BioProcesia (https://bioprocesia.com) es una empresa fundada por Guiomar Sánchez en Cartagena (Murcia) que convierte subproductos de la industria alimentaria en proteínas de alto valor nutricional para consumo animal. Su propósito es “contribuir a diseñar una cadena alimentaria más circular y justa”, de manera que crea “un producto rico en proteína y aminoácidos esenciales, de producción estable y con un menor impacto en el medio ambiente”.
Guiomar Sánchez cuenta con un doctorado en Biotecnología industrial y nos cuenta que su vocación científica le viene desde la infancia: “Todo lo que siempre ‘quise ser de mayor’ estaba relacionado con la investigación. La biología me terminó de convencer, sobre todo el mundo de lo que no se ve: la biología molecular, la microbiología, etc.”.
En cuanto a la decisión de crear BioProcesia, señala que “emprender un proyecto que aportara soluciones a grandes retos de la sociedad rondaba mi cabeza y la de mi socio y co-fundador desde hacía tiempo”. Fue en la baja de maternidad de su tercera hija, hace un año, cuando tomó la decisión de dejar su anterior trabajo y lanzarse con BioProcesia. “En ese momento estaba convencida de que podía aportar más creando mi propio proyecto”, agrega.
En este año de andadura han logrado, “partiendo de la nada”, como resalta Sánchez, tener un primer prototipo de su producto y convencer a partners estratégicos para comenzar el escalado de su producción. “En este periodo hemos podido hablar con muchas empresas de ganadería y formuladores de pienso que nos han transmitido qué les preocupa y qué necesidades tienen”.
“En BioProcesia utilizamos una tecnología de fermentación microbiana con la que revalorizamos subproductos de la industria agroalimentaria y los convertimos en un ingrediente de alto valor en proteína para la formulación de piensos. Este es un proceso natural (y que lleva utilizándose miles de años, por ejemplo en la producción de la cerveza) en el que nuestros microorganismos se multiplican utilizando los nutrientes que quedan en estos subproductos y convirtiéndolos de forma muy eficaz en proteína. El resultado es un nuevo ingrediente natural y de alto valor nutricional, pero que además tiene un impacto mucho menor sobre el medio ambiente al producirse en un reactor”, destaca.
Respecto a los subproductos que revalorizan, nos explica su procedencia: “Comenzamos nuestra andadura con la ayuda de APOEXPA (Asociación de Productores – Exportadores de Frutas, Uva de Mesa y Otros Productos Agrarios), que representan a un sector que encuentra un gran problema en la gestión de toneladas de destríos de frutas que se producen en cada cosecha (una media del 7% del total de la cosecha no es comercializable). Ellos nos suministraron productos para las primeras pruebas de concepto”.
Este trabajo se ha visto reconocido, puesto que Guiomar Sánchez resultó ganadora del programa Empowering Women in Agrifood (EWA) en España, iniciativa de EIT Food que impulsa el emprendimiento femenino en un ámbito donde está infrarrepresentado, sobre todo en puestos de toma de decisiones. Las diez mujeres finalistas compitieron después de un proceso de seis meses en el que recibieron mentorización por parte de profesionales del sector y un acompañamiento para acceder al mercado con sus nuevos negocios.
“El programa EWA nos ha ayudado a crecer, por la formación y mentorización que hemos recibido, por la oportunidad de conectar y conocer a agentes de la cadena de valor agroalimentaria y por la comunidad que se ha creado. Ganar el premio, además, nos dará un empujón en nuestro plan de desarrollo”, asegura Guiomar.
En este sentido, nos cuenta que para los próximos años su foco está puesto en “conseguir un producto que cumpla con todos los requisitos para entrar en mercado y que podamos producir a una escala suficiente para hacer las primeras pruebas en animales. A partir de allí el escalado de la producción será nuestra prioridad”.
Para la responsable de BioProcesia, la presencia de las mujeres en el sector agroalimentario todavía tiene mucho margen de mejora: “Creo que las mujeres tienen mucho que decir y hacer en este sector, aunque desafortunadamente las estadísticas todavía son muy malas. Pero hay mucho talento ahí fuera, muchas ganas de aportar, proyectos maravillosos que buscan mejorar nuestro planeta, nuestra sociedad. Para que tengamos más presencia, hay que seguir impulsando, apoyando y visibilizando a las mujeres del sistema agroalimentario".
En el caso de la investigación, no tiene dudas de que el futuro pasa por aumentar la inversión: “En España estamos muy atrás en la generación de puestos de trabajo de investigación bien remunerados y estables, tanto a nivel académico, donde la estabilización es muy complicada, como en el sector privado, donde se debe apostar más por la contratación de doctores. Los investigadores también tenemos trabajo pendiente. Tenemos que acercarnos a la empresa privada. Pensar más en innovación y en cómo generar impacto real, comercializable a través de nuestra investigación. En esto también nos alejamos de otros países”.