El transporte marítimo se enfrenta a una serie de desafíos para ser cada vez más sostenible y cumplir las demandas de la cadena de suministro. Uno de ellos es el desarrollo de buques autónomos, un tipo de embarcación que se encuentra en pleno desarrollo tecnológico y normativo.
En este sentido, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) auspició a finales de octubre la I Jornada Técnica sobre Buques Autónomos promovida por el Grupo Nacional de Trabajo sobre Buques Autónomos y organizada por la Dirección General de la Marina Mercante. El objetivo fue analizar la evolución de la tecnología aplicada al desarrollo de buques autónomos, dar a conocer la normativa reciente relacionada con este tipo de embarcaciones y exponer algunos modelos de buques ya diseñados.
Durante la inauguración, la secretaria general de Transportes y Movilidad, María José Rallo, animó al sector marítimo a avanzar en el desarrollo de buques autónomos como alternativa a un transporte marítimo más sostenible, sin olvidar el factor humano como eje central sobre el que debe pilotar la innovación tecnológica.
En el encuentro se puso de manifiesto que la Organización Marítima Internacional (OMI) ha definido ya cuatro niveles de autonomía, según si el buque dispone o no de tripulación a bordo, y ha realizado en los últimos años un estudio exploratorio de regulación para comprobar qué problemas normativos podría presentar el manejo remoto de los buques.
Las conclusiones apuntan a la necesidad de regular los buques autónomos mediante un código específico que permita establecer las normas a medida que se están desarrollando las tecnologías que permitirán su funcionamiento. Para ello, ha creado dos grupos de trabajo en los que participa España, que también está integrada en el grupo de trabajo que ha creado la Comisión Europea para abordar la innovación tecnológica y normativa que afecta a los buques autónomos.
En el ámbito nacional, la Dirección General de la Marina Mercante ha emitido una Instrucción de Servicio para buques autónomos, pionera en su ámbito, que hace referencia a aspectos como la matriculación, la titulación, la tripulación de los buques autónomos o la certificación. Además, los buques autónomos contarán con un artículo específico en la futura Ley de reforma del Texto Refundido de la Ley de Puertos del Estado y de la Marina Mercante y de la Ley de Navegación Marítima.
La Dirección General de la Marina Mercante promovió en el año 2020 la creación del Grupo Nacional de Trabajo sobre Buques Autónomos (en el marco de la Estrategia de Movilidad Segura, Sostenible y Conectada 2030), en el que participan instituciones y empresas y que supone un foro de reflexión e intercambio de información sobre el desarrollo de este tipo de embarcaciones.
IMPULSAR EL DESARROLLO DE COMBUSTIBLES MARINOS VERDES
Por otro lado, el sector también está trabajando en el desarrollo de alternativas a los combustibles fósiles. Con este objetivo, la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, firmó recientemente un protocolo de colaboración con la naviera Maersk para impulsar el desarrollo de combustibles marinos verdes en nuestro país. La naviera ha identificado España como uno de los lugares más atractivos para producir combustibles verdes, debido a su accesibilidad y disponibilidad de energía renovable y fuentes de CO2 biogénico, su conectividad con rutas marítimas clave, su clima de inversión estable y el compromiso del Gobierno con la transición verde.
El objetivo de Maersk es producir millones de toneladas de e-metanol que alimente a todos sus buques antes de 2040, comenzado por una veintena de barcos de gran tamaño que empezarán a funcionar con metanol verde en 2023-2024. En el caso de España, la producción anual podría alcanzar los dos millones de toneladas, con un proyecto que plantea una inversión, junto a socios privados nacionales e internacionales, del entorno de 10.000 millones de euros. Además, la creación potencial de empleo es de 85.000 puestos de trabajo directos e indirectos. Según los trabajos de la naviera, Andalucía y Galicia reunirían las condiciones para acoger dos plantas para la producción de combustibles verdes.
Prosiguiendo con esta cuestión, cabe destacar que la Agencia Europea de Seguridad Marítima (EMSA) ha publicado dos nuevos informes que analizan dos alternativas a los combustibles fósiles en el sector del transporte marítimo, los biocombustibles y el amoníaco, a través de una serie de indicadores, incluida la disponibilidad, la sostenibilidad, las implicaciones de costos y la seguridad.
Los biocombustibles pueden ser una alternativa inmediata para la flota existente, ya que no requieren una modificación sustancial del motor. El informe encuentra que muchas de las regulaciones marítimas existentes pueden transferirse de los combustibles fósiles a los biocombustibles, y los riesgos de seguridad son muy similares. Sin embargo, la investigación señala que la disponibilidad futura de biocombustibles sostenibles puede estar en duda, dado el tamaño de cualquier demanda potencial del sector marítimo.
Por su parte, dado el creciente interés por los buques alimentados con amoníaco y en los proyectos para producir amoníaco verde, el informe concluye que es probable que el amoníaco haga la transición a un combustible marino que podría ingresar al mercado rápidamente y ofrecer una solución carbono cero o casi cero. Sin embargo, a pesar de la amplia experiencia del sector marítimo en el manejo de amoníaco como carga, actualmente se cuenta con poco conocimiento acumulado sobre su uso como combustible, lo que indica la necesidad de una mayor comprensión de los posibles riesgos relacionados con la seguridad y otros desafíos que plantea.
Además, el estudio ha identificado una serie de barreras para el despliegue generalizado del amoníaco, incluidos el acceso a electricidad renovable para su producción ecológica, y brechas tecnológicas y regulatorias que podrían impedir su aplicación inmediata.