Toni Timoner: "El agua en España: clave para el futuro de la alimentación en Europa"
OIKOS
19 de enero, 2025
La seguridad alimentaria del país y su capacidad para liderar en Europa dependen de una gestión hídrica eficiente y sostenible
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Toni Timoner, cofundador y vicepresidente de OIKOS
El agua, un recurso vital para la agricultura y la alimentación en España, enfrenta una crisis que amenaza al sector agrario y la estabilidad económica del país. Nuestro reciente informe de OIKOS “El Agua en España - Diagnóstico integral de un desafío urgente y compartido”, aborda los retos y oportunidades del agua para la agricultura, destacando su papel crucial en la soberanía alimentaria europea. Este recurso, indispensable para el desarrollo del campo, se encuentra bajo presión debido al cambio climático, infraestructuras deficientes y una gobernanza dispersa.
La agricultura es el principal usuario de agua en España, con el 80 % de las asignaciones y un consumo efectivo del 60 %. Esta diferencia refleja mejoras en la eficiencia hídrica, ya que el consumo de agua destinada al riego ha disminuido un 23 % entre 1999 y 2020, equivalente a más de 8.500 hectómetros cúbicos. Esto se debe a la modernización del regadío, donde el riego por goteo ya representa casi el 60 % de la superficie regada, desplazando técnicas menos eficientes como el riego por gravedad.
España es líder en regadío en Europa, generando más del 14 % del valor de la producción agraria de la UE y un 23 % de las frutas y hortalizas frescas. En este contexto, el país exporta su agua en forma de alimentos, aprovechando el sol para producir cultivos de alto valor esenciales para la soberanía alimentaria de Europa. Este modelo no solo genera riqueza económica, sino que refuerza la posición geopolítica de España dentro de la UE.
Nuestro análisis también subraya la importancia de adaptar los cultivos al contexto hídrico actual. Cultivos como el olivo, los frutos secos y los frutales tropicales, que son más resilientes al estrés hídrico, están ganando protagonismo. Por ejemplo, el almendro y los cultivos de invernadero han mostrado una alta productividad del agua, generando hasta seis veces más producto final que el secano.
Sin embargo, los retos son evidentes. El déficit de inversión en infraestructuras hídricas perpetúa la pérdida de más del 20 % del agua suministrada debido a fugas. Renovar y mejorar las redes de distribución, así como construir nuevas plantas desaladoras y sistemas de transporte de agua regenerada, es crucial para garantizar la sostenibilidad del sector.
Una de las soluciones clave es el uso de fuentes no convencionales como la desalación y la reutilización de aguas residuales. En particular, el agua desalada está cada vez más adaptada para el uso agrícola gracias a avances técnicos que permiten ajustar su calidad a las necesidades específicas de diferentes cultivos. En regiones como Murcia, estas técnicas han sido esenciales para asegurar el suministro hídrico. La desalación, cada vez más competitiva gracias a la reducción de costes energéticos impulsada por el despliegue de energías fotovoltaicas, permite un suministro constante incluso en periodos de sequía extrema. Por su parte, la reutilización maximiza el aprovechamiento del agua, reduciendo la dependencia de fuentes convencionales y minimizando el impacto ambiental.
Además, la modernización del regadío sigue siendo prioritaria. Las tecnologías digitales, como sensores de precisión y sistemas de monitorización, ofrecen la oportunidad de optimizar el uso del agua y garantizar una gestión más sostenible. Estos avances deben complementarse con una gobernanza eficaz. La fragmentación de competencias entre administraciones ha llevado a una gestión ineficaz. Un modelo centralizado, inspirado en ejemplos como Israel o Holanda, podría garantizar una visión integral de los recursos hídricos.
El sector agrícola, motor económico y social de España, no puede permitirse la inacción. La seguridad alimentaria del país y su capacidad para liderar en Europa dependen de una gestión hídrica eficiente y sostenible. Combinar desalación, reutilización, modernización del regadío y reformas en gobernanza e infraestructuras es el camino a seguir. El agua no es solo un recurso, es la base de la prosperidad de España y de su contribución al bienestar de Europa.
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