Ana María Corredoira y Marta Álvarez / Fundadoras de As Vacas da Ulloa SCG
A pesar de enfrentarse a serias dificultades, no dejan de surgir iniciativas agroalimentarias impulsadas por mujeres en el ámbito rural. Su labor sirve para poner en valor nuestros pueblos y aldeas, espacios donde hay un potencial enorme para emprender, innovar y comercializar con éxito productos de calidad y además buenos para la sociedad y para el entorno.
Un excelente ejemplo es el proyecto ‘As Vacas da Ulloa SCG’, de las gallegas Marta Álvarez y Ana María Corredoira, que fue premiado como finalista en la 3ª edición del programa TalentA de FADEMUR (Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales). Se trata de una cooperativa de la que forman parte dos ganaderías de la comarca da Ulloa y que se encarga del envasado, transformación y comercialización de leche y derivados lácteos ecológicos, bajo la marca “Sen máis”.
Marta y Ana María nos cuentan que el proyecto surge “por esa voluntad común que teníamos de tratar de valorizar nuestro trabajo y lograr lo que tanto necesita el sector y que nos hacía falta para garantizar el futuro de nuestras granjas: generar valor en origen”.
En el caso de Marta Álvarez, de Granja Maruxa, se trasladó desde la ciudad, en concreto Vigo, a la aldea de Cumbraos, situada en el municipio de Monterroso, para continuar con una granja que era propiedad de su familia.
Por su parte, Ana María Corredoira, de Granja A Cernada, tenía como antecedente a sus padres, que hace 20 años decidieron emprender y lanzarse a envasar su pequeña producción láctea. Este siempre ha sido su objetivo desde que asumió el relevo generacional, y es que, tal y como nos cuentan ambas, “siempre hemos entendido la ganadería como un ciclo cerrado, desde la tierra a la mesa, sabiendo que esa es la relación más justa tanto para nosotras las productoras, como para los consumidores”.
“Llevamos casi 20 años certificadas como productoras ecológicas, porque entendíamos que la coherencia de nuestro proyecto pasaba por esta dimensión ecológica y social que para nosotras es pieza clave. Con el objetivo de transformar y comercializar nuestra producción de leche ecológica, levantamos nuestro pequeño obrador en una aldea cerca de Granja A Cernada, y nuestra primera línea de producto es la leche fresca, pasteurizada, en línea con nuestra declaración de intenciones de ‘somos ganaderas y queremos poner en valor nuestro producto’. Ahora mismo contamos con leche entera, desnatada, semidesnatada y sin lactosa, bajo la marca ‘Sen máis’, que es también toda una declaración de intenciones, ‘leche sin más’. Nuestra intención es lanzar nuevas líneas de producto, y por ejemplo ya estamos preparando la línea de yogures”, relatan.
Un aspecto importante es que sus productos se envasan en vidrio: “Desde el principio estábamos convencidas de implantar un sistema de depósito y retorno para recuperar envases y generar esa fidelidad e implicación por parte de los consumidores. Y al final es recuperar un hábito de consumo que se ha perdido totalmente, porque siendo Galicia una región productora de leche se ha perdido el hábito de consumir leche fresca. Queremos reivindicar la necesidad de recuperar esos hábitos que son buenos para todos: para los pueblos, para seguir generando riqueza y asentamiento de población, y para los consumidores, que pueden recuperar sabores y productos extraordinarios”.
En cuanto a la comercialización de sus productos, cuentan con una red de puntos de venta de comercio local en diversos pueblos y ciudades gallegas. “De momento no tenemos tienda online pero tenemos en mente abrirla, y también queremos potenciar el ámbito de la hostelería, porque pensamos que el café con leche fresca tiene un potencial brutal”, añaden las responsables de As Vacas da Ulloa.
Como hemos señalado, una de sus metas es romper con los prejuicios ligados al trabajo y a la vida rural, poner en valor la capacidad y el talento que hay en este ámbito. Igualmente, quieren dar visibilidad a las limitaciones y dificultades que existen para emprender desde los entornos rurales: “Lo tenemos mucho más difícil que un emprendedor o emprendedora en un ámbito urbano, estamos casi siempre en desventaja competitiva. Por ejemplo, en nuestro entorno se requieren más trámites administrativos, lo cual es un sinsentido, al tener menos habitantes lo lógico sería contar con una administración más ágil y próxima a la población”.
Y agregan: “A nivel de servicios y comunicaciones, necesitamos lo mismo que una persona que viva en la ciudad, necesitamos tener acceso a los servicios mínimos para poder vivir y trabajar. En nuestro caso, instalar teléfono e Internet en la fábrica supuso una lucha de dos años; en el caso de la luz, como estamos en una aldea tenemos que pagar el transformador a la compañía eléctrica, lo cual implica un coste muy elevado”.