El diseñador Eduardo del Fraile ha colaborado con el empresario Fernando Durán para desarrollar YOI, ‘Pure Water Vegan Bottle’, una biobotella de envase 100% orgánico que contiene agua mineral natural procedente de un manantial palentino.
El nombre escogido, YOI, en japonés significa “bueno”, ya que, como señalan sus creadores, “nuestra marca quiere ser buena con el planeta desde su inicio”.
El proyecto surge de la necesidad global de encontrar soluciones a la cantidad de plástico de un solo uso, como el PET de botellas y tapones, que se emplean para envasar agua embotellada y que constituyen la mayor cantidad de residuos que encontramos en los océanos. El concepto principal del proyecto fue envasar agua de gran calidad en una botella vegetal, reutilizable y compostable.
En YOI, tanto la botella como el tapón y la etiqueta son 100% compostables; por lo tanto, el envase al completo se convierte en compost. En condiciones industriales de compostabilidad, al menos un 90 % de su materia puede tardar unos 180 días en descomponerse, frente a los cientos de años que tarda en hacerlo un PET, que además genera microplásticos.
¿Qué test avalan estas características de YOI, un envase residuo cero, 100% compostable, reciclable y vegetal, reutilizable y orgánico? YOI posee una declaración de conformidad con la organización CLIFE (Comité de Industrias Francesas de Embalaje) y cumple la Normativa UNE-EN 13432:2001 perteneciente a envases compostables, firmado por el comité francés de biodegradabilidad. La envasadora también pertenece a AIMPLAS (Instituto Tecnológico del Plástico), de Paterna, donde se están gestionando varios ensayos más.
En cuanto a su huella de carbono, sus creadores apuntan que su fabricación genera un 60% menos de huella de carbono que las botellas de agua mineral al uso, además de que, como se ha mencionado, una vez desechado el envase se convierte en compost. Sin duda, un fin de ciclo de vida totalmente recomendable para un envase en relación con el medioambiente.
El agua envasada en KOI es un agua alcalina de gran calidad, con un PH8. En la analítica, YOI tiene unas propiedades muy equilibradas, lo que proporciona un agua muy fina en el paladar. Tiene bajo residuo seco, bajo contenido en sodio y PH elevado; es decir, se trata de un agua que no hace trabajar excesivamente al riñón y es apta para el consumo infantil. El agua obtuvo el Diamond Taste Award del International Taste & Quality Institute de Bruselas.
Teniendo en cuenta todas estas características, cabe resaltar que YOI tiene un precio muy lógico respecto al mercado actual. Por ejemplo, actualmente hay una marca en Reino Unido que vende un agua con una calidad más baja y en un formato biobasado pero que han convertido finalmente en un PET reutilizable. Esto quiere decir que finalmente sigue siendo un plástico no compostable, y a un precio que dobla el de YOI. En el caso de YOI, pese a ser un agua premiada, alcalina, de gran calidad y con un envase reutilizable y compostable, el precio se eleva un poco respecto al de una botella de agua de calidad. Desde la marca hacen hincapié en que esta agua “es para todo el mundo, sin buscar un mercado elitista. YOI es una causa medioambiental que trabaja para todos”.
Eduardo del Fraile es un diseñador multidisciplinar especializado en branding, packaging y producto, formado en la Escuela Elisava de Barcelona y en HDK Valand, Escuela de Diseño y Artesanía de la Universidad de Gotemburgo (Suecia). Fundó su estudio en el año 2000, y le gusta compararlo con “un restaurante de pocas mesas, que ofrece una experiencia diferenciadora y única, con especialización en proyectos de largo recorrido, creando una relación extensa y provechosa para sus clientes”. Ideólogo de la empresa, visionario que genera proyectos y se involucra en la estrategia empresarial de las marcas para que lleguen al éxito, tiene experiencia en diversidad de mercados y será el encargado de diseñar el Anuario 2023 de Informe Cotec.
Para Del Fraile, “el diseño tiene una gran responsabilidad en la sostenibilidad y el poder de cambiar muchas cosas. En este sentido, ha trabajado en varios proyectos “con una conciencia medioambiental bastante profunda” y esta visión ha permitido que el proyecto de YOI haya generado, además de una biobotella de diseño ergonómico, “una gran investigación en cómo crear un envase bueno para el mundo. Y que se lleve a la realidad, pese al tiempo y el esfuerzo que requiere”, argumenta Eduardo del Fraile.
“El proyecto, además de ser una marca, se ha convertido en una causa y esto es muy importante porque las causas mueven el mundo”, añade.