental).
Se va a certificar y normalizar en colaboración con una asociación certificadora, para garantizar el rigor y estandarización de la metodología, y en paralelo está abierto a cualquier empresa de la Industria Alimentaria, que quiera participar. El objetivo es empoderar al consumidor con una visión completa del valor del producto, restaurando la confianza a través de una transparencia holística y verificable.
Para navegar en este entorno complejo, las empresas deben:
1. Integrar las macrotendencias en el núcleo de su estrategia, no solamente en su marketing.
2. Adoptar modelos de transparencia holística, que comuniquen el valor multidimensional del producto de forma coherente y creíble.
3. Impulsar la innovación colaborativa y sostenible en toda la cadena de valor, aprovechando ecosistemas.
Conclusión: conciliar las necesidades del consumidor con la realidad de cada territorio
En definitiva, el sector agroalimentario se enfrenta a un desafío estratégico fundamental: armonizar las necesidades de un consumidor informado y exigente con las realidades productivas, económicas y culturales de cada territorio.
Con relación a los diferentes FOPL, sistemas basados en un único atributo, como es el Nutri-Score, pese a sus virtudes, han revelado sus limitaciones en contextos complejos. Iniciativas como el índice iCare representan una vía prometedora y estratégica. Al proponer una evaluación multifactorial y contextualizada, que integra, junto a la nutrición, aspectos como la sostenibilidad, el origen, la responsabilidad social, la seguridad y la asequibilidad, ofreciendo un marco de comunicación holístico. La solución europea pasará necesariamente por encontrar un equilibrio entre la simplicidad necesaria y el respeto a la diversidad cultural, gastronómica de los diferentes consumidores y países.
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