Theresa Zabell Lucas
Presidenta Fundación Ecomar
En 2020, en la Fundación Ecomar decidimos que debíamos dar un paso más hacia adelante, primero para seguir formándonos, y segundo para colaborar mucho más activamente en la regeneración de nuestros mares. Para ello, nos enrolamos en la Expedición OceanoScientific Contaminantes del Mediterráneo 2020, que se realizó a vela sin emisiones de CO2 ni residuos, por iniciativa y bajo la dirección de Yvan Griboval con el maxi-catamarán “AMAALA EXPLORER”, el mayor catamarán de regatas oceánicas del mundo. Gracias a ECOMAR la expedición tomó muestras en tres puntos vitales de la costa mediterránea española, porque el mar Mediterráneo es el mar de todos y hay que sanearlo y cuidarlo lo más posible.
El objetivo científico de la Expedición OceanoScientific Mediterranean Contaminants 2020 fue estudiar la naturaleza y la densidad de los compuestos químicos orgánicos que afectan al medio marino y envenenan el fitoplancton, en nueve puntos de muestreo en un recorrido de 1.000 millas náuticas comenzando por la desembocadura del río Tíber, Porto Cervo (Cerdeña), Barcelona, Mataró y La Seyne-sur-Mer (Francia). Nos implicamos en esta expedición para que España tuviera su cuota de investigación y así poder poner el remedio necesario para que no se viertan más residuos a este esquilmado mar. Hay que recordar que los animales ingieren toda esa contaminación, que al final terminan en los cuerpos de los humanos; es decir, sin saberlo nos estamos envenenando a nosotros mismos.
En España estamos por encima de la media en la contaminación química que tiramos al mar Mediterráneo tras haber analizado los científicos las muestras recogidas en Mataró, con un nivel de 6,12 ng/L, que es cuatro veces superior a la Norma de Calidad Ambiental (NCA) de 1,5 ng/L, y otra en el mar a unas 100 millas de la costa de Barcelona, que había una concentración de tributiles- taño (TBT) de 2,16 ng/L. En Lloret de Mar la concentración de tribu- tilestaño (TBT) era de 2,41 ng/L.
Los 193 Estados miembros de la ONU adoptaron el 19 de junio pasado un histórico acuerdo jurídicamente vinculante sobre biodiversidad marina tras casi dos décadas de negociaciones para forjar un enfoque común de conservación en aguas fuera de las jurisdicciones nacionales, las cuales abarcan dos tercios de los océanos del planeta.
Adoptado por la Conferencia Intergubernamental sobre Biodiversidad Marina de las Zonas Fuera de la Jurisdicción Nacional, el tratado de alta mar busca asumir la administración del océano en nombre de las generaciones presentes y futuras, en consonancia con la Convención sobre el Derecho del Mar.
El nuevo acuerdo contiene 75 artículos cuyo objetivo es proteger y garantizar el uso responsable del medio marino, mantener la integridad de los ecosistemas oceánicos y conservar el valor inherente de su diversidad biológica.
Productos químicos tóxicos y millones de toneladas de residuos plásticos están inundando los ecosistemas costeros, matando o hiriendo a peces, tortugas, aves y mamíferos marinos, e introduciéndose en la cadena alimentaria para acabar siendo consumidos por los seres humanos.
Más de 17 millones de toneladas de plástico entraron en los océanos del mundo en 2021, lo que representa el 85 % de los desechos marinos, y se espera que las proyecciones se dupliquen o tripliquen cada año hasta 2040, según el último informe sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Un nuevo reto nos ha llamado a la puerta y es un enorme honor para ECOMAR que me hayan nombrado madrina junto a Rym Benzina Bourguiba, presidenta de La Saison Bleue, del nuevo proyecto de OceanoScientific, Love the Ocean, con el que llevamos tantos años trabajando en Fundación Ecomar. Cuidamos el Mar para investigar el estado de nuestros mares y poder aportar soluciones.
El catamarán Love the Ocean, un LAGOON 570 reacondicionado para OceanoScientific Explorer y patroneado por Yvan Griboval fue bendecido el pasado 29 de junio en el Yacht Club de Mónaco por S.E. Monseñor Dominique-Marie David, Arzobispo de Mónaco, en presencia de S.E. Laurent Stéfanini- Parry, Embajador de Francia en Mónaco.
En la Fundación Ecomar seguimos muy implicados con nuestro objetivo más primario, que no es otro que cuidar de los dos sitios de donde no nos podremos mudar jamás, nuestro cuerpo y nuestro planeta.