A medida que avanza el cambio climático y se diversifican las prácticas agrícolas, los animales experimentarán condiciones de crianza menos predecibles. Una nueva investigación del INRAE (Francia), la Universidad de Wageningen (Países Bajos) y la empresa de cría Hendrix Genetics (Países Bajos) ha identificado tres indicadores potenciales de la resiliencia animal utilizando datos de puesta de más de 60.000 gallinas. Estos indicadores son en parte de naturaleza genética y fáciles de cuantificar. Los resultados de este trabajo se publicaron en Genetics Selection Evolution y podrían ayudar en los esfuerzos para criar gallinas ponedoras más resistentes. La cría en jaulas está llegando a su fin en la UE (objetivo para 2027); el acceso al aire libre es cada vez más común; y los tratamientos con fármacos se realizan cada vez con menos frecuencia. Estos cambios tienen como objetivo mejorar el bienestar de los animales de granja mediante la implementación del enfoque One Health.
Concretamente, esto significa que los animales se criarán en condiciones menos controladas y experimentarán una mayor imprevisibilidad ambiental, como fluctuaciones de temperatura y exposición a patógenos. Por lo tanto, se deben hacer esfuerzos para criar animales más resistentes que sean más capaces de hacer frente a tales perturbaciones. Sin embargo, la resiliencia no es un punto en el que se enfoquen los programas de reproducción para gallinas ponedoras.
DATOS DE PUESTA DE 60.000 GALLINAS
La tasa de puesta de una gallina se cuantifica diariamente durante su vida. Si su tasa semanal de puesta de huevos disminuye, a menudo es una señal de que está experimentando una perturbación ambiental.
Los investigadores analizaron datos de 58 semanas de puesta obtenidos de 60.000 gallinas de dos razas puras (White Leghorn y Rhode Island) que se utilizan en programas de cría. También analizaron los datos de 17.000 gallinas cruzadas producidas a partir de estas dos razas puras, centrándose en los animales utilizados en granjas comerciales. En primer lugar, los investigadores estimaron la tasa de puesta esperada de cada gallina en ausencia de perturbaciones, que es el número medio de huevos puestos por semana por gallina en una parvada determinada. En segundo lugar, calcularon la diferencia entre las tasas de puesta de huevos reales y esperadas para todos los individuos del estudio.
LA GENÉTICA DA FORMA A TRES INDICADORES DE RESILIENCIA
Un análisis estadístico de las diferencias anteriores reveló tres indicadores de resiliencia:
1. Los individuos variaron en su sensibilidad a las perturbaciones (es decir, asimetría). Las gallinas menos resilientes mostraron con mayor frecuencia caídas en la producción de huevos, lo que resultó en diferencias asimétricas entre la puesta de huevos real y la esperada.
2. Los individuos también variaron en su velocidad de recuperación (es decir, autocorrelación). Las gallinas menos resilientes tardaron más en volver a las tasas normales de puesta de huevos después de una perturbación. En consecuencia, para estas gallinas, las diferencias en la puesta de huevos real versus la esperada fueron similares entre semanas consecutivas, lo que resultó en un mayor grado de autocorrelación. Por el contrario, las gallinas que se recuperaron más rápido mostraron un menor grado de autocorrelación.
3. Los individuos variaron en su grado promedio de diferencia del patrón esperado de puesta de huevos (es decir, varianza). Este indicador general transmite tanto la sensibilidad de una gallina a las perturbaciones como la velocidad de recuperación. Las gallinas más resilientes mostraron desviaciones menos frecuentes y de menor magnitud de las tasas de puesta esperadas.
En resumen, una gallina altamente resiliente debería mostrar un sesgo cercano a cero, un grado débil de autocorrelación y un bajo nivel de varianza. Además, los investigadores descubrieron que alrededor del 10% de la variabilidad entre las gallinas en estos tres indicadores era genética y, por lo tanto, hereditaria.
Estos hallazgos destacan estrategias para mejorar la resiliencia de las gallinas ponedoras como parte de los programas de reproducción. Dichos esfuerzos podrían impulsar indirectamente la producción de huevos al limitar la disminución de las tasas de puesta de huevos.
En general, ambas razas puras demostraron una resiliencia considerable, que podría mejorarse aún más a través de una selección específica de la raza. Sin embargo, el estudio también encontró que la resiliencia mejorada en las gallinas de raza pura solo se traduciría parcialmente en una resiliencia mejorada en las gallinas cruzadas, un descubrimiento crucial ya que son las gallinas cruzadas las que sirven como base para la producción comercial de huevos. Este obstáculo se puede superar tomando medidas para mejorar la resiliencia en los programas de cría de gallinas tanto cruzadas como puras.
Referencia
Nicolás Bedere, Tom V. L. Berghof, Katrijn Peeters, Marie-Helene Pinard-Van der Laan, Jeroen Visscher, Ingrid David, Han A. Mulder, Uso del registro longitudinal de la producción de huevos para estudiar los antecedentes genéticos de la resiliencia en gallinas ponedoras puras y cruzadas, Genetics Selection Evolution 54, 26 (2022). https://doi. org/10.1186/s12711-022-00716-8