Ricard Godia, presidente de Asoprovac

Ricard Godia: "Mercosur-UE: el tamaño sí importa"

Asoprovac

5 de enero, 2025

El volumen acordado para el sector del vacuno engloba exclusivamente piezas nobles, que entran a unos costes de producción muy inferiores



Ricard Godia, presidente de Asoprovac

 

Hace unos días, en un ejercicio de tremenda agilidad nada habitual en la Comisión Europea, nos levantamos con la noticia de la firma de un acuerdo de la UE con el Mercosur, acuerdo que lleva más de 25 años en negociación y cuyo anuncio ha suscitado una gran alarma en el sector de vacuno de carne europeo.

Poco a poco van trascendiendo algunos detalles de este, puesto que, hasta ahora, todo ha transcurrido con tremenda opacidad, y lo cierto es que las últimas informaciones son bastante preocupantes.

El volumen acordado para el sector del vacuno, según fuentes de la Comisión no representa ni el 1 % de la producción europea. Visto así, efectivamente, podría parecer de menor importancia. Sin embargo, lo grave de este volumen es que no es un porcentaje cualquiera, sino que engloba exclusivamente piezas nobles y, si las sumamos a las actuales 100.000 tm que entran con aranceles, el resultante supone ni más ni menos que aproximadamente el 50 % del tonelaje que produce la UE de solomillos a partir de razas cárnicas. Ni que decir tiene que esas piezas entran a unos costes de producción muy inferiores -estimados según IDELE en un 18-32 % menos-, por lo que compiten directamente con una de las piezas de mayor valor añadido de la canal del vacuno. Por tanto, el tamaño del contingente importa y mucho, en este caso.

Este posible impacto sobre la competitividad del vacuno inquieta bastante dada la situación del sector, que se encuentra en un proceso de descapitalización acelerada que ha provocado la pérdida del 5 % de las vacas europeas en tres años y, lo que es peor, las previsiones de la DG Agri auguran bajadas continuadas como consecuencia de las políticas climáticas y la bajada de competitividad de las granjas europeas.

La distancia entre costes de producción evidentemente es consecuencia de una larga lista de diferencia de estándares legislativos. Muchos de ellos, supuestas líneas rojas a este lado del charco, como la deforestación, el uso prudente de antimicrobianos, el acuerdo de París o el bienestar de los animales. 

Por si tuviéramos alguna duda sobre la inclusión de medidas similares a las europeas, recientemente, uno de los portavoces de la Comisión reconocía el pasado 9 de diciembre que no se había incluido nada en el acuerdo sobre las cláusulas espejo. Una de las pocas posibilidades que podría dar algo de luz para reequilibrar estas diferencias. Es más, no solo no están sino que, a petición de Mercosur, se ha incluido la posibilidad de activar el mecanismo de solución de diferencias entre Estados para solicitar compensaciones. Si estas medidas se aplicaran realmente, los países del Mercosur podrían exigir concesiones comerciales adicionales como compensación, incluso si estas medidas unilaterales se consideraran compatibles con la legislación de la OMC.

En conclusión, existe evidencia más que fundada sobre la utilización de este sector como moneda de cambio en este acuerdo y la preocupación del sector está más que justificada. Lo que se pide básicamente es algo de coherencia que, hasta ahora, ha brillado por su ausencia, o ya nos lamentaremos de la falta de relevo generacional o la desaparición de granjas familiares, por cierto, muy diferentes a los tamaños del Mercosur donde tampoco existe ninguna limitación máxima, a diferencia de las españolas.


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