Elsa Yranzo, directora del estudio de food design & food art Creative Food Studio Bcn
elsayranzo.com
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Para mí, el food design ante todo es una actitud, una filosofía y una manera de entender el mundo, una visión holística, multidisciplinar que conecta los mundos del diseño y de la gastronomía.
Consiste en (re)encontrar o (re)diseñar soluciones para ese titular tan distópico que afirma que para 2050 habrá que alimentar a más de 9.000 millones de personas. Se trata de apuntar a la transformación del sistema agroalimentario introduciendo el diseño a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde los sistemas de cultivo hasta la reutilización de sus residuos y su reincorporación al ciclo y (re)construir así un sistema alimentario más justo, más ético y sostenible, tanto en relación con el medio ambiente y los animales como con las personas.
Yo entiendo que un food designer es una persona despierta, consciente, honesta, inquieta, que se cuestiona y analiza el momento actual, que entiende que el sistema alimentario y la comida son el centro de nuestra existencia. Es todo aquel que diseña algo, ya sea un producto, un proceso, un objeto, un establecimiento o un evento, que esté destinado a cambiar, (re)mejorar nuestra relación con los alimentos, desde prismas como la salud, la ergonomía, la cultura, la economía, el placer…
Cuando hablo de mejorar esta relación entre las personas y los alimentos, hablo de empezar a cambiar y mejorar procesos, crear nuevos materiales, sistemas, creencias, tecnologías, prácticas, entornos, experiencias… que forman parte de toda la cadena alimentaria, que va desde el origen de los alimentos, toda la producción alimentaria, la distribución, comercialización, embalaje, conservación, los utensilios para cocinarlos y comértelos, para presentarlos, venderlos, consumirlos, aspectos de comunicación, servicios, nuevas tecnologías, rituales… hasta la reutilización de los residuos.
Es, por tanto, un campo amplísimo, donde podríamos incluir tanto diseños como el tetrabrik o el chupa- chups, pasando por los bioplásticos, los packagings inteligentes que nos pueden avisar de la fecha de caducidad de su contenido, las cucharas con estabilizador para las personas con parkinson, los nuevos sistemas de cultivo, los restaurantes que recuperan técnicas y recetas ancestrales que se están perdiendo, los chefs que desarrollan iniciativas para alimentar a personas en situación de pobreza o toda la nueva industria de la insecticultura…
La industria agroalimentaria necesita con urgencia este perfil, una persona que reflexione y analice todo el proceso de toda la cadena alimentaria, que mire todo el sistema desde una mirada holística, con una amplia formación en otros ámbitos como la economía, la antropología, la sociología, la tecnología, las tendencias, el arte…
El food designer profundiza, se cuestiona, se hace preguntas y crea nuevos diálogos, contempla nuevas perspectivas entre la comida y las personas. Trabaja sobre conceptos, valores, usando la comida como herramienta de diseño.
Tras diez años trabajando y divulgando la perspectiva o el viaje del FOOD DESIGN, cada vez soy más consciente de la necesidad de diseñar desde una perspectiva mucho más HUMANISTA, que yo llamo FOOD HUMAN DESIGN.
Necesitamos con urgencia un nuevo movimiento de transformación, un movimiento intelectual, una nueva corriente de pensamiento, una nueva manera de ver al ser humano y reconfigurar nuevos valores. Necesitamos con urgencia un nuevo RENACIMIENTO, un nuevo resurgir para volver a ser humanos conectados a lo que nos alimenta y no limitarnos a ser solo consumidores.
Y sin duda, para mí el diseño y el arte es un vehículo que nos puede ayudar a reflexionar, ver nuevas visiones y a cuestionar el actual status quo.
Un día leí “Alimentando las mentes podremos cambiar el mundo” y eso es lo que intento hacer. Con el diseño experiencial que yo propongo llevo a los participantes a cuestionarse determinadas formas de entender nuestra relación con los alimentos a través de performances o vivencias con comida que nos hagan explorar los límites de nuestra experiencia, cuestionarnos cosas, sentir, recordar, emocionarnos, jugar, pensar o no pensar… Siempre hay una intención; provocar emociones, reconfigurar significados, cuestionar valores y llegar a las personas a un nivel más personal y espiritual a través de la comida y del acto de comer.
En concreto, desde mi estudio Creative Food Studio Bcn nos dedicamos a desarrollar y comisariar proyectos artísticos que se sirven de la comida para incitar a la reflexión acerca de nuestra relación con ella, apuntando a la transformación de un sistema alimentario en el que llevamos muchos años explotando recursos y generando desechos desaforadamente, como si la resistencia de los ecosistemas naturales y humanos que producen las materias primas de las que los alimentamos no tuviesen límites. Hemos trabajado para Hermès, Carolina Herrera, BMW, Mcallan, Rituals, Iberia, Erika Lust..., entre otras marcas, museos y restaurantes.
Otra línea de trabajo son los diferentes workshops que imparto a empresas o estudiantes, donde trabajamos con escenarios de futuro. Un ejemplo de workshop fue “BEER Future Scenarios”, para San Miguel y la escuela de creativos Brother, donde el objetivo es usar el diseño como herramienta de cambio. En ellos los participantes tenían que dar rienda suelta a su imaginación para resolver, reformular y diseñar creativamente diversas cuestiones: ¿Cómo podría ser la cerveza del futuro? ¿Cómo se va a beber? ¿Qué nuevo ritual podemos crear alrededor del arte de la cerveza? ¿Se puede fumar cerveza? ¿La cerveza puede curar?...
Además de dirigir mi estudio, imparto clases en diferentes universidades de diseño, gastronomía y comunicación, como el CETT-UB o el Basque Culinary Center, entre otras instituciones universitarias de gastronomía y diseño nacionales y latinoamericanas, formando a los futuros gastrónomos y diseñadores. Como educadora, mi papel es compartir conocimientos y enseñar metodologías sobre la detección de problemas de futuro para buscar soluciones y crear nuevos escenarios gastronómicos a través de la innovación, el diseño y el arte.
También ayudo a restauradores y gastrónomos con las mentorías “Eating the Future” a (re)pensar el futuro de los restaurantes. Trato de llevar a los chefs el mundo exterior. Y es que hoy en día ha quedado obsoleta la figura del restaurador como alguien que no sale de la cocina, que solo se relaciona con cocineros y solo ve películas de cocina… Actualmente tienen que estar conectados a todo, saber de política, de arte, de diseño, de historia… Y creo que es necesario que exista una figura que a través de su sensibilidad y su visión holística haga de nexo entre lo que está sucediendo ahí fuera y el mundo de la cocina.
Asimismo, genero nuevos contenidos holísticos alrededor de la gastronomía y el diseño para festivales, publicaciones, restaurantes, agencias y para industrias de la alimentación; y autoproduzco proyectos con otros profesionales sobre temas que me interesan como el despilfarro alimentario, la relación entre gastronomía y la feminidad, cómo se relacionó la escuela de la Bauhaus con la gastronomía, o mi último autoproyecto que consiste en la investigación del arte de la cafeomancia con la IA.