Fernando do Rosario: "El aumento de los precios del aceite de oliva genera alarma en el sector por riesgos de fraude"
Copa Cogeca
3 de noviembre, 2024
Las prácticas fraudulentas son más frecuentes si los consumidores no están familiarizados con las diferencias entre distintos tipos de aceite de oliva
Esto Le Interesa
El valor del sector agroalimentario e importancia de la diferenciación
AOVE para untar: nueva fórmula para fomentar consumo fuera de España
María Soledad Aranda Martínez: "Aceite de oliva y Dieta Mediterránea"
Fernando do Rosario
Presidente del Grupo de trabajo del Copa-Cogeca sobre aceite de oliva
La UE es el mayor productor mundial de aceite de oliva y representa alrededor del 65 % de la producción mundial. Sin embargo, debido a las condiciones climáticas desfavorables, las cosechas recientes han sido malas. En 2022/23, la producción de aceite de oliva de la UE cayó alrededor de un 40 % en comparación con años anteriores, y en 2023/24, la producción cayó un 25 % en comparación con el promedio de cinco años. Esta tendencia se refleja a nivel mundial con una producción de aceite de oliva en declive en muchas regiones. Como resultado, los precios del aceite de oliva se han disparado en todo el mundo, con aumentos que van desde el 100 % hasta el 175 % para el aceite de oliva virgen extra, según el mercado.
En este contexto, los consumidores pueden verse atraídos hacia alternativas más baratas y los comerciantes pueden sentir la tentación de ofrecer opciones de menor costo, aumentando así el riesgo de fraude en un mercado conocido por su calidad y tradiciones centenarias. Por desgracia, el fraude en el sector del aceite de oliva no es una amenaza nueva. Se trata de un producto de alto valor y existen actores sin escrúpulos que buscan maximizar sus ganancias a expensas de los consumidores y de la calidad del producto. Además, estas prácticas fraudulentas son más frecuentes si los consumidores no están familiarizados con las diferencias entre los distintos tipos de aceite de oliva.
Por eso es crucial endurecer las respuestas administrativas y las sanciones penales para los defraudadores, así como invertir en educación del consumidor. Una vez que los consumidores sean conscientes de las distinciones entre los aceites de oliva virgen extra, virgen, lampante, de orujo y refinado, así como de los procesos y sabores involucrados, la tasa de fraude disminuirá. Los consumidores educados podrán tomar decisiones informadas y evitar productos de menor calidad.
Una práctica habitual en el sector del aceite de oliva es la mezcla de diferentes aceites vegetales. A este respecto, debo plantear una cuestión importante que Copa-Cogeca lleva tiempo pidiendo reformar: la capacidad de prohibir la venta de mezclas de aceite de oliva en países donde no está permitida su producción. Actualmente, las normas de la UE permiten mezclas legítimas de aceites de oliva con otros aceites vegetales, y los Estados miembros pueden optar por prohibir dichas mezclas dentro de sus territorios. Esta política está diseñada para proteger y promover la calidad del aceite de oliva puro y reducir el riesgo de engañar a los consumidores. Sin embargo, existe un vacío legal: si el aceite de oliva de un Estado miembro que prohíbe la mezcla se exporta a otro país de la UE donde se permite la mezcla, el aceite mezclado puede reimportarse y venderse en el estado original. Aunque esto es técnicamente legal, socava la intención de la prohibición original, ya que permite que la mezcla “salga por la puerta principal y regrese por la trasera”. Los consumidores merecen saber que cuando compran aceite de oliva, obtienen aceite de oliva puro, no una mezcla con productos de menor calidad.
También debemos centrarnos en cómo se presenta el aceite de oliva a los consumidores. Algunos Estados miembros han implementado regulaciones más estrictas que exigen botellas no rellenables para aceite de oliva en restaurantes y establecimientos de catering. Estas botellas garantizan que lo que se sirve sea aceite de oliva auténtico y no un sustituto de menor calidad. Armonizar dichas normas en toda la UE no sólo promovería la cohesión del mercado interno y facilitaría el comercio, sino que también garantizaría la seguridad y calidad de los productos y la protección del consumidor.
Insto al sector del aceite de oliva, a las organizaciones de consumidores y a las instituciones de la UE a trabajar juntos para mejorar la trazabilidad y la protección del consumidor, centrándose en las mezclas y el envasado. Necesitamos salvaguardias más fuertes para garantizar que el aceite de oliva siga siendo un producto premium en el que los consumidores puedan confiar.
Además, no podemos ignorar la competencia de los países vecinos de la cuenca mediterránea, como el norte de África y Oriente Medio. Aunque estas regiones enfrentan desafíos climáticos similares, sus costos de producción son mucho más bajos que los de Europa. Países como Túnez, por ejemplo, han estado exportando más de 56.000 toneladas de aceite de oliva a la UE anualmente, libres de impuestos, desde 1998. Si bien estas importaciones pueden ayudar a bajar los precios en tiempos de escasez, deberían verse como una solución temporal. Hacer que los consumidores europeos prefieran aceite de oliva de fuera de la UE representa una amenaza para los estándares de producción de alta calidad de la UE. En los últimos años, debido a la reducción de la producción de la UE, han aumentado las importaciones de terceros países como Chile y Argentina. Si bien los productores europeos están comprometidos a defender los derechos laborales, las normas ambientales y la sostenibilidad económica, estas mismas garantías no siempre se aplican a las importaciones de países no pertenecientes a la UE. Es esencial que reflejemos estos valores en los acuerdos comerciales internacionales y prioricemos la producción europea.
El aceite de oliva es uno de los pilares de la Dieta Mediterránea, considerada un modelo dietético completo y equilibrado con demostrados beneficios para la salud, así como patrimonio inmaterial de la humanidad por la UNESCO. El aceite de oliva es un producto de alta calidad nutricional, ya que está compuesto por ácidos grasos monoinsaturados, vitamina E y β-carotenos, que le confieren propiedades cardioprotectoras.
Sigo confiando en que el nuevo mandato legislativo de la UE dará prioridad a la protección del aceite de oliva y es imperativo que tomemos medidas rápidas para preservar la integridad y la calidad de este producto icónico, asegurando su futuro en un mercado global cada vez más competitivo.
Más noticias de Opinión
Destacadas
Te Recomendamos
Suscripción a 10 números consecutivos de la Revista Alimentaria desde la fecha de la suscripción
Más informaciónLegalimentaria
Base de datos de legislación alimentaria europea, española y comunidades autonómicas