^{Emilio Restoy}

^{Presidente de la FEV}

Como es bien sabido, el próximo 1 de julio comienza el semestre de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea. Es claramente un momento de gran trascendencia para los intereses de nuestro país en el que vamos a llevar la batuta de la agenda política comunitaria. Y será también una plataforma muy relevante y un altavoz para defender la legislación armonizada y el mercado único ante desafíos generales y concretos como el planteado recientemente por Irlanda con su normativa de etiquetado de bebidas alcohólicas, que rompe con la legislación armonizada en la UE y propone advertencias sanitarias desproporcionadas sin una base científica suficiente para ello.

Desde la FEV observamos con preocupación cómo este proyecto sigue avanzando y podría generar barreras adicionales en este mercado y, lo que es peor y más alarmante, sentar un precedente muy perjudicial para la imagen y reputación de nuestro sector en el corto y medio plazo.

La legislación armonizada y el mercado único (del que precisamente celebramos este año su trigésimo aniversario), son dos de los mayores logros de la UE y la base de la sostenibilidad económica de las empresas del sector, la gran mayoría de las cuales son pequeñas y microempresas que no pueden hacer frente a diferentes sistemas de etiquetado en cada Estado miembro.

Sabemos que el Ministerio de Agricultura ha sido proactivo en este tema e incluso ha llevado el liderazgo en coordinar una respuesta frente a este claro intento de ruptura del mercado único, pero, a pesar de eso, Irlanda y, lo que es peor, la propia Comisión Europea, parecen hacer oídos sordos hasta el momento a la oposición de 13 Estados Miembro al respecto de esta cuestión.

Por eso, es importante que aprovechemos el semestre de la presidencia española para mantener y redoblar la presión de manera coordinada con nuestros socios europeos y que la Comisión rectifique y pida finalmente a Irlanda que modifique su proyecto de reglamento para adaptarlo a la legislación comunitaria.

Tanto desde las organizaciones sectoriales como desde las empresas trabajamos día a día a través de acciones concretas para transmitir una cultura sostenible del vino en la que el consumo moderado y su vinculación a la Dieta Mediterránea y a la gastronomía son la piedra angular de un conjunto de valores que van desde la sostenibilidad y la vertebración social, al desarrollo socioeconómico de las zonas rurales y al patrimonio cultural y gastronómico de nuestro país.

Lo decía el año pasado en nuestra Asamblea General el Secretario General de Agricultura, Fernando Miranda: “El vino es un producto que nos identifica, no es neutro desde el punto de vista de la personalidad de nuestro país”. Por eso mismo, pienso que debemos ser especialmente pedagógicos, pero también firmes a la hora de transmitirlo y defenderlo en aquellos foros donde se está poniendo en cuestión. Si somos “el país más rico del mundo”, algo que compartimos, lo somos en buena medida gracias al vino y al resto de alimentos que nos definen e identifican. Defendámoslos y sintámonos orgullosos.

Pero además, la presidencia española de la UE será también un momento para profundizar en las relaciones comerciales internacionales. La internacionalización ha sido desde la creación de la FEV, hace más de 40 años, uno de nuestros principales ejes de actuación y la expansión internacional de nuestros vinos ha demostrado ser una gran fortaleza en los peores momentos que nos ha permitido afrontar desde una mejor posición los momentos de crisis.

Por ello, es fundamental también que podamos aprovechar el semestre para acelerar la ratificación del acuerdo con Mercosur, avanzar en el tratado comercial con India y, especialmente, intensificar la negociación con Estados Unidos para evitar a toda costa que pudiesen volver a implantarse los aranceles al vino que tanto daño hicieron a nuestro sector durante casi dos años.