Josep Amadó, director de Medio Ambiente de Bodegas Torres, explicó la experiencia de esta empresa en Chile, el décimo país a nivel mundial en superficie de plantación de viñedos, y uno de los cinco principales productores de vino. "Chile es un país de contrastes, y la cercanía del mar y la montaña y su clima crean unas condiciones óptimas para la viticultura", explicó. Otra gran ventaja es que está aislado y eso le hace estar libre de enfermedades, como es el caso de la filoxera, lo cual permite que cuente con viñedos muy longevos. Respecto a las variedades de uvas que se suelen cultivar en este país, destacan entre las tintas Cabernet sauvignon, Merlot, Carménère, y Pinot Noir, y entre las blancas Chardonnay, Sauvignon blanc, Viognier y Riesling.

Amadó indicó que Bodegas Torres está presente en Chile desde hace más de 30 años, donde cuenta con 500 hectáreas de viñedos y apuesta por la viticultura orgánica y los vinos premium. En España posee seis bodegas y también tiene una bodega en California, además de algunas colaboraciones con bebidas destiladas en Cuba (ron), México (tequila) y pisco (Chile). La producción del Grupo llega a los 5,5 millones de cajas al año, con una facturación de 240 millones de euros.

Sin embargo, también hay que tener en cuenta que existen algunos inconvenientes en este país, como la aparición de terremotos o el cambio climático, que afectará a los viñedos. En este sentido, Amadó hizo hincapié en el compromiso de Torres con el cambio climático, que se refleja en el objetivo de reducir un 30% sus emisiones para 2020.

Para cerrar su intervención, repasó las oportunidades de Chile de cara al futuro: la apertura del mercado cubano, la recuperación del consumo de vino en Estados Unidos y la UE, las buenas relaciones Chile-China y la entrada de nuevos inversores.