Yolanda García y Carolina García
Propietarias de Bodegas Valduero
“Bodegas Valduero se encuentra en el epicentro de la Ribera del Duero. Tenemos la suerte de haber caído aquí hace 35 años, y luego se confirmó como la zona de mejor uva de la Ribera del Duero”.
“Empezamos aquí con el firme propósito de crear, no una bodega grande, sino una gran bodega”.
“Como fuimos pioneros, ahora llevamos un camino andado, y es algo que se agradece muchísimo en un mundo tan competitivo como el del vino. Este camino recorrido nos aporta solvencia y credibilidad, junto con la calidad que estamos consiguiendo”.
“Somos socias, somos amigas y somos hermanas. Esto es muy importante y creemos que es muy importante también para la empresa”.
UNA BODEGA CON ALMA
“Las dos hermanas, junto con nuestro padre, formamos un tándem en el cual nuestro padre es el manillar y nosotras las dos ruedas. Y es muy importante que las dos ruedas somos tremendamente complementarias. Además, partimos de un respeto mutuo importante, de una mutua admiración. Carolina es una persona tremendamente ocurrente en el plano de la comunicación y el área comercial, mientras que Yolanda se dedica a la producción, la viña, los vinos, las inversiones y la administración”.
“En mi caso (Yolanda), estudié Ingeniería Agrícola, soy agricultora vocacional y, en este caso, viticultora. Cuando era muy jovencita probé un vino que me pareció un gran invento y fue cuando decidí dedicarme de una u otra forma al mundo del vino. Así que cuando a mi padre le ofrecieron alquilar la cooperativa del pueblo de Gumiel de Mercado, no me lo pensé ni medio minuto y me fui de Madrid al campo. Luego mi hermana se unió al proyecto”.
“El hecho de llegar a la Ribera del Duero con 25 años, procedente de Madrid, aunque procedemos por parte de padre de la provincia de Burgos, algunos lo consideraron un intrusismo”
“No obstante, eran otros tiempos y desde entonces la Ribera del Duero ha cambiado muchísimo para bien, y hoy en día somos marca de calidad indiscutiblemente, y marca a nivel mundial”
“Cuando empezamos, lo único que había en España y, por supuesto los únicos vinos españoles que se exportaban, eran de Rioja. Tuvimos que ser pioneros, coger las primeras botellas debajo del brazo e ir a Madrid explicando lo que es un Ribera del Duero. Íbamos con una calidad que llamaba la atención y creo que eso es lo que ha hecho de Ribera del Duero, y concretamente de Valduero, que tengamos el nombre que tenemos, que al escucharlo la gente piensa: Esto es un buen vino”.
“Siempre digo que hay una diferencia entre ser bodeguero y tener una bodega. En el mundo del vino, y en Ribera del Duero, en los últimos 20 o 25 años ha habido una gran inversión de sectores que no tenían nada que ver con el vino, pero una bodega necesita alma. Sin alma, no hay bodega”.
“Nosotras somos bodegueras de verdad, y esto se transmite en la bodega, en cada detalle. Cuando alguien llega a La Tenada, nuestro restaurante privado, cuando nos visitan nuestros socios de la membresía, todo el mundo siente y percibe que está en un sitio especial, del cual, cuando se toman el primer Valduero, inmediatamente sienten que forman parte. Aquí se para el tiempo: las personas que llegan lo perciben así, se hacen bodegueros ellos mismos”.
“En la visita a la bodega se percibe esto. Es una bodega que, si la ves desde fuera, prácticamente no se ve. Es un modo de empezar humildemente, y desde la humildad la persona va conociendo la bodega y de un modo espontáneo se siente de ella. Además, tenemos un equipo maravilloso, cada uno de ellos son anfitriones”
COMPROMISO CON LA TIERRA: UN LEGADO EN CONSTRUCCIÓN
“Respecto a la sostenibilidad, con el tiempo me doy cuenta de que he tomado decisiones técnicas que coinciden con el espíritu ecologista y sostenible, pero sin que fuera inicialmente mi objetivo, porque mi objetivo siempre ha sido que mis plantas, mis viñas, estén perfectas, que los racimos sean ideales, todos y cada uno de ellos. Esto me ha llevado a tomar decisiones que además contribuyen a que cuidemos esta tierra maravillosa que tanto nos da”.
“Cuando vengo al viñedo a las 07:00 de la mañana, ahora que las viñas empezaron a echar todos los pámpanos desde hace un mes, me meto muchísimo en la viña y noto que la tierra tiene algo que te hace enraizar. La sientes muy tuya y te dan unas tremendas ganas de cuidarla, de conservarla, de que nadie la estropee”.
“Por ejemplo, ahora mantenemos una lucha desde Valduero y desde Ribera del Duero por que no nos instalen macrogranjas de cerdos que hagan que toda esta tierra se malogre”.
“Hacer cosas con la tierra que sean bonitas y transmitan belleza y sentimiento nos permite dejar algo que merece la pena a los que vienen detrás”.
UNA COPA DE VINO COMPARTIDA CON LOS SOCIOS: EL IMPULSO PARA SEGUIR MEJORANDO
“Es más habitual en mí pensar en lo que nos queda por hacer que en lo que hemos hecho. Nuestros vinos son espectaculares, pero cada vez que pruebo uno pienso siempre: esto va a ser mucho mejor. Siempre tengo en la cabeza el hacerlo todavía mucho mejor, y sé que podemos hacerlo. Al final, esto es vivir. Lo que realmente somos, lo que hemos hecho, lo que hacemos”.
“En los únicos momentos en los que me invade un cierto cansancio es cuando noto los problemas que nos vienen de las administraciones: la burocracia, las decisiones políticas que toma gente con un desconocimiento profundo de la materia que manejan, la invasión de productos de fuera a los cuales no se les exige nada mientras que a nosotros se nos exige tanto... Hemos vivido dificultades, por ejemplo cuando empezamos y teníamos que pedir dinero con intereses de un 16 %, pero no lo considero tanta dificultad como cuando nos dicen en producción que tenemos 300 inspecciones, por ejemplo”.
“A pesar de esto, es muy difícil que nos aplasten el coraje que tenemos. Sobre todo, cuando vienen nuestros socios de las membresías y se les nota en la cara que disfrutan nuestros vinos, y vuelven…: es una satisfacción muy grande que nos impulsa a seguir”.
UN FUTURO LLENO DE VIÑAS
“Si cierro los ojos y pienso dónde estará Valduero dentro de otros 25 años, me gustaría ver que estas viñas siguen en su lugar y que no hay ninguna macrogranja por aquí cerca que las perjudique. Es decir, me gustaría que todo estuviera así, tal cual. Además, me gustaría ver que esas 400.000 botellas que es nuestro tope de producción son de nuestros mejores vinos”.
“También me gustaría ver que los que vienen detrás se llevan tan bien como nos llevamos nosotras. Me gustaría que todo fluya. La vida tiene complicaciones, sin lugar a dudas, pero lo importante es cómo vas pasando por encima de las dificultades, cómo lo haces cada vez mejor, y ser buena persona”