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Una señalización clara y un personal comprometido forman parte ineludible del compendio necesario para alcanzar los mejores resultados en relación a la higiene en los productos alimenticios.
La importancia que, en la industria alimentaria, tiene el mantener altos estándares de higiene es notable, es una obligación que marca la diferencia entre la confianza del consumidor y el riesgo de crisis sanitarias. En este sentido, las normativas y protocolos promulgados para obtener seguridad son fundamentales, pero tan importante como cumplirlas es lograr que todo el personal las integre de forma natural en su día a día. Aquí es donde la señalización clara y los elementos visuales desempeñan un papel clave, convirtiéndose en aliados silenciosos de la seguridad alimentaria.
Las pegatinas se presentan como el mejor ejemplo, ya sea por prácticas o por versátiles, de cómo reforzar las buenas prácticas higiénicas sin necesidad de grandes inversiones. Colocadas estratégicamente, servirán como recordatorios visuales para el lavado de manos, las advertencias sobre zonas de riesgo o los marcadores de áreas limpias y contaminadas. Una pegatina bien diseñada, con colores llamativos y mensajes claros, suele tener más impacto que una hoja de normas colgada en una pared. Además, permite actualizar o reforzar rápidamente la información en función de los cambios en proceso o normativas.
Señalización que educa y previene
Merece señalar lo que los expertos recuerdan, una y otra vez, con diferentes efectos sobre los empresarios. Y es que una señalización eficaz facilita el cumplimiento de protocolos, pero también educa de forma continua. En plantas de producción, cocinas industriales o almacenes, el tiempo es oro, y una indicación visual clara ahorra explicaciones, evita errores y, sobre todo, reduce riesgos.
Desde carteles con los pasos del lavado de manos hasta flechas que indican flujos unidireccionales para evitar cruces de alimentos crudos y cocinados, todo suma para generar un entorno más seguro.
Motivar al equipo también es parte de la higiene
Ahora bien, la señalización por sí sola no basta si no va acompañada de un equipo comprometido. La formación del personal debe ser constante, pero también es importante cultivar una cultura de responsabilidad individual y colectiva. Aquí es donde los pequeños detalles se hacen notar. Entregar, por ejemplo, bolígrafos personalizados con mensajes preventivos como “Piensa limpio, trabaja seguro” o “La higiene empieza contigo” no solo es un detalle corporativo; es una forma creativa y cercana de reforzar el mensaje y hacerlo parte del día a día.
Además, estos elementos promocionales suelen ser utilizados, con bastante éxito, en programas internos de concienciación o jornadas de formación, convirtiéndose en herramientas que conectan emocionalmente con el personal y fomentan un mayor nivel de implicación. Un bolígrafo no cambia conductas por sí solo, pero puede ser el recordatorio constante que, con cada anotación o firma, refuerza la importancia de los buenos hábitos.
En definitiva, en un sector tan exigente como el alimentario, los detalles importan y mucho. La combinación de una señalización visual clara y efectiva con acciones que fortalezcan la cultura higiénica desde dentro es clave para garantizar entornos seguros, eficientes y confiables. No se trata solo de cumplir, sino de comunicar, motivar y construir una forma de trabajar donde la higiene no sea una obligación, sino un valor compartido, integrado y asumido por todos los componentes de la compañía.
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