Cerca de 300 personas del sector agroalimentario se reunieron en la presentación de los XVII Ensayos Agronómicos de Cereales y Oleaginosas de la SAT (Agrupación Cordobesa de Agricultores) con el objetivo de conocer cuáles son las mejores variedades de trigo, girasol y colza y las estrategias de fertilización y uso de fungicidas más adecuadas para cada cultivo, en una jornada inaugurada por el Delegado territorial de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta Francisco Acosta.
Estos ensayos se realizan en colaboración con la Universidad de Córdoba desde hace 27 años, dirigidos por el investigador del grupo de Cultivos Herbáceos de la Unidad de Excelencia María de Maeztu – Departamento de Agronomía de la UCO (DAUCO) Mariano Fuentes.
Se han llevado a cabo 10 ensayos en 10 fincas. En el caso del trigo duro se ha medido el rendimiento de distintas variedades, estableciendo las más productivas. “También parece haber una tendencia en la que a más contenido en proteína menor rendimiento del trigo”, ha señalado Mariano Fuentes. Para trigo blando, cebada y triticale también se recomiendan las variedades más productivas. Resalta la productividad de la cebada, que se convierte en un cultivo interesante para el sector en Córdoba. En cuanto al uso de fungicidas, la gran mayoría de productos del mercado cumplen su función, ya que afectan a una de las principales enfermedades del trigo (la septoria).
El equipo de la Unidad de Edafología ha sido el encargado de probar estrategias de fertilización con fósforo y azufre. La investigadora Mª del Carmen del Campillo ha señalado, en cuanto a la fertilización con fósforo en trigo, girasol y colza, la “dificultad de obtener resultados concluyentes en un año tan seco, donde es difícil apreciar el efecto de la fertilización. Sin embargo, haciendo un análisis de la evolución de las 12 campañas en las que se han llevado a cabo estos ensayos, se ha comprobado que el aumento de la producción es de entre el 20 y el 50% y que la mejor estrategia de fertilización es la aplicación del fertilizante cada 2 años frente a una aplicación mayor cada 4”.
En cuanto al abonado con azufre, los ensayos comenzaron en 2019. Se ha probado su uso en colza. Tras probar distintas dosis de azufre (se aplicó el primer año y se evaluó el efecto durante 3 años), “comprobamos que, a tres años vista, aumentó entre un 13% y un 15% el rendimiento”, ha explicado el investigador de la Unidad de Edafología Antonio R. Sánchez. Para colza, la dosis más alta de azufre fue la más exitosa.
Tras ellos, Mariano Fuentes presentó los resultados de rendimiento en colza y girasol. Las variedades de colza con más rendimiento fueron también las que más aceite produjeron. Los resultados de los ensayos en girasol han estado determinados por el mal año que ha sufrido el cultivo.
Para cerrar, los investigadores del IFAPA Alejandro Castilla y Javier García López presentaron los resultados de los ensayos de la RAEA (Red Andaluza de Experimentación Agraria) para girasol y colza.