Felipe Medina, secretario general técnico ASEDAS
“Brújula Digital: el enfoque de Europa para la Década Digital” es una comunicación de la Comisión Europea que se emitió en marzo de 2021 y que sirve como un punto de referencia sobre el tipo de transformación digital que Europa promueve y se construye en torno a cuatro puntos cardinales: gobernanza, habilidades, infraestructuras y empresas.
La importancia de la distribución en este plan es clave no solo porque el sector del comercio es el principal motor de empleo privado en la Unión Europea, con 26 millones de empleos directos y un 10% del PIB, sino también por el impacto que ésta tiene en los consumidores. La transformación digital del comercio –concretamente de la distribución alimentaria– se ha acelerado durante la pandemia y esta evolución deberá contribuir a incrementar la competencia en los diferentes modelos de negocio y a generar más oferta y más transparencia en beneficio de los consumidores.
El comercio electrónico es la parte más visible de la llegada de la industria 4.0 en la distribución. El dictamen del Comité Económico y Social Europeo “Oportunidades para la transformación digital de las empresas de distribución y ventajas para los consumidores europeos” apunta que dos terceras partes de la distribución comercial no tenía actividad en Internet ante la pandemia Covid-19. El desarrollo del comercio electrónico se ha visto claramente acelerado por la crisis sanitaria y esto significa, entre otras cosas, que desde las instituciones y de las empresas se debe trabajar más intensamente para proteger mejor a los consumidores y sus derechos en la compra online. Además, es preciso establecer un marco sólido de transparencia y protección de datos, que es lo busca la llamada Digital Services Act.
Más allá del consumidor, el auge del comercio electrónico es también una oportunidad para impulsar la innovación, el crecimiento del comercio y la competitividad de las empresas de distribución. En este sentido, la necesidad de establecer un marco que garantice las mismas reglas que permitan competir en igualdad a todos los operadores es imprescindible, como demanda el dictamen del CESE antes citado.
Desde la distribución alimentaria se aspira a que todos estos retos respondan también a un modelo que introduzca la triple sostenibilidad –social, económica y medioambiental– como única manera de asegurar un crecimiento equilibrado en beneficio del consumidor.
La necesidad de una política digital sólida y ambiciosa aparece también recogida en el Pacto Europeo por el Comercio –una declaración emitida por los interlocutores sociales del retail para ayudar al sector a mejorar su resiliencia–. Para ello, es fundamental incidir en otro de los puntos cardinales de la “brújula digital”: las medidas de apoyo al empleo y las competencias profesionales a través de la mejora de la formación profesional orientada, por una parte, a la digitalización y, por otra, a las habilidades concretas que necesita el comercio. La formación en digitalización es, también, un capítulo importante del Pact for Skills que está poniendo en marcha la Comisión Europea.
Pero si el comercio electrónico es la parte más visible de la transformación digital del retail, es también solo la punta del iceberg. La digitalización de las operaciones logísticas, cada vez más automatizadas, aplica las tecnologías de la Internet de las Cosas, la inteligencia artificial y el blockchain de una manera muy novedosa desde hace tiempo. Los grandes avances tecnológicos en cuanto a gestión de surtido –importantísimo en el caso de la distribución alimentaria para luchar contra el desperdicio alimentario–, trazabilidad –con grandes implicaciones en materia de seguridad alimentaria–, organización de plataformas logísticas y optimización de flotas incide directamente en otro de los grandes ejes estratégicos de la Unión Europea, que es el Gran Pacto Verde.
Así lo reconoce también el CESE, que en su dictamen destaca que la digitalización del comercio se está produciendo en paralelo con la transición ecológica y reconoce el papel del retail al anticipar e impulsar la demanda de productos y envases más sostenibles, reciclables o reutilizables, además de reducir las emisiones de CO2 en sus actividades y cadenas de suministro. Además, se subraya que la distribución contribuye a la recogida y reciclaje de residuos a través de los sistemas de responsabilidad ampliada del productor (RAP).
Por último, cabe recordar que la alimentación es uno de los 14 ecosistemas estratégicos para la recuperación económica de Europa. Su importancia para la economía, para la sociedad y para el medioambiente hacen que este sector esté en el centro de las políticas más importantes que definen el futuro inmediato de Europa. La influencia de la distribución alimentaria en algunos de los grandes retos de los europeos, como son la digitalización y la descarbonización, es muy importante y debe ser reconocida como tal. Por ello, ahora más que nunca, hay que afirmar con rotundidad la reiterada petición de que este sector debe ser considerado esencial por las leyes para tener un respaldo jurídico suficiente con el que hacer frente a los retos que nos depare en el futuro.