Ángel Sánchez Sanz, presidente de AEPNAA

Ángel Sánchez: "La necesidad vital de una mayor concienciación del sector alimentario hacia el mundo de las alergias"

Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex (AEPNAA)

25 de julio, 2021

Evitar los alimentos desencadenantes es fundamental para el manejo de la alergia, pero el consumo involuntario es común, causando reacciones


Ángel Sánchez Sanz, presidente de AEPNAA (Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex)

 

Alrededor de 20 millones de europeos sufren reacciones alérgicas a los alimentos, de los cuales 3,5 millones son menores de 25 años. Durante la última década, el número de niños menores de cinco años con alergias se ha duplicado y se han multiplicado por siete las visitas a los servicios de urgencias por anafilaxia, la forma más grave y potencialmente mortal de una reacción alérgica.

Evitar los alimentos desencadenantes es fundamental para el manejo de la alergia, pero el consumo involuntario es común, causando frecuentemente reacciones. Los ocho alimentos que más alergias provocan, especialmente entre los niños, son la leche de vaca, el huevo, el trigo, la soja, el cacahuete, los frutos secos, el pescado y los mariscos. Si bien los niños a menudo superan la alergia a la leche y al huevo, las alergias al cacahuete, los frutos secos, el sésamo, el pescado y los mariscos suelen durar toda la vida.

Para las personas con alergias alimentarias y sus familias la elección de alimentos es una cuestión vital. Sin una cura para la alergia, evitar el alérgeno es esencial para mantener a salvo a quienes la padecen. Si bien la persona en riesgo o sus cuidadores son responsables de controlar su alergia alimentaria, a menudo también necesitamos confiar en los demás. Esto incluye a los centros educativos, la industria alimentaria y los establecimientos de hostelería.

El Reglamento Europeo 1169/2011, sobre información alimentaria facilitada al consumidor, establece que los productores y explotadores de empresas alimentarias (tanto de alimentos envasados como no envasados) deben proporcionar información a los consumidores sobre 14 sustancias que causan alergias e intolerancias. Su uso como ingredientes o coadyuvantes tecnológicos en alimentos y bebidas debe declararse en la etiqueta o ponerse a disposición del consumidor para que pueda tomar decisiones alimentarias seguras e informadas.

A pesar de ello, en 2019 el Sistema de Alertas Rápidas de la Unión Europea (RASFF) notificó 194 alertas por presencia no declarada de alérgenos, un 30% más que en 2018.

 

Etiquetado preventivo

Junto a la lista de ingredientes nos encontramos el etiquetado preventivo de alérgenos (PAL) con una advertencia de "puede contener", aunque en la realidad el producto pueda contener o no ese alérgeno o, incluso, contener otros que no se citan. A pesar de la proliferación del PAL, su uso (o la ausencia del mismo) no está claro debido a su carácter voluntario, la falta de desarrollo normativo previsto en el reglamento europeo y la escasez de información sobre las medidas de control en las empresas.

Por tanto, los consumidores con alergias alimentarias no pueden saber si esa declaración corresponde o no a los resultados de un análisis de riesgos, o qué significa realmente su ausencia, lo que induce a no adquirir esos productos, limitando su capacidad de elección y la variedad de la dieta.

Las personas con alergias alimentarias evitan aquellos productos o servicios que les provocan ansiedad, estrés y dañan su calidad de vida. La Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex, AEPNAA, lleva 25 años trabajando con el sector alimentario, el comercio, la hostelería y la restauración colectiva, para que conozcan la realidad cotidiana de las personas con alergia a los alimentos, y conseguir sensibilizarles sobre la necesidad de proporcionar alimentos sanos y seguros para ellas.

Sabemos que el “riesgo cero” no existe y para AEPNAA es de la máxima importancia que las administraciones públicas, los operadores económicos y la sociedad en general conozcan las circunstancias y las necesidades de los alérgicos a los alimentos, para que puedan adoptar las medidas necesarias con objeto de garantizar su seguridad y mejorar su calidad de vida.


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