Un equipo internacional de expertos, dirigidos por investigadores del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea ‘La Mayora’ (IHSM-CSIC-UMA), en Málaga, y el Instituto de Ciencias Materiales de Sevilla (ICMS-CSIC-US), ubicado en el Parque Científico Tecnológico Cartuja de Sevilla, ha desarrollado resinas de orujo de tomate para recubrir la parte interior de envases metálicos de alimentos, latas de conservas y bebidas, entre otros. Para ello, han reutilizado los subproductos que se producen después de procesar el tomate para hacer gazpachos, salsas o zumos y que está formado por semillas, pieles y pequeños restos de ramas.
Esta nueva resina es inocua para el medio ambiente, repele el agua, se adhiere firmemente al metal de la lata que recubre y presenta propiedades anticorrosivas frente a la sal y cualquier líquido. Tras realizar pruebas con comida simulada, el próximo paso es probar su eficacia en latas y envases que contengan alimentos reales y evaluar su aplicación industrial.
Este estudio, titulado ‘Bio-based lacquers from industrially processed tomato pomace for sustainable metal food packaging’, se ha publicado en la revista Journal of Cleaner Production y también participan en él investigadores de la Universidad de Málaga, la Universidad de Sevilla, el Instituto Italiano de Tecnología y la Universidad Politécnica de Las Marcas.
Los alimentos pueden corroer el metal de las latas y envases metálicos, por lo que el interior de estos recipientes se cubre con una capa muy fina que protege al metal de esa corrosión. Esta resina adhesiva se denomina epoxi, un plástico derivado del petróleo que contiene bisfenol A (BPA), cuyo uso está prohibido en España para la fabricación de envases de alimentación como latas y bebidas, por la Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular de 2022.
Para obtener esta resina, los expertos dejaron secar las muestras de orujo de tomate y las sometieron a un proceso de hidrólisis, es decir, eliminaron cualquier resto de agua y se quedaron con los lípidos, en este caso grasa vegetal. Una vez extraída la parte grasa, la mezclaron con una proporción mínima de etanol. “Dispersamos la muestra en un 80% de agua y un 20% de etanol aproximadamente. Esa dispersión de grasa en agua la aplicamos directamente con un spray sobre la superficie de metal que se va a proteger. De este modo, se impregna en el metal, se queda pegado al conformado de la lata, resistiendo a los cortes posteriores del envase”, detalla a la Fundación Descubre Alejandro Heredia, investigador del Instituto Hortofrutícultura Subtropical y Mediterránea ‘La Mayora’. Para conseguir la unión de las moléculas de la mezcla y obtener la resina, los expertos aplicaron calor, 200 grados durante un periodo de entre 10 y 60 minutos.
Este estudio ha contado con financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación, la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación de la Junta de Andalucía y Fondos FEDER.
Referencia
José J. Benítez, María C. Ramírez-Pozo, María M. Durán Barrantes, Antonio Heredia, Giacomo Tedeschi, Luca Ceseracciu, Susana Guzmán Puyol, David Marrero López Alessandro Becci, Alessia Amato, José A. Heredia Guerrero: ‘Bio-based lacquers from industrially processed tomato pomace for sustainable metal food packaging’. Journal of Cleaner Production. Febrero de 2023.