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La EFSA ha lanzado una consulta pública sobre su proyecto de dictamen científico relativo a los riesgos para la salud pública asociados al perclorato en los alimentos. Este trabajo responde a una solicitud de la Comisión Europea para reevaluar los riesgos, teniendo en cuenta los nuevos datos y una metodología actualizada que han estado disponibles desde la evaluación de 2014 de la EFSA.
Como parte de la revisión, los expertos han actualizado la ingesta diaria tolerable (IDT) para el perclorato de 0,3 a 1,4 microgramos por kilogramo de peso corporal por día. Este cambio refleja el uso de un modelo reciente que proporciona una mayor precisión en la evaluación de los efectos de diferentes dosis de perclorato en los individuos.
La principal preocupación sanitaria asociada al perclorato es su impacto sobre la función tiroidea. Puede inhibir la captación de yodo por la glándula tiroides, que es crucial para la producción de hormonas. En los fetos y los lactantes, las hormonas tiroideas son fundamentales para el crecimiento y el desarrollo normales del sistema nervioso central.
Los expertos concluyeron provisionalmente que, con los niveles actuales de exposición, no existen riesgos para la salud de la población en general.
La consulta durará ocho semanas para permitir la máxima participación de las partes interesadas. La fecha límite para enviar comentarios es el 11 de febrero de 2025.
¿Qué es el perclorato y cómo llega a los alimentos?
El perclorato es un contaminante que se introduce en el medio ambiente a través de prácticas agrícolas, por ejemplo mediante su uso en fertilizantes. También procede de actividades industriales, como la fabricación y el reciclado de fuegos artificiales. Cuando se aplica en los cultivos, especialmente en los de hoja verde como las espinacas y la lechuga, el perclorato puede acumularse en las plantas.
Regulación de los niveles de perclorato en los alimentos y el agua
En 2015, la Comisión Europea emitió una Recomendación para controlar los niveles de perclorato en los alimentos y el agua. Posteriormente, en 2023 se introdujo un Reglamento que establecía niveles máximos de perclorato y otros contaminantes en la cadena alimentaria. Por ejemplo, se fijó un nivel máximo de 0,05 mg/kg de perclorato para la mayoría de las frutas y verduras, y se establecieron niveles más estrictos para los alimentos infantiles y los preparados para lactantes.
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