Lucía Casal
Ganadería Casal Vázquez
Ser capaces de garantizar el relevo generacional es uno de los retos que tiene por delante el sector agroalimentario. Para lograr este objetivo resulta fundamental contar con referentes que muestren a los jóvenes que vivir como agricultores o ganaderos es, para muchas personas de su edad, una realidad que ofrece muchos alicientes.
Lucía Casal es una de las caras visibles del sector que trabaja para dar a conocer la vida en el campo. Con más de 24.000 seguidores en Instagram y más de 23.000 en TikTok, esta joven ganadera comparte su día a día al frente de la ganadería Casal Vázquez, situada en Galicia, concretamente en O Carballal (La Coruña).
Tal y como nos cuenta, empezar a trabajar en la granja de ganado vacuno de su familia ha supuesto un desafío en varios sentidos: “Uno de los mayores retos que he tenido ha sido enfrentarme a la burocracia y a una visión urbana que a veces desconoce cómo trabajamos en el campo. Además, soy mujer y joven, y cuando comentas a familiares y vecinos, por desgracia aún hay muchos prejuicios ante este tema, pero la mejor forma de combatir esos prejuicios ha sido demostrando que este trabajo no entiende de géneros ni de edades, ¡sino de ganas!”.
Por otro lado, Lucía incluye entre las dificultades del trabajo en el campo “dos factores que no siempre puedes controlar: el clima y el mercado. Pero los ganaderos nos acabamos volviendo meteorólogos, ya que al final todo depende del clima y con eso no podemos luchar, y menos en Galicia…”.
A pesar de ello, estar en contacto con la naturaleza y con sus animales compensa las dificultades: “Sin duda, lo más satisfactorio de trabajar como ganadera es ver los resultados de tu esfuerzo en animales sanos, tierras cuidadas y alimentos de calidad. Hay una conexión muy especial con la naturaleza y una satisfacción enorme al saber que contribuyo directamente a alimentar a las personas, a cuidar nuestro territorio para prevenir incendios y además ver cómo las vacas se vuelven un motivo por el cual sonreír, al devolverte el cariño que les das”, asegura.
La joven ganadera valora de forma muy positiva su papel como agroinfluencer: “A través de las redes puedo mostrar la realidad del campo, desmontar mitos y conectar el mundo rural con la ciudad. Creo que es una herramienta muy poderosa para dar visibilidad al trabajo de los agricultores y ganaderos. Además, se intercambian muchas ideas y siempre vas aprender algo nuevo”.
Su decisión de dar a conocer el mundo ganadero a través de las redes viene de su infancia: “Desde muy pequeña, sufrí bullying por tener vacas y gustarme estas. En 2014 creé mi primera cuenta de Instagram (y actual), @luciiaacasal, y siempre subía contenido de vacas, de ahí el bullying. Pero nunca lo dejé de hacer, era lo que me gustaba a mí, y no me metía con nadie… (eso les decía a mis padres). En 2023, después de ganar el premio INJUVE, en la Categoría de Medio Ambiente, la gente me comenzó a seguir, y de ahí hasta hoy. La gente se iba interesando y preguntando el porqué de cosas, y me vi en la necesidad de contestar porque vi que había un gran desconocimiento y muchos prejuicios sobre nuestro trabajo. Las redes son un gran medio para informar, y me pareció la mejor forma de enseñar, con imágenes y experiencias reales, lo que significa vivir y trabajar en el campo”.
“Creo que, en general, los ciudadanos no conocen bien la realidad del mundo rural y de la producción de alimentos. Hay una desconexión muy grande entre lo que se ve en los supermercados y el esfuerzo que hay detrás. Por eso es tan importante comunicar y acercar nuestra realidad”, añade.
“Además” —continúa—, “hoy en día la gente del campo tenemos un factor muy en contra: las redes sociales de gente que habla desde el desconocimiento, con prejuicios hacia las granjas y los agricultores, que nunca han visto nada de eso en primera persona ni tampoco se han informado del tema”.
Con todo esto, para Lucía Casal la clave para atraer a los jóvenes al sector es la formación: “Formación, y apoyo para emprender: no hablamos de apoyo económico, sino de que confíen más en nosotros y, sobre todo, mostrar que el campo puede ser una opción de vida moderna, rentable y con futuro”.
Respecto a las dificultades con las que se encontró al principio por ser mujer, Lucía señala que “a veces hay que demostrar el doble para que te tomen en serio. Pero también he encontrado mucho apoyo y creo que, poco a poco, la mentalidad está cambiando”.
“Se trata de un sector muy masculinizado, donde el 70 % de las personas que te rodean son hombres y, aunque al principio es difícil, al final todo se vuelve un gran equipo, demostrando que somos igual de valientes y tenemos grandes capacidades como ellos. Además, antiguamente una mujer en la granja era esencial, y por desgracia le daban un papel secundario de cara al público, pero esto a día de hoy, gracias a dios está cambiando mucho”.
“Las mujeres tienen cada vez más presencia en el sector agroalimentario, pero aún queda camino por recorrer. Muchas mujeres trabajan en explotaciones sin que se reconozca oficialmente su papel. Pero esto está cambiando y esas mujeres empiezan a dar la cara, y muchas de ellas a coger las riendas de la explotación. Algo que enorgullece mucho porque ves que hay una gran lucha detrás que trae buenos resultados”, afirma.
Por último, Lucía nos da las claves, en su opinión, para continuar por este camino: “Para que la mujer tenga más presencia en las ganaderías necesitamos visibilidad y voz. Que se reconozca nuestra labor como profesionales y no solo como apoyo. Crear espacios donde podamos formarnos, liderar y tomar decisiones. Y, sobre todo, tejer redes entre mujeres del campo para demostrar que el futuro rural también se escribe en femenino”.