La distinta composición de la microbiota intestinal ayuda a explicar los diferentes patrones de consumo de alcohol entre los individuos, según los resultados de un equipo de investigación liderado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
“El estudio representa un avance significativo en la comprensión del papel de la microbiota intestinal en el comportamiento motivado, en concreto, en el comportamiento de consumo de alcohol voluntario”, destaca Elena Giné, investigadora del Departamento de Biología Celular de la UCM.
Es conocido que el consumo de alcohol produce alteraciones en la microbiota intestinal (MI), incluso que la composición de la MI puede modificar nuestro comportamiento. Ahora, este trabajo, publicado en Translational Psychiatry, supone un paso más en la explicación de por qué no todas las personas que beben alcohol experimentan los mismos efectos ni todas desarrollarán un trastorno por consumo de alcohol. Para llevar a cabo el estudio, los investigadores analizaron el consumo de alcohol y la microbiota intestinal de 507 estudiantes de universidades madrileñas en los que detectaron que el consumo excesivo de alcohol se asociaba con un fenotipo específico de heces y con un aumento en la abundancia de actinobacterias.
Por otro lado, en modelo animal de 80 ratas macho, se realizaron estudios de conducta para medir las alteraciones asociadas al consumo de alcohol, el efecto del tratamiento con antibióticos y del trasplante de microbiota intestinal. El resultado más notable fue que los animales que recibieron un trasplante fecal de animales dependientes del alcohol consumieron más alcohol que los animales que recibieron un trasplante fecal de animales control.
Efecto de antibióticos
El trabajo también confirmó que el tratamiento con antibióticos producía un cambio dramático de la composición de la MI y que llevaba asociado una reducción en el consumo de alcohol.
Actualmente, el estudio de la microbiota está en auge y por ahora presenta más preguntas que respuestas. Sin embargo, es muy probable que se puedan diseñar estrategias de intervención en el ámbito de la psicofarmacología basadas en la manipulación de la MI.
“Esto se podría conseguir bien a través del uso de probióticos (bacterias), prebióticos (alimento de las bacterias) y/o simbióticos (conjuntamente pre y probióticos)”, concluye José Antonio López Moreno, profesor del Departamento de Psicobiología y autor principal de la investigación.
Además de la UCM, en el estudio participan la Universidad de Nebrija, la Universidad Internacional de la Rioja, la Universidad Francisco de Vitoria y el Hospital Regional Universitario Carlos Haya de Málaga.
Referencia:
Segovia-Rodríguez, L., Echeverry-Alzate, V., Rincón-Pérez, I. et al. Gut microbiota and voluntary alcohol consumption. Transl Psychiatry 12, 146 (2022). DOI: 10.1038/s41398-022-01920-2.